Richie y Bobby, los Reyes de la salsa.
Narrada por sus testigos, crónica musical de la primera visita a Colombia del dúo salsero contenida en el libro “Richie y Bobby en el corazón de Barranquilla”, del periodista y melómano Fausto Pérez Villarreal, que será presentado en el Carnaval de las Artes.
Richie Ray y Bobby Cruz debutaron de manera oficial en Colombia y América del Sur el 24 de febrero de 1968, sábado de Carnaval, en un templete que la Pepsi Cola montó en Murillo (calle 45) con Progreso (carrera 41), en El Parque de los Locutores, donde hoy existe un monumento a Los Enamorados. Fue una presentación multitudinaria, apoteósica, llena de goce y de mucho entusiasmo que se inició después de las cuatro de la tarde. Sin exagerar, habían más de 10 000 personas. Los periódicos anunciaron los horarios y los lugares de la presentación. En ese primer show, Bobby nos dio un ingrediente adicional: le quitó las baquetas a José Cándido Rodríguez para “darle al timbal”.
La imborrable imagen del ‘cara de palo’
A pesar de ser un menor de edad en aquel entonces, el hoy consagrado periodista y cineasta Heriberto Fiorillo se las ingenió para degustar de ese manjar nutrido de música en el Parque de los locutores.
Fiori, que conserva una fotografía de aquella primera visita de los reyes de la salsa a Barranquilla, ha aseverado en reiteradas ocasiones que uno de sus proyectos aplazados es escribir un cuento sobre Richie y Bobby en el Carnaval de 1968. Estas son sus evocaciones:
“Ricardo Ray y Bobby Cruz se hospedaron en el Hotel Victoria, entonces ‘el mejor del centro de la ciudad’, como se promocionaba ese hotel que mi padre administraba. En ese entonces yo iba a estudiar al restaurante del hotel con mis mejores amigos del colegio: Armando Rincón y Alex Riveira, con quienes editábamos Antorcha Juvenil, un cadapodario que circulaba, para gloria nuestra, en el Colegio San José, donde cursamos el bachillerato. Ellos, Richie y Bobby eran muy jóvenes. Nosotros, apenas unos niños de 14 años. Pero eran nuestros ídolos.
Recuerdo que escribimos y editamos la entrevista que les hicimos a Richie y Bobby, pero he olvidado lo que les preguntamos, lo que nos respondieron y si fue publicada en otro impreso porque nunca pudimos conseguir los recursos para hacerlo, como sí pudimos escribir, editar y publicar las entrevistas que les hicimos a Othon Valentin y a otras dos estrellas brasileras del Junior como Escurinho y D’Acunha. Emocionados con la presencia de Richie Ray y Bobby Cruz en Barranquilla, fuimos a verlos tocar y cantar al parque Elías Pellet Buitrago de la calle Murillo con Progreso. Recuerdo que, en medio de la muchedumbre, Richie se ponía de pie para tocar sus solos de piano o estimular a sus trompetistas y bueno, me sorprendió que Bobby cantara como canta siempre, con ‘cara de palo’ y casi estático, sin moverse mucho. Los dos también se presentaron al día siguiente en El Manara, un café bar amplísimo de la calle 72 entre las carreras 49 y 50, pero no recuerdo por qué no pude ir a este. Quizás porque no tenía billete”.
Enriquecedoras vivencias en El Manara
Al día siguiente, domingo de Carnaval, de acuerdo con Efraín Peñate, y como está registrado en los anuncios de la prensa de la época, la presentación tuvo lugar en el estadero El Manara, en la calle 72 entre las carreras 49 y 50. Para tal efecto, la calle 72 se cerró a fin de que la gente pudiera apreciar mejor el show. Por primera y única vez, el pianista y el cantante subieron al escenario ataviados con saco y corbata. Llamó la atención el hecho de que la mayor parte del tiempo Bobby tenía asido el micrófono con su mano derecha mientras que con la izquierda agarraba la manga derecha de la chaqueta.
