Foto: Facebook.
Para ambos pensadores, comprometidos con el futuro de la raza humana en nuestro planeta, sin referentes morales universales es imposible lograr la defensa del medio ambiente.
A finales de 2022 fallecieron dos prominentes figuras del pensamiento contemporáneo que realizaron significativos aportes con sus ideas a temas de enorme importancia para el futuro de la humanidad. Estoy hablando del sociólogo y filósofo francés Bruno Latour y el teólogo alemán Joseph Ratzinger.
El primero destacó por su gran producción académica en áreas como la filosofía de la ciencia y la filosofía política y, el segundo, por sus importantes aportes al pensamiento teológico y la doctrina social de la iglesia. Ambos mostraron una genuina preocupación por los problemas del medio ambiente.
De hecho, sus trabajos en este complejo terreno revelan el compromiso que tuvieron con la dignidad humana, la libertad, la justicia y la paz. Naturalmente, cada uno tiene una forma particular de ver al mundo y esto se refleja en sus tesis e ideas centrales. En las que existen múltiples puntos de convergencia.
Por eso no sorprende ver como ambos estaban convencidos de que los valores que privilegia la sociedad moderna inciden directamente en el caótico funcionamiento del ambiente natural, la degradación de la tierra y los eventos catastróficos que golpean a muchos habitantes de nuestro planeta.
Sin embargo, en sus reflexiones también señalan que no es el momento del catastrofismo, pues todavía podemos ecologizar la existencia humana, modificar radicalmente nuestra relación con el entorno y elevar nuestra sensibilidad y compromiso moral hacia los otros: humanos y no humanos.
Ratzinger nos recuerda que los seres humanos formamos parte del ecosistema. Y por lo tanto la primera ecología que se debe respetar y defender es la Ecología Humana, pues sin una férrea defensa de la vida humana no se puede tener una apropiada relación con la naturaleza y las demás criaturas.
Se podría decir que Ratzinger esboza la idea de Ecología Integral como nuevo paradigma de justicia social. Es decir, lo que Ratzinger hace es entrelazar la ecología de la naturaleza con la ecología del ser humano y la ecología social ampliada. Esta idea es desarrollada posteriormente por el Papa Francisco en “Laudato Si”
A su vez Latour señala que todo empieza por reconocer que no vivimos una crisis climática, sino una nueva situación ambiental. Necesitamos que el sujeto tome conciencia del nuevo régimen climático y modifique su concepción de la naturaleza para construir una relación más armónica con ella.
“En sus reflexiones señalan que no es el momento del catastrofismo, pues todavía podemos ecologizar la existencia humana, modificar nuestra relación con el entorno y elevar nuestra sensibilidad y compromiso moral hacia los otros”.
De lo que se trata, pues, es de que los seres humanos reconcilien su identidad, sus modos de vida, saberes, política, tecnología y formas de producción con la naturaleza. Esta evolución de la cultura es un proceso complejo de largo plazo que debe comenzar ya, de la mano de la ciencia y la política ecológica.
En otras palabras, sabemos que por muy sofisticada que sea la concepción de la ecología que acordemos seguir solo podrá funcionar sobre la base de una ética de mínimos. Por eso, Ratzinger y Latour creen que, sin referentes morales universales es imposible lograr la defensa del medio ambiente.
Como se puede apreciar los dos pensadores se sitúan más en la órbita de la Ecofilosofía que de la ecología. Ellos coinciden con Skolimowski en que la ecología no se pude limitar al medio ambiente, ya que, para sanar el planeta, necesitamos sanar nosotros mismos y resonar armónicamente con la naturaleza.
Con toda razón debemos reconocer que, con acentos diversos y con referentes distintos, estos dos intelectuales tienen el mérito de haber contribuido con sus ideas a enriquecer nuestra concepción de la ecología. No queda más que reconocer el gran aporte intelectual que le han dejado a la humanidad.
Nos dejan dos grandes referentes de la Ecofilosofía, que por encima de las sus ideas filosóficas y teológicas fueron capaces de discutir de forma explícita sobre los cimientos de la vida en el planeta.
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Julio Antonio Martín Gallego
Magíster en educación, especialista en filosofía contemporánea e ingeniero mecánico de la Universidad del Norte. Investigador y consultor especializado en procesos de cambio educativo y aprendizaje organizacional.