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Se considera la lectura comprensiva y crítica una competencia importante para mejorar los indicadores.

El Observatorio de Educación del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte analiza y compara los resultados de las pruebas PISA para comprender a fondo cómo va la educación en el país.

Para muchos, los resultados más recientes de Colombia en la prueba PISA son negativos, pues estar muy por debajo de la media de los países de la OCDE (75 puntos en lectura y 98 en matemáticas y ciencias) y haber obtenido en el 2018 puntajes inferiores a los del 2015, reflejan que tenemos un sistema educativo que no avanza. Los que argumentan en esta dirección se centran en las diferencias netas de los puntajes de nuestros estudiantes, los cuales disminuyeron entre las dos últimas mediciones, de 425 a 412 en lectura y de 416 a 413 en ciencias, mientras que en matemáticas aumentaron solo 1 punto (OECD, 2019).

Se podría argumentar con menor pesimismo que, aun así, sigue habiendo un avance significativo respecto al 2006 (primer año en el que el país participó en PISA), pues los puntajes del 2018 en Lectura, Matemáticas y Ciencias, están 27, 21 y 25 puntos por encima, de los resultados de entonces. Infortunadamente, Rivas y Scasso (2019) han puesto en entredicho esta conclusión aportando evidencia de que los cambios que hubo en la metodología de análisis de los resultados en este periodo (especialmente en el tratamiento de los ítems no respondidos) afectaron la posibilidad de comparación de las pruebas. Sus análisis estadísticos para Colombia indicarían que una vez se tienen en cuenta estos cambios “la mejora observada de 2006 a 2015, desaparece por completo”.

No obstante, PISA 2018 también nos revela otra cara posible de analizar, desde la cual los resultados de nuestro país no son tan negativos. Por ejemplo, aunque los datos muestran que aún persiste una marcada brecha entre los resultados de estudiantes de familias con mayores y menores ingresos socioeconómicos, esta diferencia en nuestro territorio es menor que la observada para el conjunto de los países de la OCDE (86 vs. 89 puntos) y cuatro puntos por debajo de la reportada en el 2009; lo que significa que ha ido disminuyendo.

También se observa que, aunque en buena parte los países evaluados las chicas superaron significativamente a los chicos en lectura (por 30 puntos de media), en Colombia, en cambio, la distancia entre géneros en esta competencia fue de solo 10 puntos. Este resultado podría ser interpretado como positivo en términos de mayor igualdad de oportunidades de aprendizaje entre géneros.

Uno de los datos más relevantes (y que ha pasado desapercibido en los análisis previos de los resultados) es que cerca del 10% de los estudiantes más desfavorecidos de nuestro país, lograron ubicarse (en el componente de lectura) en el cuartil superior de rendimiento. Una proporción similar a la de todos los países de la OCDE, que es del 11%. Este dato es enormemente prometedor, pues refleja que aún en las condiciones más difíciles es posible que se den experiencias de educación que permitan a los alumnos y alumnas conseguir los más altos estándares, y que, por tanto, las condiciones socio-económicas de una comunidad no deben ser consideras un obstáculo insalvable para la buena educación.

Otra información complementaria recogida en la prueba nos revela datos del contexto escolar que también pueden ser considerados como potencialidades de nuestro sistema educativo:

  1. En Colombia, el 73% de los estudiantes (media de la OCDE: 67%) informó que está satisfecho con su vida. Expresaron más sentimientos positivos que negativos y menos miedo al fracaso.
  2. El porcentaje de estudiantes colombianos que manifestaron que el profesor tiene que esperar un largo tiempo antes de iniciar la clase, para que los estudiantes se calmen, es solo de un 20% (media de la OCDE: 26%).
  3. Cerca del 85% de los estudiantes de Colombia (media de la OCDE: 74%) estuvieron de acuerdo o fuertemente de acuerdo con que su profesor demuestra sentir gusto por la docencia.
  4. El 62% de los profesores de las escuelas colombianas de mayores recursos y el 78% de las escuelas más desfavorecidas están certificados y los porcentajes de docentes con por lo menos una maestría, son similares en ambos tipos de escuelas.

