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Golfo de Guinea DJ, nombre artístico del picotero barcelonés Joan Pujol, sincronías musicales al otro lado del Atlántico. Foto: Es Claustre.

“Los picoteros del Caribe colombiano son guardianes de la música africana”: Joan Pujol

por | Feb 29, 2024

Por Carlos Barros Ferreira

Por más de cinco décadas, el picó y la música champeta han refrescado el viejo vínculo entre la música africana y el Caribe colombiano. Contexto dialogó en Barranquilla con el DJ español Golfo de Guinea sobre la cultura picotera costeña y sus primeros ecos en el país ibérico.

Por más de cinco décadas la música africana y la costa Caribe colombiana tienen una nueva conexión, profunda y mística, gracias la cultura picotera. 

Joan Pujol, más conocido como Golfo de Guinea, DJ de vieja data en la escena musical de Barcelona, comandante en jefe de la impecable tienda de discos BCR (Barcelona City Records) y gran conocedor de estilos musicales africanos como el soukous, el benga y el highlife, se lanzó a realizar una labor curatorial de locos. Sacar un compilado que fuera un abanico sonoro de la conexión africana con la costa Caribe colombiana. El resultado es Piconema: East African Hits On The Colombian Coast, vinilo editado por el sello español Rocafort Records. 

El punto de partida de este trabajo no es otro que ese fascinante fenómeno que es el piconema (la práctica de cambiar el nombre de las canciones al español basándose en su letra o en la reacción de la pista de baile). Bajo esta premisa se ha manufacturado el compilado. Temas tan conocidos en la cultura picotera como ‘El coyote’ (‘Wakumbuke Wazazi’), ‘La gallina java’ (Diabanza) o ‘La mecedora’ (‘Safari’) componen un disco que busca no solo el origen de estas canciones, sino también realzar la importancia del picó. En la tarea, Pujol no estuvo solo. Contó con la gran participación de Don Alirio, musicólogo de Barranquilla que ofreció una perspectiva costera y George Ouma, DJ y coleccionista keniano que lo acompañó en la búsqueda de los temas. 

Contexto dialogó con Golfo de Guinea. 

Carlos Barros Ferreira: Háblanos un poco de tu conexión con África. ¿Cómo te acercas a la música de este continente?

Joan Pujol: Hay muchas razones que podría decir. A ver si puedo resumirlas rápidamente. He sentido fascinación por la música desde siempre. Creo que mi fascinación aumentó a los catorce años por la muerte de mi padre. Me sirvió como vía de escape. 

A la música africana llegué mucho más tarde porque acabé viviendo en Guinea Ecuatorial, un país que queda entre Camerún y Gabón en el Golfo de Guinea, que más tarde sería mi nombre artístico como DJ. Cuando llego a Guinea Ecuatorial me doy cuenta de que la mayoría de la música africana más popular dentro de África nunca había llegado a Europa, a diferencia de lo que pasó en Colombia. 

En Guinea me relacioné con varias bandas. Una de reggae y otra de música africana, de makossa, que es el estilo que más se escucha y se baila en el sur de Camerún y en Guinea. La música makossa es como una vertiente del soukous africano congoleño. Al descubrirlo me apasiono por ese estilo. Cuando regresé a España, dos o tres años después, empiezo a poner más música y estilos africanos como el soukous, el highlife y el benga que no se conocían. Unos estilos musicales que no eran populares dentro de España. 

C.B.F.: ¿Cómo llega la conexión con la costa Caribe colombiana? 

J.P.: Tenía una conexión mucho más antigua con la música latina porque a los 16 años uno de mis mejores amigos del instituto, Jaime Taborda, natural de Medellín, de repente me empieza a enseñar cumbia, salsa, bugalú, latín jazz y también música que no se escuchaba en España. Descubrí ese tipo de música. No la africana. Después de este periodo en África es cuando me planteo empezar a pinchar discos. Hago sesiones que no sabía que eran picoteras, pero eran picoteras. Porque lo que ponía era cumbia, salsa y africano. Sin yo conocer los picós, acabé programando música que tenía una cierta sintonía con lo que se pincha en los picós. 

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El Guajiro tira flecha, uno de los picós más antiguos de Cartagena, con su propietario Julio Pájaro Acosta. Foto: Bunka Radio.

