Rafael Reyes pondría la casa en orden luego de la cruenta guerra de los Mil Días y sería el gestor de modernas reformas de diverso tipo que le allanarían un nuevo camino a la Colombia de principios del siglo XX.
Empresario, aventurero, militar y estadista, Reyes puso orden como presidente a una Colombia derruida luego de la guerra de los Mil Días. Perfil de un político restaurador que dejó grandes avances en materia económica, social y de infraestructura.
Es una paradoja: el abogado, periodista y literato Rafael Núñez, representante de lo que ciertos historiadores han llamado la ciudad letrada, fue quien, en su calidad de presidente de los Estados Unidos de Colombia, incorporó a la vida política al general Rafael Reyes, hasta entonces un empresario, explorador y viajero, así como militar de ocasión, procedente de una modesta familia de origen campesino. Núñez, en efecto, lo designó miembro del Consejo Nacional de Delegatarios que, a partir del 11 de noviembre de 1885, en Bogotá, redactó la que un año después se sancionaría como la Constitución de 1886. De ese modo, a sus 36 años, Reyes, de elevada estatura y un mostacho de impresionantes guías a la usanza de la época, un hombre de acción y ambicioso, acostumbrado a intrépidas travesías por montañas, selvas y ríos caudalosos, inició la carrera pública que lo habría de llevar 19 años después a la jefatura del Estado.
José Gregorio Ambrosio Rafael Reyes Prieto, de cuya muerte se cumplen cien años en este 2021, nació en la vereda de Cuche de Santa Rosa de Viterbo, capital de la provincia de Tundama (hoy territorio del departamento de Boyacá), el 5 de diciembre de 1849. Cursó sus estudios en Santa Rosa de Viterbo, Tunja y Duitama. A los 17 años, viajando a pie y a caballo, se marchó al estado más grande y rico del país por aquella época, el Cauca, y se estableció en Popayán, donde se vinculó a la casa comercial de exportación e importación de propiedad de su hermano medio Elías Reyes, primero como dependiente y después como socio industrial.
Empezó la más fascinante de las facetas de su vida. Durante 10 años, exploró el vasto sur del país, recorriendo machete en mano los Andes y navegando por los ríos Putumayo, Caquetá y Amazonas, hasta llegar incluso al océano Atlántico, en Pará (Brasil). Descubrió densos bosques de quina y de caucho, cuya explotación los hizo a él y a otros empresarios millonarios. Pero múltiples adversidades –un hermano suyo desapareció a manos de una tribu de indios antropófagos– y la caída internacional de los precios de la quina pusieron fin en 1884 a este aventurero período. La compañía Elías Reyes & Hermanos se hundió en la bancarrota.
En 1885, Reyes –que se había casado ocho años atrás en Popayán con Sofía Angulo Lemus, natural de esa ciudad, y con quien tuvo seis hijos– decidió tomar parte en la guerra civil de aquel año, en la que combatió con éxito en las huestes del régimen de la Regeneración de Núñez. Terminado el conflicto con el triunfo del Gobierno, el presidente cartagenero revocó la Constitución de 1863 y convocó a una asamblea constituyente para elaborar una nueva carta magna centralista. Fue entonces cuando llamó a Reyes a hacer parte de ese cuerpo colegiado, en representación del Cauca.
Diez años después, en 1895, el ahora general Reyes tuvo su segunda incursión militar, esta vez con las armas del Gobierno de Miguel Antonio Caro, y en lucha otra vez contra los liberales, que tenían entre sus cabecillas a Rafael Uribe Uribe. El audaz hombre de Santa Rosa de Viterbo volvió a liderar campañas triunfales y en la batalla de Enciso (Santander), el 15 de marzo de 1895, decidió la victoria a favor del Gobierno.
En 1898 murió Sofía Angulo, su esposa. El general tenía 49 años y nunca más se volvió a casar. Su nombre ya sonaba en los corrillos políticos para las elecciones presidenciales de dicho año, pero fue enviado por Caro como ministro plenipotenciario de la Legación de Colombia en París. Permaneció en el exterior durante los tres años que duró la brutal guerra de los Mil Días, a cuyos efectos devastadores se sumó un año después, en 1903, la pérdida de Panamá. En 1904, no pudo desatender el gran respaldo, sobre todo liberal, que obtuvo la iniciativa de lanzar su candidatura presidencial. De modo que el 2 de febrero fue elegido para el período de 1904-1910.
El quinquenio de Reyes (no alcanzó a completar el período constitucional de seis años) es visto como un período de restauración en muchos órdenes, lo que se justifica si se tiene en cuenta que, al llegar al palacio de San Carlos, Colombia estaba reducida a escombros.
