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Foto: Xavi Cabrera. Unsplash.

A propósito de los ataques de algunos políticos en campaña al capitalismo y de los comentarios suscitados por el movimiento accionario en las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño, ¿cuáles son los tres tipos de capitalismo en países como Colombia?

Las reflexiones, debates o controversias sobre el capitalismo contemporáneo suelen soslayar –con las ilustres y siempre presentes excepciones– la premisa fundamental de que el capitalismo nunca se ha dejado predicar en singular. Incluso Marx, que propuso una distinción crucial entre mercantilismo y capitalismo, sabía distinguir entre los rasgos de la acumulación originaria y la que se dio en la época industrial; y los marxistas del siglo pasado entendían las diferencias entre trayectorias como la alemana y la inglesa o entre el capital industrial y el financiero. De igual modo, Max Weber estableció la doble tipología de capitalismo legal-racional y capitalismo político.

El reciente libro de Branko Milanovic Capitalismo nada más: el futuro del sistema que domina el mundo (Madrid, Taurus. 2020) trabaja sobre la distinción weberiana para analizar los modelos y características del capitalismo mundial. A principios de siglo, el investigador brasileño Michel Misse se apoyó en Weber para investigar los mercados políticos en su país1. Siguiendo esa estela insinuamos hace algunos años diferentes tipos probables de mercados en países como Colombia2. A propósito de los ataques de algunos políticos al capitalismo y de los variados comentarios que suscitó el movimiento accionario en las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño, quisiera llamar la atención sobre tres tipos de capitalismo colombiano.

El capitalismo legal-racional –“meritocrático liberal”, según Milanovic– se caracteriza por la generación de beneficios mediante medios y dirección privados, trabajo libre y coordinación descentralizada, bajo un marco jurídico específico. El capitalismo político que, según Weber, se orienta a la apropiación de recursos físicos y monetarios mediante asociaciones políticas o el aprovechamiento de una situación de dominación. Weber incluía la apropiación violenta en esa categoría, pero los cambios cualitativos y el peso cuantitativo de formas del capitalismo político, como el estatal (caso chino) o el mafioso (caso ruso) o el clientelismo masivo y corrupto (común en Latinoamérica y África), nos lleva a sugerir un tercer tipo: el capitalismo criminal, definido por la apropiación o generación (coca, minerales preciosos) de rentas y beneficios mediante el uso necesario de la violencia.

El asunto definitivo en cada sociedad es el peso de cada tipo de capitalismo y la preponderancia que alguno pueda alcanzar en la articulación de actividades estratégicas para la supervivencia de la población y la circulación de la riqueza en un territorio.

Las grandes diferencias entre los tres tipos de capitalismo se explican a partir de los tipos de coordinación (mercado, asociación política y grupo criminal), relación con el derecho (legal, legal o ilegal, ilegal y criminal) y, como se indicó en las cursivas, si se trata de producción de bienes y servicios o apropiación de rentas.

No sobra señalar que se trata –como en los estudios de Weber y Milanovic– de tipos ideales. Siempre aparecen combinados en los casos concretos, lo cual refuta la simplicidad de los conformistas que suelen acudir al expediente de que en todas partes hay clientelismo, corrupción, mafias o crimen. El asunto definitivo en cada sociedad es el peso de cada tipo de capitalismo y la preponderancia que alguno pueda alcanzar en la articulación de actividades estratégicas para la supervivencia de la población y la circulación de la riqueza en un territorio.

Otra aclaración importante es que la discusión entre economistas, hegemónicos o alternativos, suele darse de modo exclusivo sobre las características del capitalismo legal-racional. Discusiones centrales sobre la disyuntiva entre maximización de la utilidad (Friedman) o satisfacción preferente (Simon), la relación entre intereses de los accionistas y los de las partes interesadas, los pesos relativos de producción y especulación, y muchas otras, se refieren solo a ese tipo de capitalismo como si fuera el único.

Si uno acepta la tesis de Milanovic de que no existe a la vista una alternativa significativa al capitalismo, no puede, seriamente, aceptar las críticas generales o las condenas al capitalismo; siempre tendría que aclarar ¿cuál capitalismo? Para venir al caso colombiano, no creo que el Grupo Gilinsky represente la misma variante de capitalismo legal-racional que el Grupo Empresarial Antioqueño. O –hablando de política– me parece iluminador que el candidato Gustavo Petro ataque a los capitalistas legal-racionales mientras se alía con los capitalistas políticos.

Más allá de la coyuntura, creo que la discusión conceptual y teórica sobre el tema vale la pena.

1 Michel Misse (2006), Crime e Violência no Brasil contemporáneo: estudios de sociología do crime e da violencia urbana. Rio de Janeiro: Lumen Juris Editora.

2 Jorge Giraldo, Gustavo Duncan y Andrés Rendón (2014), Nuevas modalidades de captación de rentas ilegales en Medellín. Medellín: Universidad EAFIT – Empresa de Seguridad Urbana, Alcaldía de Medellín.

Jorge Giraldo Ramírez

Doctor en Filosofía por la Universidad de Antioquia. Profesor emérito, Universidad Eafit.