Ya estabas familiarizado con el Soundsystem.

Con el concepto como tal, sí. 

Más no con el concepto de picó que se desarrolla acá en la costa.

Así es. Es a través del internet y de los amigos colombianos, estoy hablando de hace 12 o 13 años atrás, que voy descubriendo lo que son los picós. Me llevo la sorpresa cuando descubro que esta vaina que estaban haciendo en Barranquilla, Santa Marta, Cartagena por cincuenta años o más, es un poco lo que yo programo. Un poco la misma filosofía. De ahí me voy interesando más. 

¿Todavía no habías tenido la oportunidad de venir al terreno?

No había tenido la oportunidad. Pero fíjate que desde hace ocho años mi pareja es una barranquillera, Andrea Juzga, quien también se dedica a programar. Tenemos una fuerte sintonía. Ella ha vivido la cultura picotera desde que era pequeña y es ahí cuando empecé a tomar un contacto más profundo con esta cultura. 

¿Qué fue lo que más te fascinó?

La unión de Colombia y África me fascina. Los picoteros tienen un conocimiento increíble. Para mí son guardianes de la música africana y aparte poseen un coleccionismo serio, profundo. Es sorprendente que esta música haya viajado 6.000 kilómetros. Estos estilos musicales no llegaron ni a España, que en teoría está al lado de África. En cambio, sí que han llegado al Caribe colombiano. Yo creo que llegaron por esta conexión del negro, del esclavismo y la búsqueda de orígenes de la comunidad negra.

Entiendo que hasta hace poco se hizo el primer picó en Barcelona, ¿qué tipo de público fue a ese picó?, ¿cómo sintieron esa bulla?

Fueron mitad latinos y mitad europeos. La sintieron bien porque en España la cultura de soundsystem del reggae sí que está más asentada. Llevan 20, 25 años con una cultura bastante potente. No hemos de olvidar que el festival más grande de reggae del mundo es el Rototom Sunsplash, el cual se realiza en Valencia. El Rototom ahora mismo lleva, creo, veinticinco ediciones y van 250.000 personas. Es un festival muy grande en donde se reúnen los mayores exponentes de la cultura reggae. 

El soundsystem de reggae, a nivel de sonido, puede equipararse mucho al picó de la Costa Caribe. Por supuesto que hay una gran diferencia. Primero, los estilos musicales; segundo, el picó de la Costa Caribe tiene los escaparates. Lo que le da una personalidad a cada soundsystem. Gracias a los colores tan llamativos que son típicos de la costa. 

Es sorprendente que esta música haya viajado 6.000 kilómetros. Estos estilos musicales no llegaron ni a España, que en teoría está al lado de África. En cambio, sí que han llegado al Caribe colombiano.

Los escaparates son parte del look and feel, por utilizar un término totalmente aséptico, del picó. ¿Cómo fue el de esa primera fiesta? 

El escaparate del primer picó que se ha hecho en España lo hemos hecho Lady Avocado (nombre artístico de Andrea Juzga) y yo. El picó se llama Luz Verde. Al cual se le ha hecho un escaparate que es un poco como un superhéroe tipo Linterna Verde con dos discos de vinilo en la mano. El dueño del picó, que no somos nosotros, venía de la cultura soundsystem de reggae y cuando descubrió la cultura picotera dijo: “Esto es una maravilla”. Gracias a este descubrimiento montó el picó siguiendo el estilo de los del Caribe colombiano. 

En el picó una de las cosas que más destaca en las verbenas tiene que ver con el baile. ¿Cómo sintieron el baile en Barcelona? 

Dentro de España, en general y en Cataluña, en particular, hay mucha gente con una inquietud cultural. No diremos que el baile está popularizado ni mucho menos que es mainstream, pero cuando el público fue al picó sabía que no iría a un soundsystem de reggae. Tenía claro que el equipo sonaría igual, pero el estilo musical sería diferente. Por cierto, vinieron cinco bailarinas costeñas y bailaron como solo se puede bailar en una verbena. Ellas en la fiesta dieron con el punto exacto para que la gente siguiera un poco el ritmo y lo intentara bailar como se baila acá en la costa.

Sobre el disco Piconema, un encuentro de culturas 

¿Cómo llevaste el proceso de selección de los temas de este álbum titulado Piconema?

