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Foto: El Universal.

“Sin un mecanismo de gobernabilidad las reformas de Petro se pueden enredar”: Fernando Cepeda Ulloa

por | Mar 28, 2023

Por Antonio Celia Martínez-Aparicio 

Politica, paz, reformas y democracia, en la entrevista de Contexto.

Conversamos con Fernando Cepeda Ulloa, exministro de Gobierno, diplomático, y hombre con amplia experiencia académica, sobre la Paz Total, la necesidad de una reforma política que modifique el sistema electoral colombiano, y su lectura sobre el nuevo gobierno.

Cepeda Ulloa, quien también fue embajador y es doctor en Derecho y Ciencias Políticas, realiza en el siguiente diálogo un análisis sobre la crisis de la democracia liberal y la corrupción en el país.

Antonio Celia Martínez-Aparicio: A siete meses del gobierno de Gustavo Petro, ¿cuáles considera que son los rasgos más distintivos de su mandato?

Fernando Cepeda Ulloa: Pues quienes han estado dentro del gobierno dicen que hay indisciplina, falta de método. Desde afuera el incumplimiento o inasistencia a eventos muy importantes asombra, sobretodo, por lo repetitivo. Privilegia la retórica sobre la realizaciones y parece apenas darse cuenta del papel pasivo de la burocracia. Un fenómeno que López Michelsen describió como la guerrilla de la administración contra el gobierno. Percibo que no logra aprovechar las mejores cualidades de sus ministros y valora poco la experiencia y el conocimiento adquirido por personas o instituciones. Asimismo creo que no considera que la amplia coalición que lo apoya necesita un mecanismo de gobernabilidad democrática que haría muy eficiente su gobierno. Así su agenda de cambio se va enredando. Puede desenredarla pero ya se han pagado costos muy altos que repercuten gravemente en la vida económica.

A.C.M.: La llamada Paz Total es una apuesta difícil. La gente parece mucho más preocupada por el desempleo, la pobreza y la  inseguridad cotidiana que por los diálogos con las guerrillas. ¿Qué nos puede comentar al respecto?

F.C.U.: Parece increíble pero la Paz no ha sido una bandera popular. Han causado tanto sufrimiento y destrucción que la ciudadania la anhela pero no está preparada para aplaudirlos. El M-19 podría ser una especie de excepción, no obstante barbaridades como el asalto al Palacio de Justicia .

¿Cómo explicar la crisis de los partidos políticos y su repercusión en la democracia? No será que el problema está más en la falta de líderes que convenzan y generen la confianza que el ciudadano necesita para creer que sus problemas se pueden resolver?

Desde hace un buen tiempo hay una crisis de la democracia liberal. Son muchas las manifestaciones de esa crisis. Y los partidos políticos no pudieron eludirla, particularmente en regiones como America Latina. La proliferación de partidos ha sido una de las más notorias características de su crisis. En Colombia pasamos de dos partidos con facciones a más de sesenta. Sucesivas reformas no logran  recuperarlos. La equivocada forma de financiamiento de la actividad electoral, el financiamiento ilegal, la inoperancia del Consejo Nacional Electoral han sido un incentivo perverso. Por fortuna nuestra tradición electoral ha preservado el sufragio y la credibilidad en el sistema electoral… ¡pero!…

 

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Para Fernando Cepeda Ulloa la necesidad de una reforma que transforme el sistema electoral colombiano es la base de un profundo cambio en Colombia. Foto: El País.

Parece increíble pero la Paz no ha sido una bandera popular. Han causado tanto sufrimiento y destrucción que la ciudadania la anhela pero no está preparada para aplaudirlos.

Si hubiera que hacer una sola reforma para mejorar la calidad de nuestra democracia, ¿cuál sería?

Buscaría lograr la máxima integridad del sistema electoral colombiano. Conseguiría la asesoría técnica de la politóloga Pippa Norris, que lleva mucho tiempo estudiando el tema y publicando libros al respecto. Si se lograra, ello devolvería la confianza de los colombianos en el proceso político, en sus dirigentes, en las votaciones, en sus resultados, en la financiación limpia de las campañas, de los partidos y de los políticos. Los invitaría a creer en sus instituciones y en las autoridades, a respetar sus decisiones y se sentirían bien representados. Pero eso no ocurrirá  porque esa reforma requeriría la aprobación de la clase politica y esta jamás aprobaría semejante propuesta.

