Erradicar el analfabetismo rural y disminuir el desempleo de jóvenes y mujeres son, entre otros, dos de los retos que los gobernantes del departamento del Cesar no deben perder de vista.
El Centro de estudios Socioeconómicos y Regionales –Cesore– propuso un decálogo de inversiones sociales prioritarias y advierte que hay necesidades en este departamento del Caribe colombiano que debieron superarse en el siglo pasado.
Los indicadores del Índice de Pobreza Multidimensional 2019 (IPM) en el que se mide la pobreza en cinco dimensiones diferentes al ingreso: educación, salud, vivienda, niñez y empleo, no dejan bien parado al departamento del Cesar.
Las cifras advierten de una falta de inversión en áreas puntuales para este territorio del Caribe colombiano de más de un millón de habitantes y sugieren varios retos para superar e incorporar en los Planes de Desarrollo a corto, mediano y largo plazo.
El Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales —Cesore— realizó un estudio detallado de estos indicadores, sumado a datos adicionales aportados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas y propuso un decálogo de inversiones sociales prioritarias que se necesitan poner en marcha de manera urgente en el Cesar.
Dichas inversiones, de acuerdo con el Cesore, son una alternativa a las decenas de miles de millones invertidos por los últimos gobernantes en obras que de infraestructura percibida como menos prioritarias, como la construcción de las plazas en Valledupar, Becerril, o El Paso, en las que se destinaron al menos $59 mil millones.
NECESIDADES DEL SIGLO PASADO
El análisis del Cesore advierte que es necesario que se hagan inversiones que respondan a necesidades sentidas que debieron superarse el siglo pasado, como el analfabetismo rural y los servicios sanitarios, que aún son parte de la cotidianidad de los cesarenses.
Fernando Herrera Araújo, director del Centro de Estudios Socioeconómicos Regionales, detalla que en el Cesar en uno de cada cuatro hogares rurales hay por lo menos una persona mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir, lo que va en contra no solo de la dignidad de las personas, sino de la competitividad económica del departamento.
“No se justifica que en pleno siglo XXI tengamos personas mayores analfabetas. Esto va contra la autoestima, la capacidad de aprendizaje y de superación humana”, afirma Herrera, para quien “la agroindustria competitiva debe ser uno de los sectores líderes en la economía poscarbón del Cesar y para eso se requiere un campo educado”.
Otra de las inversiones imperiosas, que corresponden a necesidades del siglo XX, según el Cesore, es la dotación de servicios sanitarios. Las cifras indican que 27 mil hogares, es decir, al menos 93 mil personas, hacen sus necesidades fisiológicas al aire libre.
Para Herrera Araujo, indicadores como estos son “inadmisibles y representan un riesgo para la salud familiar y para la salud pública”.
Asimismo, el experto señala que si se visitan los servicios sanitarios de muchos hogares en barrios marginales de poblaciones del departamentos es evidente la necesidad de que se invierta en conexiones de acueducto y alcantarillado intradomiciliarias.
En este sentido, el Cesore ha hecho la recomendación de realizar un programa masivo e inclusivo con la participación de las comunidades para construir miles de baterías sanitarias, lo que generaría empleo, mejoraría este tipo de servicio e incidiría positivamente en las condiciones de salud de la población más pobre.
Fernando Herrera Araujo, director del Centro de Estudios Socioeconómicos Regionales.
De acuerdo con las cifras del Dane, el 38 % de los jóvenes cesarenses se encuentran desempleados. Al hacer la segmentación por géneros se evidencia que para el segundo trimestre del año el desempleo de los hombres en Valledupar fue del 18,9 %, mientras que el de las mujeres alcanzó el 27,1 %.
EDUCACIÓN PREESCOLAR Y EMBARAZO ADOLESCENTE, EL RETO
La educación preescolar es otro de los puntos a mejorar en el Cesar. El Cesore señala que el 58% de los niños menores de cinco años se queda en casa al cuidado de sus padres o un pariente, en particular los niños de padres de menores ingresos.
Una de las principales inversiones que recomienda priorizar a la administración departamental y nacional es la construcción de muchos más centros especializados, al igual que la dotación de personal profesional que atienda a la niñez del departamento, esto con el fin de mejorar la atención y educación de esta población y permitirles a las madres tener empleo.
