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Patio de la casa donde se precipitó el hidroavión Tolima, propiedad de la familia Glen.

Un Junkers F 13 de fabricación alemana cae a tierra y mueren sus seis ocupantes. Consternación en la ciudad por la muerte del empresario y banquero Ernesto Cortissoz. Se esclarecen las causas del fatídico accidente.

Barranquilla, domingo 8 de junio de 1924. El reloj marca las tres de la tarde y a cientos de curiosos que ven fascinados al hidroavión Tolima –un Junkers F 13 perteneciente a la empresa Scadta– surcar el cielo con la gracia de un veloz pelícano metálico, el rostro se les desfigura en un trágico rictus. La aeronave pierde propulsión y cae en picada en el patio de la familia Glen, ubicada en la calle Santander (cl. 40), entre carrera Francisco J. Palacio (cra. 41) y la avenida Veinte de Julio (cra. 43). Mueren sus 6 ocupantes, incluido el pionero de la aviación colombiana y fundador de la Sociedad Colombo -Alemana de Transportes Aéreos, Ernesto Cortissoz.

Entre la conmoción y la confusión, algunos testigos se apresuran a llegar al lugar del siniestro para encontrarse con el retrato humeante de la tragedia. La aeronave de fabricación alemana con número de registro A-16 ha quedado reducida a un esqueleto de aluminio derretido, a duras penas reconocible. El hidroavión había despegado con un loable propósito, lanzar desde el aire miles de volantes en una demostración cívica y de apoyo que buscaba exigirle al Gobierno central –con motivo de la visita a la ciudad del ministro de Obras Públicas, Aquilino Villegas– la aprobación y posterior construcción de las obras de canalización de Bocas de Ceniza, pero nunca regresaría a salvo.

 

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El A-16 Tolima era un monoplano de fabricación alemana diseñado para transportar dos tripulantes y cuatro pasajeros. Ante la escasa existencia de aeródromos en la época se solían acondicionar estas aeronaves con flotadores para que decolaran y aterrizaran en ríos y lagos.

Empresarios y pioneros de la aviación fallecen en el fatídico vuelo

En el accidente perecieron el piloto alemán Helmuth von Krohn; el promotor, presidente y uno de los socios fundadores de la Scadta, Ernesto Cortissoz Álvarez-Correa; el ciudadano alemán Christian Meyer; el mecánico Guillermo Fischer; el joven agente viajero Albretch Nickisch Von Roseneck, y el empleado bancario Fritz Troost, quien por unas cuantas horas fue el único sobreviviente del siniestro.

Algunos testigos se apresuran a llegar al lugar del siniestro para encontrarse con el retrato humeante de la tragedia. La aeronave de fabricación alemana con número de registro A-16 ha quedado reducida a un esqueleto de aluminio derretido, a duras penas reconocible.

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Primera página de la edición del diario “El Tiempo” del lunes 10 de junio de 1924 que registra el siniestro aéreo.

En una carta enviada dos días después al Director del diario El Tiempo, y publicada bajo el título “Un informe oficial de la Scadta sobre el accidente de Barranquilla”, la compañía describía así los datos de los alemanes fallecidos:

Datos biográficos de los alemanes muertos

El aviador von Krohn, que estuvo en la guerra en el frente con su avión, y no recibió herida ninguna, a pesar de los encarnizados combates que libró, fue condecorado tres veces. El aviador deja en Alemania, a su padre, que es coronel del ejército, y a tres hermanos que viven en Hannover. El señor Troost, tenía 25 años, residía en Colombia desde hace cuatro años y medio. Fue durante tres años empleado de Bauer y compañía, los conocidos joyeros de esta ciudad. Desde hace un año trabajaba con el Banco Alemán-antioqueño. El señor Nickisch, era hijo de un honorable comerciante de Hamburgo, con quien trabajó hasta la edad de veinte años, y luego vino a Colombia al de los señores Breuer Möller y compañía, de los cuales era actualmente agente viajero en el interior. Murió a la edad de 28 años.

El afamado piloto von Krohn, veterano de la Primera Guerra Mundial, había llegado a Colombia a comienzos de 1920 para volar los aviones Junkers F 13 que la Scadta había adquirido en Alemania. Para la sociedad barranquillera la pérdida más lamentable era la de Ernesto Cortissoz, judío sefardita, banquero, empresario, y presidente de Scadta desde su fundación el 5 de diciembre de 1919 hasta el día de su muerte en el impresionante accidente.

Pionero de la aviación en Colombia y Latinoamérica, Cortisozz había nacido en Barranquilla el 30 de diciembre de 1884 de la unión de Jacob Cortissoz Jesurum-Pinto y Julia Álvarez-Correa. La familia Cortissoz había emigrado de Curazao hacia Barranquilla en la primera mitad del siglo XIX.

 

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A las víctimas del accidente aéreo se les honró con el apelativo de “Mártires de Bocas de Ceniza”. A la derecha, el empresario y banquero de origen judío sefardí Ernesto Cortissoz. El aeropuerto de Barranquilla lleva su nombre y sus restos descansan en los panteones judíos del Cementerio Universal en esta ciudad.

Un incendio en el aire, la causa del accidente

¿Cuál fue la causa del siniestro del Tolima? Por la informaciones de la época se infirió que el accidente tuvo su origen debido a un incendio a bordo del Junkers F 13. La aeronave, con capacidad para dos tripulantes y cuatro pasajeros, iba cargada con una cantidad indeterminada de volantes que serían arrojados sobre la ciudad. Las colillas encendidas de un cigarrillo fumado por alguno de los pasajeros encendieron los papeles, generando un fuerte incendio en el interior del avión. El pánico y la falta de visibilidad por el humo, sumado a los infructuosos intentos de los pasajeros y la tripulación por sofocar las llamas y mantener el curso del hidroplano llevaron a que el aparato se desplomara ante la mirada atónita de cientos de personas.

Alberto M. Coronado

Periodista y editor cultural. Es Editor general de Contexto.