Miremos el desastre que ha generado en Estados Unidos el intento brutal de Trump de manipular el sistema electoral . 

Una respuesta sucinta para una pregunta difícil: ¿por qué los esfuerzos contra la corrupcion han tenido tan poco éxito?

No ha existido una estrategia anticorrupción. Los consejos de los expertos internacionales formaban parte de un recetario que no había funcionado en otras partes. Ya no los convocan. El Banco Mundial invento dogmáticamente una estrategia holística que funcionó menos. Y el principal instrumento, probado en varios países, no se adopta y si se dice que sí se adoptó es una simulación que en ocasiones carece de uno de sus principales elementos, la recompensa apropiada y no mezquina, por ejemplo, o una protección creíble y súper segura de la denuncia y el denunciante. Me refiero al whistleblower, el que delata, grita, relata, cuenta, revela. En Brasil lo llamaron delación premiada y Dilma Roussef decía que era lo que había permitido descubrir la  corrupcion internacional de Odebrecht.

Esas estrategias, aun aceptando que lo fueron, aunque nunca llegaron a eso, no tuvieron plena implementación, menos continuidad de la misma o de sus funcionarios. Fueron realmente ejercicios de simulación.

¿Qué son las élites y qué papel juegan en una sociedad? Se ha vuelto frecuente oír hablar de ellas en tono más bien despectivo.

Me atengo al  concepto inventado por un analista francés que tituló su libro sobre el tema Élites secesionistas. Allí explica lo que se está registrando en muchas naciones. Quienes diríamos que integran la élite, o sea el grupo que por su educacion, experiencia, inclusive en algunos casos tradición familiar, y que han logrado un alto nivel de bienestar, ya no tienen interés por influir en los asuntos vitales de su país, mucho menos en los asuntos políticos que son difíciles y exigen enormes sacrificios personales. Y entonces prefieren separarse de su país. Ya tienen residencia en distintos países, cuentas bancarias, valores financieros significativos y quizá sucursales de algunas de sus empresas. Sus hijos ya estudiaron afuera y cuentan con una red de amistades influyentes, por si los necesitan. Algunos tienen varios pasaportes. Es que el patriotismo parece ser una virtud del pasado y eso vale para miembros de las mas diversas profesiones y actividades.

Las élites existentes y potenciales han venido renunciando a su papel. Y, en algunos casos, gobiernos populistas o autoritarios legitiman su decisión secesionista. 

Por último, ¿cuál debería ser el rol de Colombia en el plano internacional en estos tiempos?

El papel internacional de Colombia excepcionalmente ha sido importante. Lo fue en la creación del Nuevo Orden Internacional. En otros momentos Alfonso López Pumarejo, Alberto Lleras Camargo, Carlos Sanz de Santamaría, Eduardo Zuleta Ángel. Jesús María Yepes, Arturo Gómez Jaramillo, Jorge Cárdenas Gutiérrez, Virgilio Barco y Cesar Gaviria se  comportaron como élites nacionales e internacionales.

La cancillería históricamente no ha sido una de las  mejores de América Latina. Aquí nos inventamos una frase absurda, que había canciller pero no había cancillería. Siempre he sostenido que no hay canciller sin cancillería. Por eso contribuí a la creación del Centro de Estudios Internacionales con Rodrigo Pardo, Juan Tokatlian, Gabriel Silva, Gerhard Drekonja y Bruce Bagley, y a la publicación de los primeros textos y ensayos sobre la politica internacional de Colombia y nos vinculamos activamente al RIAL , Programa de Relaciones Internacionales de America Latina. Todavía falta mucho.

 

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Antonio Celia Martínez-Aparicio

Empresario y expresidente de Promigas, es ingeniero del Instituto Politécnico de Worcester en los Estados Unidos y profesor visitante en práctica del London School of Economics.