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Para Alejando Gaviria el momento político de Colombia requiere de líderes liberales que no dividan al país. Foto: La República.

Alejandro Gaviria: “Veo mucha incertidumbre sobre quién pueda ser el próximo Presidente de Colombia”

por | Abr 30, 2024

Por Cristina Said

Política, reformas y las presidenciales de 2026, en una charla con el economista y académico.

En una época de agitación en la política colombiana, se hacen necesarias voces de diferentes orillas del pensamiento que sirvan de punto de referencia y reflexión para entender las diferentes aristas del debate público. El economista y académico Alejandro Gaviria (Santiago de Chile, 1966), exministro de salud y quién más recientemente se desempeñó como Ministro de Educación del actual gobierno, es un participante activo y reflexivo en la esfera política del país cuya voz se alza regularmente para hacer una crítica a políticas que considera contraproducentes para el bienestar de Colombia.

Contexto dialogó con Gaviria, quien compartió sus pensamientos y experiencias sobre su tiempo en el gobierno y su papel actual como observador crítico y proponente de alternativas fundamentadas. Con su característica franqueza, discutió la complejidad de sus decisiones durante su mandato como Ministro de Salud, especialmente en temas controversiales como la suspensión de la aspersión aérea con glifosato, y habló de su lucha contra el cáncer en años anteriores, una realidad que profundizó su entendimiento de la vida y reforzó su resolución de vivir y actuar según sus principios más estimados.

Gaviria adelantó para los lectores de este medio digital la noticia del lanzamiento de su libro Distopías cercanas. 

Cristina Said: Dada tu experiencia, quisiera preguntarte, ¿cómo se vive siendo un duro opositor de tu antiguo jefe? ¿Es algo que se te ha salido de las manos?

Alejandro Gaviria: Sobre ser opositor, debo decir que no fue una decisión fácil. Al principio creí en la posibilidad de un acuerdo nacional, en trabajar juntos a pesar de nuestras diferencias. Sin embargo, el curso que tomaron las cosas mostró que estábamos lejos de ese ideal. Las políticas actuales del gobierno, que considero populistas, me impulsaron a adoptar una postura crítica, no por obsesión, sino por una preocupación genuina por el país. Decidí hablar y actuar, poniendo mi lealtad hacia el país por encima de cualquier otra consideración.

C.S.  Siendo consciente de estos desafíos ¿por qué decides en un momento aceptar el cargo de Ministro de Educación del gobierno Petro?

A.G.: Realmente pensé que podría hacer la diferencia desde dentro. Antes de la elección, cuando vi a figuras como Rudy Hommes y José Antonio Ocampo sumarse, sentí que había una oportunidad real de influir y mitigar los extremos. Estaba claro para mí que no duraría los cuatro años, pero incluso un corto periodo podría ser suficiente para implementar cambios significativos. Sin embargo, pronto fue evidente que mis principios no alineaban con la dirección que estaba tomando el gobierno, lo que me llevó a salir más temprano de lo previsto.

¿Cómo defines tu rol actual?, ¿te consideras exclusivamente un opositor del gobierno?

No me gustaría ser etiquetado solo como un opositor. Mi enfoque está más en ser un crítico constructivo y un ciudadano activo que contribuye al debate público. Sigo preocupado por temas como la salud y la democracia en Colombia y busco influir en estos desde fuera del ámbito gubernamental. También estoy explorando estos temas a través de la escritura, y pronto publicaré un libro, Distopías cercanas, que refleja estas reflexiones.

¿De qué trata tu nuevo libro?

Es un libro, digamos, experimental. Son ensayos ficcionalizados. Alguien podría decir son cuentos, pero yo no quiero llegar hasta allá, sobre el malestar de esta época. Algunos sobre un escenario medio distópico donde se prohíben los viajes en avión trasatlánticos, otros sobre la prohibición de la carne, otros sobre lo que ocurre si alguien inventa un medicamento que nos garantiza alguna forma de inmortalidad. Así, pequeñas reflexiones pero ficcionalizadas sobre esta época de locura, este mundo en el que estamos adentrándonos.

Hablando de tu lucha personal, enfrentaste el cáncer mientras eras Ministro de Salud. ¿Cómo ha impactado esta experiencia en tus decisiones políticas y tu visión de la vida?

El cáncer fue un punto de inflexión para mí. Me enseñó sobre la fragilidad de la vida y reforzó mi deseo de actuar según mis convicciones. Esta experiencia me ha hecho más reflexivo sobre mis elecciones, impulsándome a tomar decisiones que no solo son fieles a mis principios sino también beneficiosas para el bienestar general. Me ha dado una perspectiva más cautelosa y a la vez más decidida sobre cómo enfrentar los dilemas políticos y personales.

