El respeto a los Derechos Humanos y la promoción de los Acuerdos de Paz en Colombia son dos de los escenarios posibles con la llegada de Biden a la Casa Blanca. En Contexto, análisis del presidente de los EEUU que tiene como prioridad sanar el alma de su nación.

Luego de situaciones inéditas y de una tortuosa espera de cuatro días para conocer los resultados, el candidato presidente Donald Trump, populista, autoritario y el líder indiscutible de los Estados Unidos profundo, que no era visible para el mundo hasta hoy, perdió ante un candidato demócrata aparentemente débil, pero muy resiliente en su vida personal, calmo, conciliador y con un gran recorrido de vida pública: Joe Biden.

Más allá de las cifras estrechas entre los dos candidatos, las acusaciones de fraude lanzadas por el candidato presidente Trump, las especulaciones y el show electoral marcado por imágenes increíbles de sus seguidores orando a la entrada de varios puestos electorales, otros enardecidos gritando que se parara el conteo de votos, mientras grupos de demócratas pedían que se contaran todos los votos enviados por correo —debido a la pandemia la mayoría escogió votar por correo—, es evidente la fragmentación en la que se encuentran los Estados Unidos, no solo por el paso de Trump en la presidencia. Las características del voto así lo confirman. Los hombres blancos, de los pequeños poblados y zonas rurales en su mayoría, votaron por Trump; los afroamericanos, los jóvenes universitarios, las mujeres en forma mayoritaria y los residentes de las ciudades grandes e intermedias votaron por Biden.

La crisis es profunda y de ella deben aprender, para evitarla, todos los países en donde la desigualdad y la pobreza son crecientes y están marcando la llegada de gobiernos populistas con discursos atractivos, pero incoherentes ante los requerimientos para resolver las diferentes problemáticas.

El empresario Donald Trump pudo interpretar y conectarse desde 2016 con el malestar de las poblaciones más golpeadas por la crisis económica y social en Estados Unidos, víctimas primeras de la enorme desigualdad existente, el desempleo y el difícil acceso a derechos sociales determinantes para construir una democracia sólida. Los jóvenes blancos sin acceso a estudios universitarios representan una generación frustrada y con serios problemas de autoestima, ya que no pueden acceder al ascenso social prometido y el derecho a una vida de bienestar como la prometida por el sueño americano. Esta elección ha hecho visible la caída de este referente, símbolo de la movilidad social, la igualdad y el éxito basado en el trabajo y esfuerzo, esencia de las creencias religiosas y culturales de ese país.

La llegada de la pandemia y la falta de control de ésta por parte del presidente Trump, ha desnudado la situación de la salud y la educación, no pudiendo ocultarse más la crisis del modelo económico norteamericano. La gestión de la pandemia de la COVID-19 terminó poniendo en evidencia las carencias del Presidente en materia de gerencia pública, empatía y valores estadounidenses, requeridos para responder a los grandes desafíos nacionales.

Con este caldo de cultivo pandémico y socioeconómico, germinaron los problemas adormecidos del racismo, la xenofobia, el abuso de la fuerza, las condiciones ambientales y la productividad, retratándose en forma violenta en miles de rostros trumpistas.

Otro apoyo recibido que ha tenido mucha prensa es el voto latino de Miami Dade, que le redujo las posibilidades de triunfo a Biden allí, debilitando el triunfo demócrata en La Florida y dejando así sus 29 votos electorales a favor de Trump; votos que en esta ocasión no marcaron la diferencia, debido a los resultados a favor de Biden en otros Estados del país.

Joe Biden es un hombre de gran experiencia, que ha respaldado con entusiasmo a los organismos multilaterales de toda América, de manera que a su tiempo revisará el estado de la región y la expansión del populismo autoritario, para evitar contagios nacionales y el regreso de Trump u otro parecido al poder en su país.

Más allá de lo trascendental de esta votación, esta vez su importancia se ha centrado en la estrategia utilizada para obtener estos votos, que terminaron superando los votos demócratas de otros territorios de La Florida.

Aquí comienza la historia del partido de gobierno colombiano y su intervención a través de varios de sus miembros en estas elecciones, hecho inédito, aunque se recuerdan algunos apoyos a Bush de líderes colombianos en el pasado. Utilizar una estrategia de miedo y odio soportada en la amenaza de la izquierda representada en Joe Biden, es inaceptable. Como también lo es, luego de ganar las elecciones, que todavía miembros de ese partido político sigan recomendando temas de política exterior al presidente electo o comentando artículos sobre las elecciones, como lo ha hecho el Embajador de Colombia en Estados Unidos. En términos diplomáticos es totalmente improcedente y delicado.

En días recientes han sido muchos los dirigentes y expertos entrevistados sobre esta situación, quienes han sostenido que el Presidente electo priorizará la agenda con Colombia por encima de represalias. Es evidente que Joe Biden, debido a la magnitud de la crisis existente y con tantos temas internos por atender, no tenga tiempo ni considere prioritario responder a Colombia —algo que tampoco hará cuando se posesione, pero eso no anula el hecho de que se hayan quebrantado límites de respeto en las relaciones entre los dos países. Estados Unidos no es China, que responde con sus diplomáticos de manera inmediata ante cualquier acto o posible agresión; sin embargo, lo ocurrido tendrá consecuencias pues constituye una señal del populismo en expansión en Latinoamérica, algo que sí preocupa a Biden. Los servicios secretos de Estados Unidos, aunque el Presidente Trump intentó menoscabarlos, tienen formas para investigar este tipo intervenciones y saber si trascendió al terreno de las instancias diplomáticas de Colombia en Estados Unidos.

