Margarita Garcia

Foto: Unsplash.

El mundo se mueve hacia un orden marcado por la confrontación y los bajos niveles de cooperación. La nueva competencia geopolítica conducirá a la defensa de los intereses nacionales sobre los internacionales, en temas críticos como la salud y el medio ambiente.

La geopolítica ha regresado con un ímpetu al tablero internacional, especialmente con el arribo de un nuevo gobierno a Washington y el interés en recuperar su liderazgo y poder. Por su parte, Latinoamérica navega en aguas turbulentas, en medio de los debates hemisféricos sobre migración, narcotráfico y comercio.

Las divisiones internas en los países y de la región, así como las innecesarias discusiones ideológicas hacen que se pierda el tren del desarrollo frente a un mundo que espera, en palabras de José Ortega y Gasset, la suma total de sus posibilidades vitales.

Este y otros temas se abordaron en las sesiones públicas del Foro Económico Internacional de América Latina y el Caribe que organizó hace unos días, en Panamá, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y que congregó a más de 2000 asistentes. Su propósito fue reflexionar y actuar como un bloque unido para impulsar el crecimiento, la inclusión y la competitividad.

El actual escenario internacional se caracteriza por su fragilidad, polarización y fragmentación, bajo la competencia estratégica entre China y Estados Unidos, seguida por países revisionistas, como Irán y Rusia. Esta rivalidad podría conducir al mundo a un escenario de guerra comercial y tecnológica con consecuencias aún por descifrar.

Sin duda, el mundo se mueve hacia un orden marcado por la confrontación y los bajos niveles de cooperación. La nueva competencia geopolítica conducirá indefectiblemente a la defensa de los intereses nacionales sobre los internacionales, en temas críticos como la salud y el medio ambiente.

Para algunos expertos, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca generará una “revolución” en las relaciones internacionales y cambios profundos. Incluso ya se observan con sus acciones frente a Canadá, Colombia, Groenlandia, México, Panamá, Ucrania, el Medio Oriente y la Organización de las Naciones Unidas. Falta por ver las políticas contra las dictaduras del vecindario y su red transnacional de crimen organizado. La defensa de la democracia y de los derechos humanos siempre debe estar por encima de los negocios. Por ello, es fundamental saber leer el escenario y a los actores para actuar con pragmatismo, prudencia e inteligencia, bajo una estrategia clara y definida. En esta carrera no se pueden cometer errores y menos utilizar la “diplomacia de X (Twitter)” para generar confrontaciones innecesarias. Con “P” mayúscula se pierde esta batalla que tiene en la “A” de aranceles su mejor arma.

2025 y las tendencias mundiales

Sin duda, 2025 se podría definir en tres palabras: incertidumbre, mutación y conflicto. Para International Crisis Group, el “mundo parece abocado a un cambio de paradigma. La cuestión es si ocurrirá en las mesas de negociación o en los campos de batalla”.

Esta conversión de paradigma representa un cambio de época. Es posible, entonces, identificar al menos ocho grandes tendencias que marcarán el curso de 2025 y los próximos años, las cuales estarán marcadas por: 1) el declive del orden liberal y el surgimiento de uno nuevo aún en reconfiguración; 2) la primacía del unilateralismo frente al multilateralismo; 3) la consolidación de la “egopolítica” y los “tencnomagnates” en detrimento de los valores democráticos; 4) el incremento de los conflictos bélicos y la aceleración de la carrera armamentista nuclear; 5) la catástrofe ambiental ante la inoperancia de los mecanismos internacionales; 6) el auge del proteccionismo y las guerras comerciales; 7) las deportaciones y las tensiones entre política y Estado de derecho en materia migratoria, y 8) la inteligencia artificial (AI) y la tecnología como un nuevo campo de batalla.

Latinoamérica tiene el imperativo de construir amplios consensos internos y salir adelante ante los inconmensurables retos de la geopolítica mundial.

Este último tiene una relevancia central. La competencia comercial y económica entre las grandes potencias se ha trasladado también al terreno de la IA y la tecnología. Se espera que esta rivalidad se incremente y agudice con el tiempo. El país o el bloque que logre una ventaja significativa en esta esfera asumirá el liderazgo en la nueva geopolítica mundial. Esta es la dimensión de este reto y lo que está en juego.

Por esta razón, Estados Unidos y sus aliados han impuesto toda una serie de restricciones a las exportaciones de tecnología hacia China y de controles a las inversiones, con el fin de limitarle al gigante asiático la posibilidad de adquirir diferentes equipos y software que son críticos para la fabricación de semiconductores. Por su parte, Beijing ha respondido con la imposición de restricciones a la exportación de minerales clave para la fabricación de semiconductores y baterías de litio.

El proteccionismo tecnológico también está presente en otros países del Sur global, pero con la lógica de promover inversiones y proteger sus productores locales. Estos países tendrán que escoger en el futuro si pertenecerán a la órbita (nube) estadounidense o china, lo cual sería lo más parecido a un escenario de “guerra fría tecnológica”.

A pesar de todas las restricciones impuestas y los embargos a las exportaciones de microprocesadores, China sigue avanzando en su carrera. Ha sorprendido con el reciente lanzamiento de DeepSeek (rival de ChatGPT). Esta aplicación china se ha constituido en un factor disruptivo que acaba con el dominio de Silicon Valley y abre el mercado a nuevos actores. Entre sus características están su uso gratuito y código abierto, lo que contribuye a la proliferación de nuevos desarrolladores y genera un impacto positivo para la productividad.

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores ha comparado las sanciones con los antibióticos: “Si se abusa de ellos, generan resistencias en quienes las sufren y pierden su efectividad”. En tal sentido, ha subrayado que DeepSeek es un ejemplo de cómo las políticas impuestas han empujado a las empresas chinas a encontrar formas ingeniosas de eludir las medidas. Esto es precisamente lo que ha ocurrido.

Comentario final

Latinoamérica tiene el imperativo de construir amplios consensos internos y salir adelante ante los inconmensurables retos de la geopolítica mundial. Posee todo el potencial para constituirse en una región que brinda soluciones a los problemas internacionales. Tiene un papel que desempeñar y un capital que aportar en recursos naturales, materias primas, cambio climático, energías limpias y alimentos.

En un mundo en el que sus actores se cierran progresivamente en su propia coraza con medidas proteccionistas y unilaterales, en un ejercicio de desglobalización, el gran desafío para los países latinoamericanos es encontrar su propio camino de inserción internacional (“Latin American Way”) que le permita a la región, en general, lograr una voz y una presencia cada vez más activas.

La ruta pasa por la unión y la integración, bajo el estricto apego y defensa de los principios democráticos, la transformación productiva y el ejercicio de liderazgos renovados. La relevancia, y solo la relevancia, son el norte cardinal.

Andrés Rugeles

Vicepresidente del Consejo Colombiano de Relaciones Internacionales (CORI). Fue Embajador y Representante Alterno de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. Es miembro del Consejo Editorial de Foreign Affairs Latinaomérica. Sígalo en X en @arugeles.

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