No me gustaría ser etiquetado solo como un opositor. Mi enfoque está más en ser un crítico constructivo y un ciudadano activo que contribuye al debate público.

Durante tu gestión como Ministro de Salud se tomó la decisión de suspender la aspersión aérea con glifosato para erradicar cultivos ilícitos. Hoy es de conocimiento público que se han multiplicado por cinco la droga cultivada en Colombia, ¿podrías compartir tu perspectiva sobre esta política y cómo llegaste a esa decisión? 

Esta fue una de las decisiones más complejas y debatidas de mi gestión. La decisión de suspender la aspersión aérea no fue impulsiva, sino que estuvo basada en evidencias y en un compromiso con la salud pública y el respeto por los Derechos Humanos. Recibimos múltiples informes, incluyendo uno de la Organización Mundial de la Salud, que sugerían un vínculo entre el glifosato y ciertos tipos de cáncer, como el linfoma no-Hodgkin. Además, estudios locales mostraron correlaciones entre las aspersiones y problemas de salud en comunidades afectadas, incluyendo incrementos en abortos espontáneos y problemas dermatológicos.

Decidimos que, como país, no podíamos continuar una práctica que potencialmente dañaba la salud de nuestra población. Además, estábamos conscientes de los daños ambientales y sociales que esta práctica había estado causando. En el contexto del proceso de paz y con un enfoque más amplio en los Derechos Humanos y la salud pública, la suspensión buscaba también ser un gesto de buena fe hacia un enfoque más integral y menos militarizado de la problemática de los cultivos ilícitos.

¿Crees que esta decisión tuvo las repercusiones esperadas en términos de política pública y de las relaciones con las comunidades afectadas?  

La decisión ciertamente cambió el diálogo sobre cómo abordar los cultivos ilícitos. Aunque la expansión de estos cultivos no se detuvo y son múltiples los factores que influyen en ello, el enfoque ayudó a mejorar la relación del gobierno con las comunidades rurales. Sin embargo, es claro que no se puede abordar este problema únicamente desde la perspectiva de la erradicación; se requiere un enfoque comprensivo que incluya desarrollo económico, educación y oportunidades legales para estas comunidades. La política de aspersión aérea era solo una parte de un problema mucho más grande y complejo.

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Portada del libro de Gaviria, de próxima aparición en librerías.

No parece haber figuras políticas que hoy generen consenso para un nuevo liderazgo. ¿A quién ves como próximo Presidente de Colombia?

Es difícil saber cómo se van a depurar esos liderazgos de oposición, hay mucha incertidumbre. Yo creo que el próximo presidente lo va a decidir algún evento que todavía no anticipamos y que va a pasar en el año 2026. Si uno quisiera señalar a una persona, la evidente es Claudia López, pero yo creo que todavía falta mucho tiempo por recorrer y probablemente quien veamos hoy en día como perfilado no va a ser el Presidente o la Presidenta de Colombia. Hay muchos matices en la oposición, no sé si esos matices podrán unirse o no. En fin, incertidumbre es la palabra.

¿Crees que finalmente es el momento de que el Centro gobierne en el país?, ¿conservas tus aspiraciones presidenciales? 

Hablar de centro político me parece desgastado en este momento. Yo prefiero hablar de liberalismo, liberalismo que enfatiza el respeto, la tolerancia, el reformismo democrático, la búsqueda de consensos, y que no cree, como cree el Presidente, que generar conflictos de manera permanente en la sociedad conduzca a algo bueno. 

Voy a ser parte de esa historia, el liberalismo puede tener un lugar razonable en la próxima coyuntura política. El mundo y su locura actual, y la polarización, lo ha hecho más improbable, pero yo no pierdo la esperanza. Sobre mi historia en particular, dependerá de cómo sean las circunstancias, lo único que yo sé es que una aventura en solitario no, pero tampoco renuncio completamente a esa ambición.

En estos tiempos de polarización y noticias falsas, ¿qué mensaje le envías a nuestros lectores?

Quisiera decir que la política debe ser un espacio para el diálogo y el consenso, no solo un terreno de confrontación. A pesar de las dificultades y desacuerdos, es crucial mantener un compromiso con los principios y trabajar hacia soluciones que consideren el bienestar de todos los colombianos. Invito a todos a participar activamente en nuestra democracia, a estar informados y a no perder la esperanza en la capacidad de mejorar nuestro país.

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Cristina Said

Periodista, especialista en Desarrollo Organizacional y Procesos Humanos de la Universidad del Norte.

 

 

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