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El billete de 5.000 pesos, emitido para conmemorar el centenario de la Constitución de 1886, incorpora la imagen del expresidente Rafael Núñez (1825-1894) junto a la ermita del Cabrero, construcción impulsada por el mismo político. Imagen: El Tiempo.

Una nueva mirada histórica a la regeneración, el movimiento político liderado por Rafael Núñez, arroja nuevas luces sobre la faceta más astuta del expresidente cartagenero.

El jueves 8 de junio tuvo lugar el seminario anual Malcolm Deas en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford. El historiador Daniel Gutiérrez Ardila presentó una ponencia en la que propuso una nueva lectura del poco estudiado itinerario de la regeneración entre 1875–86, en sus palabras, ‘la más polémica transformación de la república’. ¿Cómo ocurrió ese cambio? ¿Cuáles fueron sus distintas etapas? Y, ¿cómo se llegó a la constitución de 1886?, fueron algunas de las preguntas abordadas. Su estudio, cuya publicación esperamos muy pronto, promete arrojar mayor claridad sobre el ascenso de la regeneración. 

Durante el seminario emergieron numerosas facetas de Núñez. Gutiérrez Ardila ofreció un boceto biográfico que recordaba su compleja figura. Malcolm Deas subrayó su potencia intelectual, en particular, sus Ensayos de crítica social (1874) y su Reforma política (1885) que le granjearon inestimable prestigio. Del intelectual de Liverpool al hombre sensual, del poeta escéptico al presidente retirado en El Cabrero, estas miradas son el resultado de las fuentes disponibles: algunas memorias y los propios escritos de Núñez. 

Vale la pena recordar también la existencia de otro Núñez menos comentado que contribuyó al ascenso de la regeneración: el político maquinador. De cierto modo, ese Núñez es más difícil de percibir porque su archivo manuscrito no fue conservado. Con todo, podemos seguir algunas pistas con provecho. 

Malcolm me dio la primera hace once años al sugerirme como posible tesis de pregrado la Guardia Colombiana (1862–86), el ejército federal bajo la constitución de Rionegro. De su casa en Bogotá, salí regocijado, intimidado por la larga lista de recomendaciones de lectura y, para bien o para mal, algo más maduro, y con un gusto adquirido por el té inglés with a splash of milk.

En el curso de la investigación, exploré unos archivos poco consultados por otros historiadores (e.g. James Park). Al Núñez confabulador se le puede reconocer en las cartas escritas a su amigo (y futuro secretario de lo Interior) Luis Carlos Rico, cifradas con códigos secretos, que revelan no solamente un periodo fascinante sino una política democrática totalmente desconocida para la mayoría de los colombianos del siglo 21. No eran los tiempos del polígrafo o de los 15 mil millones. Tampoco me topé con niñeras en la correspondencia, pero sí con fake news, la prensa que Núñez solicitaba enviar a los batallones de la Guardia Colombiana, comunicaciones interceptadas y la vibrante competencia electoral entre políticos locales, algunos de ellos, como dijo Núñez de Manuel Amador Fierro, queriendo ‘morir y resucitar con el cetro en la mano como si fuera Luis XIV’.

Al Núñez confabulador se le puede reconocer en las cartas escritas a su amigo Luis Carlos Rico, cifradas con códigos secretos, que revelan no solamente un periodo fascinante y una política desconocida para la mayoría de los colombianos.

En esas cartas, se puede ver claramente la alianza de Núñez con una Guardia Colombiana cada vez más Liberal-Independiente. Hombres como Julián Trujillo, Manuel Montúfar y Solón Wilches, sostuvieron el proyecto regenerador en la Costa, Santander y el ejército federal. En 1879, Núñez fraguó los derrocamientos de los gobiernos de Panamá y Magdalena con la ayuda de políticos locales y oficiales de la Guardia Colombiana. En medio de su segunda campaña presidencial, le escribió a Rico: ‘El plan era infernal, y sólo Dios nos ha salvado.’ 

Este archivo manuscrito y los de Dólores Carvajal de Trujillo –esposa de Julián Trujillo– Manuel Montúfar, Solón Wilches, José María Samper, entre otros, nos ofrecen el lado más astuto y práctico de Núñez, que complementa su innegable poderío intelectual comentado en el seminario de Oxford. Aunque tomaría un batallón de Sherlock Holmes para reunirla, esa correspondencia desperdigada en los archivos de otros políticos y militares tiene el potencial de enriquecer nuestra mirada sobre el ascenso de la regeneración. 

Núñez no quiso que la tarea de estudiarlo fuera una tarea fácil. Ya nos había advertido, además, en el ‘Que-Sais-Je’ cuán difícil resulta descifrar la naturaleza humana, incluida la suya: ‘El corazón del hombre es un arcano/inescrutable, imagen del Océano/laberinto sin límites ni fin’. En buena hora, entonces, llega la investigación de Daniel Gutiérrez Ardila, presentada en Oxford, con la promesa de renovar los estudios sobre la regeneración. Ante la atenta mirada de la audiencia, me pareció percibir que ese inescrutable océano del que hablaba Núñez se iluminaba poco a poco con luces de luciérnaga, como le gusta decir a Malcolm Deas. 

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Luis Gabriel Galán Guerrero

Doctor en historia de la Universidad de Oxford, St. Anne’s College.