Joe Biden es un hombre de gran experiencia, que ha respaldado con entusiasmo a los organismos multilaterales de toda América, de manera que a su tiempo revisará el estado de la región y la expansión del populismo autoritario, para evitar contagios nacionales y el regreso de Trump u otro parecido al poder en su país.

 

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Se espera que Joe Biden amplíe la agenda bilateral, sacándola de los temas de seguridad, Venezuela y narcotráfico.

LO QUE PUEDE ESPERAR COLOMBIA DE BIDEN

En este momento el Sistema Interamericano está fragmentado, como consecuencia de las diferencias ideológicas de los gobiernos de la región, lo convulsionado de las situaciones internas nacionales, la atención de la pandemia en cada país y la aplicación de la política exterior de America First del presidente Trump.

Ahora bien, como se ha señalado, el Presidente electo de Estados Unidos es un convencido del valor incalculable del multilateralismo para solucionar conflictos, apoyar programas económicos e integrar la región. Asimismo, como Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado por muchos años y Vicepresidente de Barack Obama, Biden pudo conocer de forma cercana las problemáticas de Colombia, siendo clave en la firma del Tratado de libre comercio con EEUU, la gestión del Plan Colombia y el Acuerdo de Paz.

Por ello, se espera del presidente electo, Joe Biden, una amplia comprensión del momento histórico colombiano y de sus requerimientos. Muy posiblemente ampliará la agenda bilateral, sacándola de la actual línea de seguridad, orden, Venezuela y narcotráfico. Es importante anotar que lo único nuevo en la agenda actual con el presidente Trump ha sido la iniciativa de inversiones Colombia Crece.

Es probable que la ampliación de la agenda de Biden esté dirigida a incluir temas como el cambio climático y el impulso a las energías alternativas, donde Colombia puede jugar un papel destacado acorde con sus condiciones. En cuanto a la reducción de cultivos ilícitos y teniendo en cuenta el valor que le da el Presidente electo a la protección del ambiente, esta reducción ya no se haría por fumigación con glifosato, sino con métodos amigables con el medio ambiente.

En la búsqueda de armonizar su agenda interna de fortalecimiento de la democracia y los valores, promoverá sin duda el avance sostenido de los Acuerdos de Paz en Colombia y ayudará a recuperar la hoy debilitada Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Asimismo se espera una incidencia determinante en la OEA. Partiendo de estas posiciones, serán temas prioritarios el respeto de los derechos humanos en Colombia, asociado a las masacres y el asesinato sistemático de líderes sociales, excombatientes de las Farc e indígenas.

En materia económica, es necesario esperar cuáles serán los ajustes que impulsarán en el modelo globalizador al interior de Estados Unidos para saber cómo incidirá en Colombia esta medida. Sin embargo, se espera que promueva programas de desarrollo nacionales que reduzcan la migración económica de latinoamericanos a Estados Unidos, e insista en la protección de los derechos laborales, una prioridad para los demócratas.

De igual forma seguramente liderará el control de la pandemia en toda la región.

 

EL COMPLEJO COMPROMISO DE SANAR EL ALMA DE UNA NACIÓN

Recuperada la sensatez, y poco a poco con el regreso de la calma y la vivencia de los valores institucionales estadounidenses, Biden buscará reemplazar el miedo y la violencia por la esperanza y la unión.

Hay buenas señales en los medios de comunicación y en representantes republicanos sobre este propósito. La principal señal es el despertar de los medios y algunos representantes del Partido Republicano en defensa de la institucionalidad y la prioridad de los símbolos de orgullo nacional, golpeados durante este gobierno, pero más deteriorados durante estos días turbulentos de conteos de votos y mensajes salidos de tono del presidente Trump. Ellos eligieron preservar la institucionalidad, uno de los símbolos de mayor orgullo estadounidense, por encima de la figura presidencial. Asimismo, ante la negación de Trump de aceptar su derrota, varios republicanos como el expresidente Bush; Mitt Romney; el gobernador de Maryland, Larry Hogan y algunos congresistas, han reconocido como presidente electo a Joe Biden. La cadena de noticias Fox News, importante apoyo noticioso de Trump, finalmente aceptó el triunfo de Biden.

En ese objetivo de sanar el alma de la nación, es indispensable la concertación con el Partido Republicano, en busca de acuerdos fundamentales sobre el control de la pandemia, el rumbo del desarrollo, la economía y la recuperación de la institucionalidad.

Las acciones políticas basadas en el miedo y el odio no pueden seguir siendo consideradas válidas para ganar elecciones. Finalmente pierden todos, menos el populista o dirigente que cabalga sobre ellas para obtener el poder.

En Estados Unidos ha llegado el momento de darle prioridad a las soluciones de fondo para la población, recuperar su dignidad con empleo, salarios justos y servicios sociales definidos por el Estado y no por el mercado. Urge revisar la dinámica del capital financiero frente a la recuperación económica, social y la confianza de los estadounidenses. Que el futuro cercano, marcado por la inteligencia artificial, la biotecnología, las neurociencias y las infotecnologías, no amplíen la brecha con ese Estados Unidos profundo, que se ha hecho sentir de manera contundente.

Un presidente experimentado y resiliente, junto con una vicepresidenta que ha vivido en primera persona la discriminación y la migración, conforman un equipo que augura cumplir el compromiso de sanar el alma de los Estados Unidos de América.

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Priscila Celedón Consuegra

Abogada, analista, magíster en Ciencia Política y Coach Político. Es autora del libro Manual de Coaching Político.

 

 

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