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Anuncio de los años 40 de los radios marca Philips.

Recuerdos de la vieja radio barranquillera en una breve y graciosa anécdota.

El carro fantasma de Coltejer era un vehículo que recorría ciertos sectores de la ciudad, en horas de la noche, deteniéndose en alguna casa seleccionada al azar. Al tocar la puerta y decir la frase: “Coltejer toca a su puerta”, quien recibía la visita debía responder con el santo y seña, que se difundía por una de las emisoras locales. Esta original forma de hacer publicidad tenía gran acogida, pues quienes atinaban a dar el santo y seña correcto, se hacían merecedores a muy buenos premios.

En esa época este programa, uno de los favoritos, mantenía al oyente pegado al receptor para así conocer el santo y seña. Recordamos muy bien la cuña cantada que utilizaba la empresa, pues adquirió gran popularidad. Decía: “Coltejer es el primer nombre en textiles, y produce para usted mejores driles. Dril Armada dura más, y no se acaba jamás, úselo y verá que sí es superior. La coleta Margarita, de Coltejer la más bonita, y para usted, caballero, el dril Armada es el primero”.

Se popularizó de tal manera, que decir: “¿Conoces el santo y seña?” era común en cualquier conversación entre amigos. Fue así como en una ocasión, estando una señorita en posición de agachada, un joven, ante tan imponente espectáculo, le dio un par de palmadas en aquellas partes, diciéndole: “Coltejer toca a su puerta”. La reacción de la muchacha no se dejó esperar, y propinándole una fuerte cachetada, le dijo iracunda: “¡Atrevido… vaya a tocar a su madre!”. El joven, medio aturdido, le reviró diciendo: “Lo lamento, ha perdido usted el premio, ¡ese no es el santo y seña!”.

*Columna publicada en el diario El Heraldo el 1ro de junio de 2018 

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Antonio Celia Cozzarelli (1932 – 2018)

Administrador de Empresas en la universidad de Columbia de Nueva York, fue empresario y columnista de El Heraldo; Gerente-propietario de la Fábrica de Calzado Trevi Ltda, Presidente de la junta directiva del Country Club de Barranquilla (1984 a 1988), Presidente de la junta asesora del Asilo San Antonio y miembro de la junta consultiva del Banco de la República, entre otros. Sus columnas para el diario barranquillero fueron recogidas en el libro El placer de recordar, publicado en 2012.

 

 

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