Por Ana Montoya Caballero.
Un hombre que nunca encajó en los empleos, un negocio que parecía condenado al fracaso y la ironía de hacer dinero no haciendo nada. Así nació Rental Person, el emprendimiento de Shoji Morimoto, un japonés de 40 años que ofrece su compañía a quien la desee a cambio de dinero. Shoji es como un amigo que puedes alquilar para tomar el té o para que te espere al final de una maratón. Parece gracioso, ridículo y hasta tonto; pero detrás del éxito de este negocio se esconde una niebla silenciosa que intoxica a los ciudadanos japoneses.