El seleccionador final he sido yo. Pero he estado ayudado y asesorado por George Ouma, quien es de Kenia y me ayudó a encontrar discos, también a recomendarme esta o tal banda porque con él he tenido una relación muy directa. De hecho, el compilado está firmado por George Ouma y por Golfo de Guinea, que soy yo. George ha hecho una parte importantísima que es conseguir los derechos. Porque no es lo mismo hacer un compilado pirata que pagar derechos a bandas que muchas veces han desaparecido o cuyos integrantes han muerto o están perdidos en algún lugar de Kenia al que es muy difícil de llegar. 

Aunque la recopilación lleva por título East African Hits On The Colombian Coast, muchos de los integrantes de las bandas que salen en el compilado no eran keniatas. Pero en Kenia es donde se grababan la mayoría de los éxitos que salen en el disco. O sea, de las bandas había músicos integrantes que eran congoleses, tanzanos, pero todo se grababa en Nairobi. Prácticamente todo. 

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Portada del LP compilatorio “Piconema: East African Hits On The Colombian Coast”, prensado por Rocafort Records.

Hay temas que son ultra conocidos en la cultura picotera como ‘La mecedora’. Me sorprendió ver ‘El Sofía’.  

El Sofía’ no es tan conocido. La Mecedora’ sí es muy conocido. 

Me sorprendió verlo en el compilado.

Concuerdo contigo en que ‘La mecedora’ es el más conocido que sale en el compilado, pero yo creo, y aclaro que no soy de acá (risas), que ‘El Sofía’ es  un tema un poco más selecto dentro de la selección porque no es tan popular. En cambio, sí que está ‘El Coyote’, cual creo es más popular que ‘El Sofía’.

Un tercer tema que se me viene a la mente es ‘La gallina java’.

Así es. El cual la rompe bastante, por cierto. 

Háblame de las bandas, ¿cómo se sintieron al ser buscadas para este compilado? 

Yo creía que había ciertas bandas que eran importantes tanto aquí como en Kenia. Como las Waanyika, Shika-Shika, Les Kilimambongo y Les Volcano. 

Había oído que en Colombia se escuchaba la música de algunas de estas agrupaciones, pero muchas de las bandas no tenían ni idea. A los Mangelepa les chocó mucho que les pidiera ‘El trouble’, que es un tema que no es de los más populares de ellos. Pero yo sé que aquí ‘El trouble’ sonó bastante. Es un tema muy buscado y muy difícil de encontrar para los picoteros. Los Mangelepa se sorprendieron porque no es de sus canciones insignias. Ninguna de ellas. 

¿Cómo han tomado el disco los picoteros con los que te has reunido en Colombia? 

Me sorprendió que los picoteros lo tomaran mucho mejor de lo que pensaba. Por ejemplo, hace un par de días me reuní con Kley Iriarte, DJ de El Dragón, y me dijo que la selección era fabulosa. También se agotó un primer lote en la tienda de discos La Roma Records en Bogotá. Hasta la fecha están muy contentos con el recopilatorio. 

En la cultura picotera hay un elemento social y político. Incluso, las mejores canciones no son un elogio a la rumba. Para ti como DJ y picotero ¿es importante mantener este elemento ahora que se está abriendo campo en Barcelona o tú crees que el objetivo del picó cambie en las ciudades europeas?

Puede cambiar un poco la programación. Puede llegar a no ser tan parecida a como es acá. Para mí la cultura del picó es activismo. En el mundo en el que vivimos el mainstream nos mete en una dinámica de lo que hay que escuchar. De hecho, veo más cultura musical acá en Colombia que en Europa. En Europa sí que está muy marcada la línea de lo que ha de escuchar la gente. Es raro que alguien escuche una canción de cinco años atrás. Más raro aún una canción de 30 años atrás, excepto en ciertos estilos como en el rock. Pero tener la voluntad de escuchar canciones que se salen un poco de esos parámetros para mí es un acto de activismo porque estás haciendo cultura, abriendo formas de expresión que igual son muy desconocidas en ciertos lugares del mundo. 

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Carlos Barros Ferreira

Escritor, columnista y comentarista audiovisual. Autor del libro de cuentos Fugacidad en La Vía Láctea (Pensamientos Imperfectos Editorial).