El experimentado radioperiodista Erasmo Padilla, hoy residente en Miami, siendo un adolescente se gozó la segunda muestra en escena de Richie Ray and Bobby Cruz en ese Carnaval de 1968 en el Salón Manara:
“A mí me tocó el sitio más cerca de mi casa: la heladería El Manara. Me vi precisado a encaramarme en una paredilla y desde ahí disfruté de un apetecible manjar visual y auditivo que, entre otras cosas, tuvo un retraso por la tardanza de dos integrantes de la agrupación, según algunos curiosos, porque se despistaron por estar fumando marihuana. Recuerdo que a los dos músicos los trajo un Chevrolet de esos antiguos, modelo 55, y casi corriendo, en medio del gentío, entre chiflidos y aplausos, hicieron su ingreso. Con rapidez buscaron sus puestos en el escenario y de una empezaron su accionar. No se me olvida: arrancaron con ‘3 and 1 Mozambique’, uno de los temas que más sonaban en esa época, en el que Richie Ray daba cátedra con el piano”…
En Mozambique, señores, ha llegado el Three and One / Ricardo lo está tocando, vengan todos a gozar…
Dos años antes del Carnaval de 1968, el hoy investigador cultural Édgar Cortés Uparela había ingresado a la facultad de Ingeniería Química de la Universidad del Atlántico, de modo que la llegada de Richie Ray a Barranquilla lo ‘cogió’ en esta ciudad. Estos son sus recuerdos:
“En esa época en Barranquilla reinaba la música tropical, las orquestas venezolanas y Los Corraleros de Majagual. La música de acordeón diferente a la de Aníbal Velásquez, que era más de corte antillano, era la de Alfredo Gutiérrez. El primer tema éxito de un acordeonero tradicional en Barranquilla fue ‘Alicia Adorada’, interpretado por Alejo Durán. Esto lo recuerdo perfectamente. En algún momento esa rutina se rompió y empezó a sonar una música diferente que nos fue absorbiendo: la de Richie Ray. Lo del ‘Jala jala’ fue una locura, aunque ya Richie tenía grabaciones anteriores.
Cuando me enteré de la presencia de Richie en Barranquilla, busqué la manera de ir a verlo en alguna de sus presentaciones gratis, porque no tenía los medios para pagar la entrada a una caseta. Mis recuerdos vagos de hace más de 50 años me cuentan que fue en la calle 72, el domingo de Carnaval, y que pude ver el espectáculo cómodamente. Lo que más me impactó del grupo, en un principio, fue que yo tenía el prejuicio de que solo los negros podían tocar una salsa de ese nivel, así que cuando Bobby Cruz empezó a presentar al mono Russell ‘Skee’, al venezolano Chaparro, al ‘Indio Cherokee’, ‘Doc’ Cheatham, al ‘Conde’, a los hermanos Rodríguez, y a él y a Richie, no salía de mi asombro. Desde esa época he superado varias depresiones con la música de Richie Ray y siempre me causa alborozo cuando la escucho”.
El primer tema éxito de un acordeonero tradicional en Barranquilla fue ‘Alicia Adorada’, interpretado por Alejo Durán. Esto lo recuerdo perfectamente. En algún momento esa rutina se rompió y empezó a sonar una música diferente que nos fue absorbiendo: la de Richie Ray. Lo del ‘Jala Jala’ fue una locura.
A página entera los diarios de la época anunciaban la presencia de Richie Ray y Bobby Cruz en el Carnaval de Barranquilla de 1968. El evento musical fue un hito que amplió el gusto musical de los barranquilleros.
Ese domingo de Carnaval en El Manara –agrega Enrique Gómez, veterano salsómano que también asistió a la segunda presentación de los artistas en esa primera visita a Barranquilla– cantaron en exclusiva un tema recién escrito que anunciaron para su próxima grabación, a efectuarse en la segunda mitad de ese 1968: ‘Música Ye Ye’. Bobby Cruz dijo que lo acababan de componer en el lobby del hotel Victoria, y que esperaban que fuera de nuestro agrado porque lo habían escrito con amor y hacía alusión a una segunda visita a Colombia. La canción fue recibida con entusiasmo por los asistentes”.
Se trataba, en efecto, de una pieza corta de solo 3 minutos y 24 segundos en ritmo moderno, inspirada en la gran acogida que nuestro país les había dado. A cuatro manos, Richie Ray y Bobby Cruz la compusieron en una de las habitaciones del hotel Victoria, en la calle 35 entre 20 de Julio y Cuartel, donde estaban alojados. Formaría parte del disco de larga duración ‘Ricardo Ray… Jala Jala Boogaloo Volume II’, que incluiría ‘Tin Marín’, ‘Mr. Trumpet Man’, ‘Que se rían’ y cuatro canciones más.
Oye Colombia, ahí viene Richie Ray, con su música Ye ye / Música Ye ye, Música Ye ye, Música Ye ye / para que gocen / Música Ye ye / los colombianos / Música Ye ye / con mi música, Ye ye / Música Ye ye…
En 7 Bocas y en la 54 con 54
Para la tercera presentación, el lunes de Carnaval, los artistas actuaron en el sector conocido como 7 Bocas, en la calle 64 con la carrera 41, donde empieza el bulevar del barrio El Recreo. También se abarrotó de gente.
