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En vida, Ramon Bacca vivió entre libros y para los libros. Lector incansable 300 volúmenes de su biblioteca personal descansan ahora en la Biblioteca Piloto del Caribe. Foto: Joaquín Sarmiento. Archivo Fundación Gabo.

Más de 300 libros que acompañaron en sus últimos años al escritor samario reposan en un rincón de la Biblioteca Piloto de La Aduana, en Barranquilla. “Estos títulos dan una idea de su ética y talante de lector”, destaca Miguel Iriarte sobre el material donado, al que se sumará la futura producción literaria sobre Bacca.

Al fondo del pasillo principal de la Biblioteca Piloto del Caribe, un nuevo estante de libros reposa bajo una lechosa luz amarilla. Lo componen más de 300 volúmenes disponibles para préstamo y consulta del público general, en los que lectores y lectoras pueden toparse con apuntes del estilo “¡Ojo!” “!Voilá!”, “¡Buenísimo!” “¡Qué H.P.!”, escritos con lapiceros de colores por su antiguo morador: Ramón Illán Bacca.

Los libros que acompañaron en los últimos meses al autor de Deborah Kruel fueron donados por la familia Celia Maestre, que los adquirió tras su muerte en enero de 2021. Un amigo cercano al escritor, en posesión de la biblioteca, hizo la gestión para trasladarlos a un lugar que los persevera; después de ser adquirido, el material estuvo a punto de dividirse entre dos instituciones, pero finalmente arribó por completo a la Biblioteca Piloto del Caribe.

Así lo cuenta Miguel Iriarte, gestor cultural, escritor y director de la Biblioteca Piloto del Caribe, para quien resulta “excepcional” la literatura internacional y “algunos autores locales” que conforman el acervo. En entrevista con Contexto comenta que “mirar el Fondo Ramón Illán Bacca puede dar una idea de su estética, su ética y su talante de lector”.

La iniciativa se suma a otras que se han centrado recientemente en la memoria y legado del escritor nacido en Santa Marta (1938), como el anuncio de la reedición de casi toda su narrativa, ya en marcha con la publicación a inicios de marzo de la novela Maracas en la ópera (Planeta y Editorial Uninorte). También durante ese mes, en el marco del Carnaval Internacional de las Artes, la Revista Huellas lanzó en el bar La Cueva un dossier de 216 páginas con textos misceláneos sobre su obra y figura.

Entre los libros del Fondo hay escritores y escritoras de Europa, Asia, Estados Unidos y Latinoamérica (en especial autores colombianos y de la región Caribe). Libros de Platón, Stefan Zweig, Junishiro Tanizaki, Virginia Woolf; algunas biografías voluminosas, una Enciclopedia erótica del cómic, una compilación de Cuentos de amor victorianos, una Historia de los vampiros, una edición pirata de Disfrázate como quieras, entre otros. Ciertas páginas, además de subrayados y apuntes, alojan a modo de marcapáginas recortes de periódicos, una invitación a una exposición de arte o tarjetas de agradecimiento a su nombre.

El rincón donde permanecerán en adelante estos libros y documentos lo precede una placa de metal adosada a una columna con la inscripción “Fondo Ramón Illán Bacca” y la foto ampliada donde sonríe con Gabriel García Márquez en Cartagena. Hay también, algo apretujados –como invitando a acercarse–, una mesita central y dos asientos forrados en el mismo tono ocre del edificio de La Aduana, que además de la Biblioteca alberga la Galería de La Aduana, el Archivo Histórico del Atlántico y el Auditorio Mario Santo Domingo.

El mapa dibujado por estas bibliotecas personales (que, aunque separadas, pueden recorrerse como una sola) invitan a que los lectores e investigadores atraídos por ella hagan lo que Ramón: caminar, recorrer la ciudad, en este caso el Centro y sus alrededores, y ensuciarse manos y zapatos en busca de rarezas editoriales y literaturas de distinto ámbito.

La Biblioteca Piloto del Caribe, en el edificio de La Aduana, alberga entre su amplia colección la biblioteca personal del escritor samario, adquirida y donada por la familia Celia Maestre.

No hay, pues, mejor lugar para acoger y visitar los libros de un autor que dedicó varias columnas para describir y descubrir qué se leía en las bibliotecas y librerías de Barranquilla, y que el 23 de abril de 2015, Día del Libro, dejó otro acervo importante en la Biblioteca Departamental Meira Delmar: 1.500 libros de su estante personal.

El mapa dibujado por estas bibliotecas personales (que, aunque separadas, pueden recorrerse como una sola) invitan a que los lectores e investigadores atraídos por ella hagan lo que Ramón: caminar, recorrer la ciudad, en este caso el Centro y sus alrededores, y ensuciarse manos y zapatos en busca de rarezas editoriales y literaturas de distinto ámbito.

Según Iriarte, otro propósito del Fondo es reunir la producción editorial en torno a la obra de Ramón Illán Bacca. Así que, póstumamente, lectores y autores pueden compartir estante con quien acostumbraba a abrir su biblioteca a las personas interesadas y aceptaba mutilarla o agrandarla según los requerimientos del lugar, sus propios deseos de lectura o la situación económica del momento.

Kirvin Larios

Es autor del libro de relatos Por eso yo me quedo en mi casa (2018). Ha publicado textos en El Espectador, El Tiempo, El Malpensante, Arcadia, Bacánika y en la Revista de la Universidad de México. Poemas suyos están incluidos en las antologías Nuevo sentimentario (2019), Como la flor. Voces de la poesía cuir colombiana contemporánea (2021) y en la revista Círculo de Poesía. Estuvo a cargo de la página cultural del diario El Heraldo.

 

 

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