La entidad también advierte que una de las problemáticas que enfrenta el Cesar desde hace mucho tiempo es el embarazo adolescente, generando la llamada “trampa de pobreza”.
Las cifras indican que mientras en Europa el promedio de edad de las mujeres al momento de tener el primer hijo es de 31 años y en Bogotá, la capital de Colombia, es de 24 años, en el Cesar el 53 % de todos los nacimientos de 2019 fueron de madres menores de 24 años.
Asimismo el 23 % de los nacimientos en el departamento fueron de madres adolescentes entre los 10 y 19 años y con escaso nivel educativo, lo que se traduce en una dificultad mayor para que estas jóvenes madres accedan al mercado laboral formal con una remuneración atractiva.
El estudio agrega que en el Cesar nacieron 5.292 bebés de madres menores de 19 años, de los cuales 212 fueron madres-niñas entre los 10 y los 14 años. Mientras, en 2018, nacieron 5.150 bebés del mismo grupo de edad de las madres, una muestra de que la tendencia va en aumento.
INTERNET Y EMPLEO, EN NÚMEROS ROJOS
Como el mayor generador de desigualdad social y económica califica el Cesore la brecha digital en el departamento del Cesar. En este territorio solo uno de cada tres hogares cuenta con conexión a internet.
Ante esta realidad, el Cesore ha instado a las autoridades a implementar inversiones que sean sostenibles fiscalmente en el largo plazo para la construcción de más zonas Wi-Fi, teniendo en cuenta que de las 96 que actualmente hay en el departamento ninguna sirve. De igual forma, el centro de estudios ha recomendado a los entes públicos a establecer convenios con operadores privados para garantizar el acceso a internet a muchos hogares vulnerables.
Otro de los puntos del decálogo de inversiones prioritarias es el fortalecimiento de políticas públicas locales para estimular el empleo y el emprendimiento, principalmente en los jóvenes.
De acuerdo con las cifras del Dane, el 38 % de los jóvenes cesarenses se encuentran desempleados. Al hacer la segmentación por géneros se evidencia que para el segundo trimestre del año el desempleo de los hombres en Valledupar fue del 18,9 %, mientras que el de las mujeres alcanzó el 27,1 %.
Además, cifras aportadas por el Cesore señalan que en el 86 % de los hogares hay por lo menos un trabajador informal que no cotiza a pensiones, por lo que se requiere una campaña masiva de afiliación a pensiones en el departamento.
En el Cesar en uno de cada cuatro hogares rurales hay por lo menos una persona mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir, lo que va en contra no solo de la dignidad de las personas, sino de la competitividad económica del departamento.
INFRAESTRUCTURA, LA CLAVE
En el amplio decálogo de inversiones que el Cesore recomienda a los gobernantes del departamento, se encuentra la infraestructura vial. El centro de estudios detalla que en el Cesar hay más de 4.650 kilómetros de vías terciarias, de las cuales el 94 % está en regular o mal estado, según el Instituto Nacional de Vías (Invías), una realidad que, vista desde otra perspectiva, es una oportunidad para generar empleo y reactivar la economía en época de pandemia y crisis económica.
“Creemos en Cesore que para el sector rural se necesitan bienes públicos. Colegios, profesores, dotación, puestos de salud, enfermeras, promotores, médicos y cómo no, vías de penetración en buen estado. Pocas inversiones son más costo-efectiva para el campo que una placa-huella, o soluciones similares o mejores”, señala el decálogo de la entidad.
¿Y DESPUÉS DEL CARBÓN?
Para Fernando Herrera Araujo, director de Cesore, es importante que el departamento del Cesar se prepare para una economía poscarbón, es decir, que las cadenas productivas del territorio se basen en, al menos, cinco áreas tales como el sector agroindustrial, de servicios, de energías alternativas, de economías creativas y el ambiental. “El futuro del departamento del César es prepararse para esta economía después del carbón, aprovechando las riquezas del departamento en diversas áreas”, indica el experto.
Eduardo Patiño M.
Periodista de las secciones Ciudad y País de Contexto.