Un progresista autoritario
Asumió el poder ejecutivo el 7 de agosto de 1904 bajo el lema “Menos política y más administración”. En su gabinete nombró ministros liberales, los primeros que tenía el país en casi dos décadas. Debido a ello, la facción más recalcitrante del Partido Conservador le declaró la oposición y, dado que era mayoría en el Congreso, le negó las facultades extraordinarias que solicitaba para poner en marcha con celeridad su programa de desarrollo. La reacción de Reyes fue autoritaria: cerró el Congreso el 13 de diciembre, decretó el estado de sitio y, en febrero de 1905, convocó a una Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, que se instaló el 15 de marzo con 27 miembros: 18 conservadores y nueve liberales, entre ellos Rafael Uribe Uribe.
Con el apoyo de la Asamblea Nacional, que sesionó durante el resto de su mandato, Reyes pudo sacar adelante su obra de gobierno, que implicó reformas a la Constitución de 1886. Se le reconocen importantes avances en materia económica, tecnológica, monetaria, fiscal, social y de infraestructura, así como en la reorganización del Estado y en la nueva división territorial del país. Otro importante logro, sobre todo para la paz, fue la ley de representación de las minorías políticas, lo que permitió la reincorporación de los liberales al Congreso y a otros cuerpos legislativos.
De ahí que el quinquenio de Reyes (no alcanzó a completar el período constitucional de seis años) es visto como un período de restauración en muchos órdenes, lo que se justifica si se tiene en cuenta que, al llegar al palacio de San Carlos, Colombia estaba reducida a escombros.
Pero el cierre del Congreso y varias otras de sus medidas, como la extensión de su período presidencial a 10 años (lo que en la práctica no se llevó a efecto), el confinamiento y el encarcelamiento de quienes conspiraban contra su Gobierno o se oponían a él, y el fusilamiento de los cuatro sicarios que atentaron contra su vida y la de su hija Sofía el 10 de febrero de 1906 fueron consideradas arbitrarias y crearon un clima de opinión de rechazo. Éste se exacerbó a raíz de la firma en Washington, a comienzos de 1909, del tratado Cortés-Rooth, mediante el cual Colombia reconocía la independencia de Panamá.
Entonces, a partir del 10 de marzo de aquel año, explotaron las manifestaciones callejeras contra Reyes, sobre todo por parte de los estudiantes de la Universidad Nacional. El presidente renunció el 13 de marzo, pero al día siguiente reasumió el mando. El 4 de junio, con previa información al recién designado Jorge Holguín y a sus ministros, salió de Bogotá con el fin de visitar varias poblaciones del país, como solía ser su costumbre. El 7 de junio arribó al hoy puerto fluvial cesarense de Gamarra, y desde allí, mediante un decreto, encargó de la Presidencia a Holguín, quien se posesionó el 9. El 10 de junio llegó a Barranquilla y se reunió con un grupo del nuevo partido Unión Republicana, adversario suyo, al que anunció que no volvería jamás al poder. Entre tanto, según cuentan algunos historiadores, en Bogotá se preguntaban: “¿Dónde está Reyes?”. Reyes estaba el domingo 13 de junio en Santa Marta y, antes de embarcar como un pasajero más en el buque de carga Manistí, de bandera inglesa, comunicó al Congreso a través de un telegrama su renuncia a la Presidencia.
Creador del departamento del Atlántico
El general Reyes tuvo no pocos amigos en Barranquilla, adonde vino numerosas veces, varias de ellas cuando iba de viaje al exterior y abordaba el barco en Puerto Colombia. Pero sin duda su principal vínculo histórico con la ciudad radica en la creación del departamento del Atlántico, que se hizo durante su quinquenio, mediante la Ley 17 del 11 de abril de 1905. El departamento, segregado del departamento de Bolívar, fue inaugurado dos meses después, el 15 de junio, día en que se posesionó como su primer gobernador el general liberal Diego A. de Castro, hasta ese momento ministro de Guerra de Reyes.
Tras algunas vicisitudes, en que incluso fue disuelto y reintegrado al departamento de Bolívar, el departamento del Atlántico fue restablecido definitivamente el 14 de julio de 1910.
Exilio y muerte
Tras partir de Santa Marta, Reyes desembarcó en Londres el martes 29 de junio de 1909 y el martes 3 de julio fue recibido por el rey Eduardo VII. Así se inició un largo autoexilio, durante el cual, como antes había viajado diez años por la inhóspita selva suramericana, viajó ahora casi diez años también, en vapores de lujo y trenes sofisticados, por numerosos países de las civilizaciones occidental y oriental. En 1918 regresó a Colombia y, retirado por completo de la vida pública, murió en Bogotá el viernes 18 de febrero de 1921, a los 72 años. El diario El Tiempo escribió al día siguiente: anoche, el general Reyes “descansó por primera vez”.
Joaquín Mattos Omar
Santa Marta, Colombia, 1960. Escritor y periodista. En 2010 obtuvo el Premio Simón Bolívar en la categoría de “Mejor artículo cultural de prensa”. Ha publicado las colecciones de poemas Noticia de un hombre (1988), De esta vida nuestra (1998) y Los escombros de los sueños (2011). Su último libro se titula En la madriguera del genio. Crónicas y ensayos sobre García Márquez (2015).