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Messi, celebrando su gol contra Países Bajos en el Mundial Catar 2022. Foto: AFP

Lionel Messi, el mejor jugador del fútbol del mundo, espera ganar la final del Mundial de Catar el domingo contra la Selección francesa. Perfil del hombre que luego de luchar contra una enfermedad se superó a sí mismo para batir todos los récords, menos uno.

Como jugador de club, Messi les ha ganado a todos, pero tal vez su mayor dificultad ha sido superarse a sí mismo. De niño le fue diagnosticada una deficiencia en la hormona de crecimiento. Su primer club, Newell’s Old Boys, no le pagó el tratamiento, lo hacía su padre con gran esfuerzo. Lo hizo finalmente el FC Barcelona de España que al ver las extraordinarias habilidades del chico no dudó en contratarlo. Se destacó en las divisiones menores de los “blaugranas”; debutó en el primer equipo en el 2004, hizo muchos goles, jugadas mágicas, contribuyó mucho a los títulos del club. Sin embargo, era un jugador frágil, sufrió varias lesiones que lo sentaron por meses. Con la llegada de Pep Guardiola, el técnico más ganador del Barcelona, cambió su régimen de nutrición, trabajó con un kinesiólogo y un fisioterapeuta personales, y la situación cambió. De ahí en adelante alcanzó un rendimiento regular, con los españoles ganó treinta y cinco campeonatos, en general suma cuarenta y uno.

Messi ha superado todos los récords, se ha burlado de las estadísticas, obtuvo siete Balones de oro de la FIFA; pero tiene una gran deuda pendiente, por la que le cobran día a día: ganar un Mundial con la Selección Argentina. En 2021, ganaron la Copa América en Brasil derrotando al local en la final, lo que produjo un orgasmo colectivo en el país del tango, pero no fue suficiente, claro. La hinchada le pide a cantos y a gritos el mundial, y en Catar 2022 está a un partido. El domingo se enfrentan con Francia en lo que será el duelo definitivo, seguramente, en la carrera de Messi, el pequeño más gigante del mundo. ¿Qué pasará si gana, qué pasará si no?

Si gana, Messi será Dios para los argentinos, y tal vez nosotros también debamos aceptarlo, destronará a Maradona, y será difícil no decir que es el mejor jugador de la historia. El Mundial es lo que le falta, lo que desea con ansia animal, la cereza del pastel, la voluptuosa mujer desnuda en el pastel; sin esto quedará incompleto. En Catar se le ha dado todo a su selección, juegan de locales, los estadios están repletos de argentinos apasionados; ha encontrado en los jóvenes Enzo Fernández y Julián Álvarez a los socios ideales, ya no juega tan solo. Ha mostrado más carácter, mayor picardía argentina, y rabia y ánimos de venganza: le cantó un gol en la cara a Louis van Gaal, el técnico de Holanda que lo subestimó; le dijo “qué mirás bobo” a un holandés malencarado de dos metros. Y la gente no lo creía, no parecía el tímido Messi de siempre. Algo ha cambiado en él y es que tiene más hambre de triunfo a como de lugar, esta vez es todo o nada.

Si gana, Messi será Dios para los argentinos, y tal vez nosotros también debamos aceptarlo, destronará a Maradona, y será difícil no decir que es el mejor jugador de la historia.

¿Y si no gana? Será un héroe trágico. Un hombre laborioso, que como los de la torre de babel, no alcanzó a Dios; un hombre al que le fue negada la eternidad. A pesar de sus épicos logros no estará a la altura de Maradona o de Pelé, ganadores de mundiales. Tendrá que conformarse con el bronce. Y la Copa del Mundo será la tortuga que se le escapó, seguro bailará muchas noches en sus pesadillas, a la distancia. Buena parte de la hinchada argentina lo despreciará, será de nuevo el “pecho frío”, el español, alguien que nunca fue argentino del todo. Un extraterrestre, pero para mal. Y algunos periodistas lo despellejarán. ¿Messi soportará la presión en la final? Veremos si es un ser humano fallido, como todos; o no es de este planeta, si pateará al mundo como a un balón. Si ganará su sonrisa del que se sabe genio y único.

Juan Sebastián Lozano

Escritor y periodista colombiano. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.