El trirrey vallenato Alfredo Gutiérrez vio un ‘pedacito’ de esa función y su recuerdo es tan contundente como revelador:
“Todos estaban maravillados con las maniobras del trompetista indio, un hombre como de 60 años, y con la digitación de Richie Ray, pero a mí, en verdad, el que más me impresionó fue el bajista, el de la patilla larga. Sin exagerar, me hizo acordar a mi bajista, Cristóbal García, ‘Calilla’, el hombre de la armonía. El formato de la orquesta de Richie Ray era sencillo, tipo Sonora Matancera: piano, dos trompetas, bajo y percusión, pero su sonido era apabullante”.
El cuarto día, martes, el espectáculo se trasladó a la carrera 54, en un amplio solar en el que se jugaba fútbol y béisbol, donde hoy está construido el teatro Amira de la Rosa, exactamente frente a la Piscina Olímpica. Los periódicos lo anunciaron como el Parque 11 de Noviembre, al lado del coliseo cubierto Humberto Perea.
“En esa presentación, en el entierro de Joselito, la tarima se montó cerca a la entrada de la Piscina Olímpica, diagonal al coliseo cubierto Humberto Perea, donde dos semanas atrás Bernardo Caraballo le había dado una tremenda paliza a ‘Mochila’ Herrera, tirándolo tres veces a la lona antes de noquearlo en el cuarto asalto. Yo me vacilé el concierto y gané platica –recuerda Alejandro Márquez, vendedor de raspao–. Esa tarde, Richie Ray vistió una camisa blanca manga corta, y Bobby Cruz una camisa plateada de mangas largas. Ambos tenían pantalones oscuros”.
Richie Ray y Bobby Cruz convocaron un grueso número de espectadores atraídos por su cadenciosa música. Abrieron su accionar con ‘Richie’s Jala Jala’ y el público no dejó de cantar. Luego cantaron ‘Colombia’s boogaloo’, ‘Bomba camará’, ‘Cabo E’ y tres canciones más.
Ese día, motivados por la insistente petición del público, cantaron ‘El seis chorreao’.
¡Ay! lelolaylelolea lolaylolaylelolea / cuando llegue Nochebuena / me voy pa’ casa e’ Ramón / a comer arroz con dulce / y el y el rabito del lechón / y pasteles bien picantes / como los cocina Flor / mucho turrón alicante y un buen palito de ron…
“Fue una locura, pues en pleno martes de Carnaval sonó una canción distintiva de la época navideña –recuerda José De la Hoz, otro de los asistentes–. Eso solo acontece en Barranquilla. Richie Ray y Bobby Cruz resolvieron cantar ese número porque un grupito de personas, ubicado en primera fila, prácticamente montó una ‘llorona’ pidiendo a gritos, en todo momento, que cantaran ‘El seis chorreao’. Incluso hubo un conato de bronca con otras personas. Para calmar la cosa, Bobby, que se dio cuenta de lo que pasaba abajo, dijo: ‘Tranquilos, no a la violencia… cantaremos ‘El seis chorreao’. ¡Que reine la paz!’. Hubo un bache largo de varios minutos. Recuerdo que el animador, Efraín Peñate, aprovechó para preguntar quiénes eran hinchas de Junior, y cuántos querían a Richie Ray. Así se calmó todo. Hasta que Ricardo hundió las manos en su piano agresivo y comenzó a ‘teclear’ ‘El seis chorreao’. No se me olvida que su presentación la cerraron con ‘Richie’s Jala Jala’, el número con que empezaron. Y de nuevo la gente enloqueció. Los bailadores se fajaron en la pista. Yo, en verdad, no bailé. Esta a era lo que se dice hipnotizado viendo cantar a Bobby, y a Richie maniobrar el piano, que entre otras cosas se movía más que Bobby”.
*Asista a la presentación del libro “Richie y Bobby en el corazón de Barranquilla” el próximo sábado 22 de abril a las 3:00 p.m. en la penúltima jornada del XVII Carnaval Internacional de las Artes.
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Fausto Pérez Villarreal
Barranquilla (1965). Comunicador Social-Periodista, profesor de la Universidad Sergio Arboleda sedes Barranquilla y Santa Marta. Dos veces ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. En 2014 fue finalista del Premio Internacional de Puerto Rico, entregado en Madrid.