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Para sustituir los rubros de exportaciones que en la actualidad deja el sector minero-energético, el turismo en Colombia tendría que cuadruplicar sus ingresos. Tal reto podría ser una pesada carga para el medio ambiente. Foto: Google.

Sustituir las actividades minero-energéticas extractivas por el turismo suena bien, pero del dicho al hecho hay mucho trecho.

Se ha argumentado que el sector minero-energético extractivo se puede sustituir por el sector turístico. Hay dos dudas que surgen ante la posible sustitución de estos sectores. La primera es si las exportaciones de la actividad turística podrían llegar realmente a alcanzar a las del sector minero-energético y la segunda duda es qué tan amigable con el medio ambiente es el turismo.

No hay duda de que el turismo en Colombia tuvo un buen desempeño antes de la pandemia. De acuerdo con las cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT), la llegada de turistas internacionales al país se duplicó desde 2,3 millones en 2010 hasta 4,1 millones en 2019. Como consecuencia, los ingresos por turismo internacional también aumentaron al pasar de 2.797 a 5.652 millones de dólares en ese periodo.

En 2019, las exportaciones de petróleo ascendieron a cerca de 16.000 millones de dólares y las de carbón a 5.660 millones de dólares. Es decir que, para sustituir estos dos rubros de exportaciones, los ingresos por turismo deberían llegar a 21.660 millones de dólares, es decir debería casi que cuatriplicarse para lograr la sustitución.

Colombia es un jugador pequeño en el turismo mundial. Los 4,1 millones de turistas internacionales que nos visitaron en 2019 representaron solo el 0,28% de los 1.460 millones de turistas mundiales. Los países latinoamericanos no son grandes jugadores en este mercado. Solo México se ubicó entre los diez países con mayor movimiento con 45 millones de turistas, lejos de los 89 millones de Francia, 84 millones de España y 79 millones en Estados Unidos. Partiendo de que México logró exportaciones por 26.000 millones de dólares en 2019, Colombia requería al menos multiplicar por 10 los visitantes externos para sustituir las ventas al exterior de los productos minero-energéticos.

Crecer en la actividad turística exige la generación de una oferta turística adecuada a las condiciones de las ciudades, que no afecte las condiciones de vida de los residentes.

El segundo aspecto de remplazar la industria extractiva por el turismo, con la idea de que este sector es amigable con el medio ambiente no es muy clara. Es conocido, por ejemplo, el daño ambiental que ha ocasionado la explotación de Playa Blanca en Barú. El Centro de Cartagena sufre también la explotación del turismo sin control en el uso del suelo y las actividades económicas en el área. La gentrificación, el turismo sexual, la ocupación de espacio público y la contaminación visual y auditiva no son buenos ejemplos de sostenibilidad.

Crecer en la actividad turística exige la generación de una oferta turística adecuada a las condiciones de las ciudades, que no afecte las condiciones de vida de los residentes. Además, que genere empleo formal con alta productividad que se convierta en motor de cambio social. Esto es posible con las políticas sectoriales adecuadas, de lo contrario podemos sustituir una actividad extractiva por otra igual y con poco impacto en el bienestar de los colombianos.

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Jaime Bonet

Economista de la Universidad de los Andes con una maestría en Economía y un doctorado en Planeación Regional de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Desde 2013 se desempeña como gerente de la sucursal de Cartagena del Banco de la República, en donde ejerce como director del Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER).