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Foto: El Pilón

¿Se acaban las pruebas de Estado como requisito de ingreso a la universidad en Colombia?

por | Abr 15, 2024

Por Julio Antonio Martín Gallego

El cambio en los criterios de admisión a la educación superior en Colombia podría favorecer valores como la justicia y la equidad.

En Colombia desde 1980 el examen de Estado es un requisito básico para acceder a las instituciones de educación superior. De hecho, la mayoría de las universidades han usado este examen como criterio de admisión, así como para otorgar becas o créditos estudiantiles.

Sin embargo, parece que algunas universidades han comenzado a desmarcarse de este criterio de admisión y utilizan otros requisitos, que van desde sus propias pruebas y entrevistas hasta el ingreso directo del estudiante por sus notas, o por la calidad de su colegio.

Este podría ser el preludio de una renovación en las prácticas de admisión a la educación universitaria. Por eso, es razonable preguntarse hacia dónde deben apuntar y qué debe caracterizar a esos nuevos procesos de ingreso a la educación superior.

Conviene recordar que, hasta ahora, en los procesos de admisión a la universidad ha prevalecido un enfoque marcadamente meritocrático que tiene un lado positivo y otro negativo. Y esto porque ha sido pensado para premiar únicamente a los mejores en algo.

En efecto, la meritocracia es un método de selección objetivo e imparcial en el que teóricamente todos tienen las mismas oportunidades en una competencia en la que se recompensa a cada uno según sus méritos, independiente de dónde procede, o quién es. 

Pero la meritocracia es injusta en contextos sociales y educativos desiguales, ya que reproduce las desigualdades. O sea, aquellos que reciben una mala educación están en franca desventaja frente a los que estudian en colegios de calidad superior al promedio. 

Claro, sé que este es un problema que atañe al sistema escolar y se debe resolver allí. Pero también sé que las universidades pueden aportar desde su propia orilla abriendo un poco más las oportunidades de admisión para quienes están en posición de desventaja.

La meritocracia es injusta en contextos sociales y educativos desiguales, ya que reproduce las desigualdades. Aquellos que reciben una mala educación están en franca desventaja frente a los que estudian en colegios de calidad superior al promedio. 

Cuán importante y urgente es buscar la forma de mitigar esas consecuencias negativas, cuán necesario es ampliar las dimensiones y escalas de merecimiento para ofrecer mayores oportunidades a todos los que aspiran a ingresar a la educación superior.

Por tanto, no es exagerado afirmar que, en contextos dispares, las prácticas de admisión a la universidad deben tener como faro a la justicia como equidad. Esto exige enfoques, predictores e instrumentos de selección que respondan a ese principio.

Lógicamente, las pruebas de admisión siguen siendo cruciales para determinar en qué medida el aspirante cumple con los conocimientos y competencias que necesita para cursar una determinada carrera universitaria. Así como para diseñar los programas de nivelación.

Por ese motivo también es importante dilucidar a quién le corresponde realizarlas ¿Qué es mejor?, ¿que las haga el Estado o que las haga la universidad?, pensando sobre todo en el beneficio para los aspirantes y sus consecuencias en el sistema educativo en general.   

Yo me preguntaría: ¿cuál despierta mayor entusiasmo y solidaridad en el estudiantado?, ¿cuál repercute más en la sociedad y en el sistema escolar?, ¿cuál intensifica el compromiso de la escuela dando paso a espacios extracurriculares para preparar al aspirante? 

Lanzo estas preguntas al aire y concluyo estas líneas con una frase del pedagogo y filosofo Rubén Alves, que resume de forma exquisita lo que se ha venido expresando en estas breves líneas: “La tarea del educador moderno no es cortar selvas, sino regar desiertos”.

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Julio Antonio Martín Gallego

Magíster en educación, Especialista en filosofía contemporánea e Ingeniero Mecánico de la Universidad del Norte. Investigador y consultor especializado en procesos de cambio educativo y aprendizaje organizacional.