ajonjoli-campesinos

¿Más Dussel y menos Husserl? El pensamiento del filósofo argentino nacionalizado mexicano invita a la construcción de teorías que tengan en cuenta las realidades sociales latinoamericanas.

El pasado 5 de noviembre falleció en Ciudad de México el filósofo argentino Enrique Dussel. Semblanza de un pensador que nos invitó a descolonizar el pensamiento en Latinoamérica y el Caribe.

Enrique Dussel sobrevivió a un atentado con bomba en 1973, la extrema derecha lo intentó asesinar en su propia casa. En 1975 abandonó su natal Argentina y se radicó en México, allí falleció el pasado cinco de noviembre, en vísperas del Día Internacional de la Filosofía. Dussel dedicó buena parte de su vida a la filosofía en clave latinoamericana. El mendocino no se dejó amedrentar por las muchas amenazas de muerte que recibió desde su juventud. 

Se sabe que se le acusó de “marxista” y de corruptor de los jóvenes. El año del atentado, en medio de gobiernos inestables, emprendió la publicación del libro Para una ética de la liberación latinoamericana, cinco volúmenes que recorrieron –como fantasmas– las facultades de ciencias humanas y las veredas desastradas del Cono Sur. Los libros, luego de ser discutidos y asimilados por académicos y líderes campesinos, darían pie a lo que poco después se articuló como Filosofía de la Liberación.

Esta nueva forma de reflexión abrió un boquete en el pensamiento latinoamericano y del Caribe por el que entraron “Las Epistemologías del Sur” y el “Pensamiento Decolonial”, cuyo núcleo duro es la apuesta por el pensamiento latinoamericano; por construir teorías propias, de acuerdo a nuestras realidades sociales, rebeldes al eurocentrismo. Todo esto para luchar contra la pobreza y el subdesarrollo, para “la liberación de los oprimidos”. A partir de nuestro panorama sociológico, político y económico podemos buscar soluciones a los problemas de la región, sin regirnos por esquemas ideológicos foráneos.  

En 2009 y bajo el sello Siglo XXI Editores, Enrique Dussel, apoyado por otros investigadores, publicó El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” (1300-2000). Este trabajo sin precedentes recoge setecientos años de historia, temas, corrientes de pensamiento y filósofos del “Reino de este mundo”, como diría Alejo Carpentier para referirse a nuestra América Meridional. 

En la página 937 del voluminoso ejemplar hay un capítulo tituladoFilósofos de Colombia”, en este se recoge la vida y obra de buena parte de los pensadores de nuestro país. También aparecen reseñas de las distintas y variadisimas cosmovisiones de nuestros pueblos indígenas que no son difundidas en los libros de historia. 

¿Cómo puede un método filosófico europeo universalizar la diversidad de experiencias que tenemos en América Latina y todo este infinito Caribe?

En cuanto a los filósofos, la lista es larga y va desde los antioqueños Luis López de Mesa (1884-1967) y Fernando González Ochoa (1895-1964), hasta los barranquilleros Luis Eduardo Nieto Arteta (1913-1956) y Julio Enrique Blanco de la Rosa (1890-1986).

El trabajo del argentino (libros, artículos, clases, conferencias), quien podría ser el Carlos Santana de la filosofía latinoamericana –su obra es bastante popular–, reivindica los aportes de esta región al saber filosófico universal; las ideas sesudas que surgen desde los márgenes, desde escuelas de pensamiento nuestras.

Sara Martínez, una joven barranquillera egresada del programa de filosofía de la Universidad del Atlántico, y que ahora estudia un doctorado en la Université Paris 8 –sacando adelante una investigación filosófica que titula Hacia un logos bastardo–, considera que: 

“La necesidad de pensar la filosofía, en general, en América Latina y el Caribe, surge de esas preguntas por la identidad: ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer nuestro lugar y nuestro status en la filosofía? ¿Cuál es el lugar del caribeño en el horizonte del pensamiento? A esas preguntas hay que agregarles el peso de nuestras geografías, del clima, del mar, del río que se sienta sobre esas identidades que se configuran en el Caribe, y que generan formas de articular el pensamiento desde nuestras particularidades, que desembocan en lo universal. Ahí están José Lezama Lima y autoras que desde la literatura le apostaron a esas identidades propias, como Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ella y otras poetas contemporáneas se preguntaban, ¿por qué Barranquilla se define desde los textos de Amira de la Rosa? En esto las formas de hacer pensamiento brotan desde apuestas no rígidas, se baila la palabra, como lo dice Benítez Rojo en La isla que se repite. Las ideas tienen que ver con el calor que nos habita, que dirige el pensamiento hacia otros sentidos y otras inquietudes”.

Más Dussel y menos Husserl: para repensarnos desde Latinoamérica y del Caribe.

En el vasto ir y venir de la filosofía latinoamericana y del Caribe, dos nombres pujan: Enrique Dussel y Edmund Husserl, hombres que surgen de contextos y perspectivas divergentes. Son pensadores gigantes que ofrecen claves valiosas para repensar nuestro devenir desde América Látina. En esta sintonía de pensarnos a nosotros mismos desde nuevas categorías y otras arenas filosóficas, sonaría que más Dussel y menos Husserl es una invitación a ponderar lo uno en detrimento de lo otro, pero no. 

La idea es lograr mirar nuestras raíces y desafiar la hegemonía eurocentrista en las bases más hondas de nuestro pensamiento y lenguaje, que forma y deforma el mundo que habitamos. Más allá de los prejuicios academicistas, de la autoridad científica y sus vacilantes métodos, la Filosofía de la Liberación más que discurso político es el principio de  una larga reflexión.

Enrique Dussel ha sido una voz elocuente a la hora de intentar reconocernos, hizo un llamado a repensar nuestro lugar en la historia de la humanidad. Esta visión nos recuerda que la filosofía debe ser más que un ejercicio abstracto: es un instrumento fundamental para transformar nuestras realidades.

Frente a esto, la fenomenología de Husserl, aunque monumental sin lugar a duda en la historia de la filosofía, a veces parece estar enfocada en exceso en preocupaciones eurocéntricas. Entonces uno se pregunta, ¿cómo puede un método filosófico europeo universalizar la diversidad de experiencias que tenemos en América Latina y todo este infinito Caribe? 

Husserl, aunque contribuye a la comprensión de la conciencia, ¿puede ofrecer una ética que suene al son de las realidades y desafíos específicos de nuestras tierras tropicales? ¿Qué es ser latinioamericano? ¿Qué es ser caribeño?

Querido lector: nuestros contenidos son gratuitos, libres de publicidad y cookies. ¿Te gusta lo que lees? Apoya a Contexto y compártelos en redes sociales.

Leydon Contreras Villadiego

Filósofo de la Universidad del Atlántico y gestor cultural. Ha colaborado para medios locales y nacionales como El Heraldo y revista Huellas de la Universidad del Norte, en El Magazín de El Espectador y la revista Amauta de la Universidad del Atlántico.

 

 

https://pitta-patta.com/