
La presencia del ELN en Venezuela y la relativa facilidad con la que este grupo guerrillero permea la frontera con Colombia son factores que ponen en jaque la seguridad nacional. Foto: Raul Arboleda/AFP
La crisis humanitaria del Catatumbo es otro grave síntoma de la presencia del ELN y otros grupos armados en el vecino país, una realidad en ocasiones desestimada que altera la paz de nuestras fronteras nacionales.
La reciente catástrofe humanitaria que vive el Catatumbo por cuenta de una escalada militar/criminal del ELN en esa región de Norte de Santander y que tuvo como objetivos la homogeneización política del territorio y el desmantelamiento del frente 33 del Embf nuevamente pone sobre la mesa una aplazada e incómoda discusión sobre el rol de Venezuela en la continuidad de ciclos violentos en Colombia. En otras palabras, Venezuela es el elefante blanco en la habitación que infructuosamente tratamos de ignorar cuando hablamos de la seguridad nacional colombiana.
Chávez con las Farc-EP y Maduro con el ELN
La crisis política, institucional y económica que desde hace años vive Venezuela se ha convertido en un factor de persistencia de ciclos violentos en varias regiones colombianas, ya que por distintos motivos el ELN y la Segunda Marquetalia, han encontrado en el vecino país un santuario estratégico. Allí, no solo tienen acceso a rentas ilegales y protección institucional, sino que además han establecido sus comandancias estratégicas y desde ese país coordinan incursiones y acciones en suelo colombiano, como sucede en los departamentos de Arauca, Vichada, Norte de Santander, La Guajira y el Cesar.
Es importante tener en cuenta que, en el pasado reciente, Hugo Chávez asumió una actitud de neutralidad frente al conflicto armado colombiano. Lo que implicó que principalmente, frente a las entonces Farc-EP, su gobierno fuera permisivo con la presencia guerrillera en suelo venezolano. En paralelo, en Colombia el expresidente Álvaro Uribe formulaba e implementaba su estrategia de seguridad y defensa democrática, que obligó a los grupos guerrilleros a replegarse a las periferias de las áreas en las que hacían presencia activa, muchas de ellas ubicadas en las zonas de fronteras con Ecuador, Panamá y Venezuela.
A diferencia de las entonces Farc-EP, durante la administración Chávez la situación del ELN en Venezuela, se caracterizó por un alto grado de incertidumbre, ya que en el año 2002 las autoridades venezolanas capturaron en su territorio y entregaron al gobierno colombiano a varios mandos del ELN, entre los que se destacan los casos de José María Ballestas, quien piloteó y aterrizó un avión Fokker de la aerolínea Avianca en el Sur de Bolívar, que había sido secuestrado el 12 de abril de 1999 con 56 pasajeros a bordo. Igual suerte corrieron al ser capturados en Venezuela en los años 2009 y 2010, respectivamente, “Darwin” y “Tulio”, quienes eran comandantes de la dirección del Frente de Guerra Norte.
Guerrilleros en Colombia y paramilitares en Venezuela
Según Aponte, Trejos y Larrat, la situación del ELN en Venezuela cambió significativamente durante los años 2012-2016, en el contexto de la negociación de fin de conflicto con las antiguas Farc-EP y la muerte de Hugo Chávez. Es en este periodo, se encuentra el origen de una relación estratégica motivada entre otras razones por la creciente debilidad institucional del Estado venezolano y una organización armada colombiana con afinidad ideológica y estructuras armadas como los Frentes de Guerra Oriental y Nororiental con amplia experiencia en el control de territorios fronterizos. Esto, en la práctica, convirtió al ELN en un elemento militar importante del dispositivo de seguridad y defensa de la Revolución Bolivariana, y además le permitía fungir como una autoridad regulatoria en la frontera binacional con tres misiones: 1. Ordenar y administrar esos territorios. 2. Regular las actividades económicas legales e ilegales. 3. Construir un santuario estratégico en el cual podían no solo acumular recursos humanos y materiales sino también ubicar a sus comandantes más estratégicos, “Antonio García” en Táchira y Zulia y “Pablito Arauca” en Apure. Es importante destacar que en menor medida algo similar sucedió con la Segunda Marquetalia, conformada por un grupo de mandos y combatientes rearmados de las antiguas Farc-EP. Esta situación particular les ha conferido a esos grupos armados un carácter hibrido, ya que mientras en Colombia son grupos insurgentes que se enfrentan al Estado, en Venezuela se comportan como organizaciones de tipo paramilitar que apoyan política y militarmente al gobierno.
El proceso de consolidación y crecimiento de su presencia en Venezuela se incrementa durante el gobierno de Iván Duque (2018-2022), quien lideró “el cerco diplomático” que fue una campaña internacional que promovió junto a otros gobiernos de la región en contra de Nicolás Maduro, con el fin de profundizar su aislamiento internacional y presionar su salida del gobierno.

El proceso de expansión del ELN en territorio venezolano es tal, que en el vecino país ya hace las veces de un «paraestado». Gráfico: Insightcrime.org.
El ELN es en un elemento militar importante del dispositivo de seguridad y defensa de la Revolución Bolivariana, y además funge como una autoridad regulatoria en la frontera binacional.
¿Y en el Caribe?
En la actualidad, el Frente de Guerra Norte del ELN “José Manuel Martínez Quiroz” tiene su base operaciones en el Estado Zulia (Venezuela) y desde ese territorio sus unidades incursionan en las áreas rurales de los municipios fronterizos de los departamentos del Cesar y La Guajira. Esto quedó evidenciado durante el secuestro de Luis Manuel Díaz, padre del Futbolista Luis Díaz, ocurrido en octubre de 2023 en el municipio de Barrancas, La Guajira. En este caso, el ELN no logró que se pagara por su liberación, ya que las unidades que lo tenían secuestrado no pudieron romper el cerco que las autoridades colombianas tendieron sobre las partes altas de la Serranía del Perijá, impidiendo el traslado del secuestrado hasta Venezuela, donde pensaban tenerlo cautivo mientras negociaban su liberación. Ante la presión armada de la Fuerza Pública, el ELN lo libera previo retiro del operativo militar con el fin de que sus unidades pudieran regresar al país vecino sin novedades.
Al respecto, este artículo de prensa expone los distintos roles que el Frente de Guerra Norte del ELN ha venido asumiendo en algunos lugares del Estado Zulia (cercanos a la frontera con Colombia):
A modo de conclusión
Las tensiones diplomáticas binacionales y la crisis político-económica que vive Venezuela desde hace años se han convertido en una ventana de oportunidad para los grupos guerrilleros colombianos ya que han podido establecer retaguardias estratégicas y construir gobernanzas armadas en ese lado de la frontera. Si bien esta situación se presenta desde las administraciones del fallecido Hugo Chávez, el ascenso de Nicolás Maduro, el desmonte progresivo de la democracia venezolana y la radicalización de su autoritarismo han facilitado que un grupo armado como el ELN se convierta en una autoridad local que oferta bienes y servicios públicos y además regula la vida de distintas comunidades en el vecino país. Sin abordar con una estrategia diplomática pragmática el problema Venezuela, cualquier negociación de paz en Colombia puede estar condenada al fracaso.
Luis Fernando Trejos
Profesor en la Universidad del Norte de Barranquilla. Se doctoró en estudios americanos con mención en estudios internacionales en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Sus áreas de interés son negociaciones de paz, conflicto armado y seguridad ciudadana.
Reynell Badillo Sarmiento
Internacionalista de la Universidad del Norte, en Barranquilla. Investigador del Centro de Pensamiento UNCaribe de esa universidad.
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