En síntesis, los datos expuestos hasta aquí reflejan que es necesario explicar las causas por la cuales Colombia no está logrando avanzar de manera significativa en su puntaje neto, a pesar de contar con variables positivas como niveles adecuados de acceso y permanencia de los estudiantes en la educación básica, y un alto porcentaje de docentes titulados que además son reconocidos por sus estudiantes como motivados por la docencia. Nuestra hipótesis es que la competencia de lectura comprensiva y crítica (que presentó el puntaje más bajo y el mayor retroceso en esta última medición) es una de las piedras angulares de este desempeño.

Desde el Observatorio de Educación del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte hacemos este análisis de los resultados en la prueba PISA, como un aporte a la comprensión de nuestra realidad educativa, esperando que sirva como insumo de las intervenciones necesarias para dar el salto de calidad definitivo que requiere la educación en nuestro país.

Las variables implicadas en el proceso educativo son muchas y los recursos económicos limitados. Por esta razón es necesario focalizar la intervención desde el Estado en competencias estratégicas como la lectura, que se constituyen en mecanismo esencial para el aprendizaje en todas las áreas del conocimiento; y sería deseable, además, empezar por formar en esta competencia a los actores claves: los maestros. Como argumenta Zubiria (2019) “la sociedad colombiana escoge a los que peor leen, para que le enseñen a leer a todos los demás”, pues en las pruebas de estado de final de carrera (SABER pro) los egresados de las facultades de Educación son las que ocupan el último lugar en lectura crítica.

Propuestas que parecían ser prometedoras para paliar estas deficiencias en la formación de los maestros, como el Programa de Becas para la Excelencia Docente y el Programa Todos a Aprender (PTA), han sido iniciativas de gobierno y no de estado, y desaparecieron mucho antes de que pudieran tener el desarrollo necesario para promover los cambios deseables. A nivel regional, aprovechando el margen de autonomía con el que cuentan las Secretarias de Educación, se están llevando a cabo iniciativas que esperamos si tengan la continuidad necesaria. Por ejemplo, en Barranquilla se inició en el 2018, el programa “Aprendamos todos a leer”, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para formar docentes de transición, que promuevan lúdicamente el desarrollo de las habilidades lingüísticas de los niños y niñas.

Desde el Observatorio de Educación del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte hacemos este análisis de los resultados en la prueba PISA, como un aporte a la comprensión de nuestra realidad educativa, esperando que sirva como insumo de las intervenciones necesarias para dar el salto de calidad definitivo que requiere la educación en nuestro país.

Nuestra propuesta concreta es focalizar los recursos, durante un periodo inicial de al menos cuatro años, en un gran proyecto nacional por la lectura, el cual debe comenzar por la formación y el acompañamiento especializado a los docentes de todos los niveles educativos y todas las áreas, para la adopción de estrategias pedagógicas innovadoras para la enseñanza y el aprendizaje de la lectura. Necesitamos que se vuelvan expertos en usar didácticas específicas adaptadas a cada nivel de desarrollo, y aprendan a formular, planear, ejecutar y evaluar actividades que promuevan que los alumnos puedan analizar, interpretar, comprender y evaluar críticamente todo tipo de textos (escritos, auditivos y visuales). Parafraseando al filósofo español Jaime Balmes, debemos lograr que cada maestro, padre de familia y estudiante se convenza de que, en la lectura, como en la alimentación, no es tan importante la cantidad que se come, sino la que se digiere.

Referencias

OECD (2019). PISA 2018. Results. Descargado de: https://www.oecd.org/pisa/publications/

Rivas y Scasso (2019): Low stakes, high risks: the problem of intertemporal validity of PISA in Latin America, Journal of Education Policy, DOI:10.1080/02680939.2019.1696987 Descargado de: https://doi.org/10.1080/02680939.2019.1696987

Zubiria (2019) Rajada de estudiantes colombianos en pruebas PISA es culpa de los maestros. Descargado de: https://www.pulzo.com/nacion/poca-comprension-lectura-maestros-razon-mala-prueba-pisa-PP810199

 

Jorge Valencia

Coordinador del Observatorio de Educación del Caribe Colombiano en Universidad del Norte.

José Aparicio

Decano del Instituto de Estudios en Educación (IESE) de la Universidad del Norte.