Foto: ONG Manos Unidas.
Mantener la economía protegida frena el desarrollo de nuestras costas, donde deberían establecerse las empresas exportadoras en un modelo económico orientado a mercados externos.
Un elemento olvidado en las desigualdades en el ingreso es el lugar de nacimiento. Nuestro país posee una alta y persistente desigualdad en el ingreso de sus regiones, lo cual implica que nacer en un territorio rezagado limita las posibilidades de movilidad social. Definir unas estrategias orientadas a cerrar las brechas de desarrollo regional puede tener un impacto en reducir la alta desigualdad actual.
Las desigualdades regionales pueden medirse con indicadores económicos y sociales. El PIB por habitante de los departamentos y Bogotá tienen grandes diferencias entre ellos. Por ejemplo, el PIB per cápita de la capital del país es 5,8 veces el observado en Vichada en 2023. De las 33 entidades territoriales incluidas en las cuentas departamentales, 8 poseen un PIB per cápita por encima del promedio nacional y 25 están por debajo de este indicador. En los departamentos con un PIB per cápita inferior al promedio nacional viven cerca de 27 millones de habitantes, más de la mitad de la población del país.
Esta desigualdad regional ha sido persistente. En el periodo 2005-2023, Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca concentraron la mitad del PIB nacional y en ellos residían solo el 35% de los colombianos. La concentración de la actividad económica es fruto, en gran parte, del modelo económico orientado al mercado doméstico, lo cual ha favorecido el establecimiento del aparato productivo en el área andina, muy cerca de la demanda con mayor ingreso. Mantener la economía protegida frena el desarrollo de nuestras costas, donde deberían establecerse las empresas exportadoras en un modelo económico orientado a mercados externos.
En 2023, el 67.7 % de los residentes en Chocó y el 65.3 % de La Guajira se encontraban en condiciones de pobreza monetaria. Un valor muy superior al registrado en los dos departamentos con mejores resultados: Cundinamarca (21.5 %) y Caldas (22.3%).
Como era de esperarse, las condiciones de calidad de vida en los departamentos rezagados no son las mejores. La pobreza monetaria es mayor que en las regiones con mejor desempeño económico. Es así como, en 2023, el 67,7% de los residentes en Chocó y el 65,3% de La Guajira se encontraban en condiciones de pobreza monetaria. Un valor muy superior al registrado en los dos departamentos con mejores resultados: Cundinamarca (21,5%) y Caldas (22,3%).
Disminuir las desigualdades en Colombia requiere cerrar las brechas regionales. Tal vez dos estrategias que podrían priorizarse en esta materia son: (i) enfocar un modelo de desarrollo con mayor orientación al comercio exterior diversificado y (ii) reducir las diferencias regionales en capital humano.
En la primera estrategia, hay una gran oportunidad con la actual crisis en las cadenas de valor global, ya que algunas economías desarrolladas buscan una mayor oferta de producto desde países cercanos. Aprovechar esta oportunidad implica crear un entorno atractivo para la localización de nuevas empresas en nuestras costas. Por su parte, para el cierre de brechas en capital humano, es fundamental invertir en educación en las regiones rezagadas para mejorar la calidad del recurso humano.
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Jaime Bonet
Economista de la Universidad de los Andes con una maestría en Economía y un doctorado en Planeación Regional de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Desde 2013 se desempeña como gerente de la sucursal de Cartagena del Banco de la República, en donde ejerce como director del Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER).