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En recientes semanas el presidente Gustavo Petro ha hablado de la existencia de un “golpe suave” en su contra.

Seguidores de Gustavo Petro y el propio presidente han denunciado que en Colombia se está preparando un “golpe suave” contra el gobierno. ¿Cuál es el origen de este concepto y qué consecuencias puede tener en Colombia de un golpe de este tipo?  

La polémica senadora del Pacto Histórico, Piedad Córdoba, denunció el 19 de marzo de 2023 a través de su cuenta en Twitter que se estaba preparando en el país un “golpe suave” (soft coup) en contra del presidente Gustavo Petro que, básicamente, estaría basado en campañas de desinformación en las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, en el diseño de sondeos falsos, en la generación de un clima de malestar en la población y en la desestabilización del gobierno gracias a movilizaciones sociales. 

Según Piedad Córdoba, los “golpes blandos” –como alternativa a los desprestigiados golpes militares (o duros) en América Latina– se llevan a cabo en cuatro etapas. “Primer paso: se orquestan campañas de desinformación, se inundan las redes y medios con información tendenciosa, minimizando lo positivo y exagerando lo negativo del gobierno. Segundo paso: mediante cuentas falsas se incita a movilizaciones en contra del Presidente con motivaciones inexistentes o carentes de argumentos. Tercer paso: las campañas de mentiras se mueven mediante cuentas falsas en Twitter, Facebook y cadenas de WhatsApp. Cuarto paso: se empiezan a instigar marchas con motivaciones falsas, tipo ‘van a acabar el sistema de salud’, o ‘nos quitarán la pensión’, o ‘van a acabar con las empresas’, con el objeto de generar un hondo malestar social”.  Y, termina afirmando la senadora que “en ese momento inventan algún juicio de lo que sea, no importan los detalles, se suman militares y tumban el gobierno. Miren los casos de Dilma, Correa, CFK, Lula, Zelaya y Castillo”. 

Añade Piedad Córdoba que una de las herramientas predilectas de quienes promueven los “golpes suaves”es la guerra jurídica (lawfare), o sea, la manipulación del sistema legal con fines políticos. Esta modalidad de guerra dispondría de una artillería pesada fundada en diversas armas, en particular la utilización indebida de las denuncias judiciales para afectar la imagen y dañar la reputación de los contradictores políticos ante la opinión pública (publicidad negativa) o, en el caso de un gobernante, para generar una decepción en la población sobre su gestión.

El origen del concepto

El concepto de golpe suave (o blando, encubierto, o no tradicional) se le atribuye al politólogo estadounidense Gene Sharp (1928-2018), fundador del Instituto Albert Einstein (Boston, Massachussets), el cual fue inaugurado en 1983 y cuyo objetivo era el estudio de la acción no violenta para contribuir a la democratización del mundo mediante el debilitamiento y la caída de los gobiernos autoritarios. 

Sharp es autor de varios libros traducidos a más de 30 idiomas que han tenido gran divulgación y, sobre todo, enorme influencia, entre ellos De la dictadura a la democracia (1993) o La política de la acción no violenta. Obras que han sido leídas con voracidad por movimientos opuestos a diversas dictaduras en el mundo, los cuales se han opuesto al uso de la violencia para sustituir a un gobierno. Sharp es, si se quiere, una especie de Che Guevara de la revolución pacífica.

Mientras que en distintas regiones del mundo –particularmente en los antiguos regímenes comunistas de Europa Oriental o en numerosas naciones del norte de Africa y de Asia durante la llamada “Primavera Árabe”– es considerado un inspirador de la lucha pacífica antidictatorial, en la izquierda latinoamericana se ha convertido en una especie de “ideólogo del mal”. En 2007 Hugo Chávez en su programa de los domingos “Aló Presidente”, lo señaló como “una amenaza a la seguridad nacional” de Venezuela. 

Su obra más conocida, De la dictadura a la democracia. Una infraestructura conceptual para la liberación, fue escrita para el movimiento democrático que surgió en Birmania en 1993, tras el encarcelamiento de la dirigente Aung San Suu Kyi y alcanzó mucha popularidad cuando los manifestantes en la Plaza Tahrir en El Cairo contra la dictadura de Hosni Mubarak lo leían en grupo. 

El principal mensaje de Sharp es que el poder de las dictaduras se funda en el consentimiento y la pasividad de la población; si ésta logra desarrollar técnicas de resistencia y rebeldía, estos regímenes autoritarios se derrumban. Sharp lo denominado la Política Jiu-Jitsu, haciendo un paralelo con la lucha cuerpo a cuerpo desarrollada en Japón sin golpes, el llamado “arte suave”.

Para tal efecto, Sharp proporciona en su obra una extensa lista de 198 “armas no violentas”, que van desde el uso de colores distintivos, el diseño de símbolos de resistencia, actos de sabotaje pacíficos, comunicados públicos, manifestaciones en silencio, etc. 

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Gene Sharp, el hombre que tumbaba dictaduras con libros.

La popularización del concepto

La obra de Gene Sharp –que se puede leer en Google gratuitamente– ha sido utilizada por distintos movimientos de resistencia contra feroces dictaduras en el mundo. Por ejemplo, el movimiento serbio ¡Otpor! (¡Resistencia!) que lideró la campaña Gotov Je (Está acabado) para expulsar del poder en la Antigua Yugoslavia al presidente Slobodan Milosevic en el año 2000. 

La noción de “golpe suave” se comenzó a popularizar a nivel mundial a partir de la caída de Milošević, gracias a masivas movilizaciones sociales y el derrocamiento en los años siguientes de otros gobernantes en distintos países del mundo, principalmente mediante las denominadas “revoluciones de colores”: en 2003, la caída de Eduard Shevardnadze  en Georgia; la elección de Víktor Yúshchenko en Ucrania en 2004 tras la llamada Revolución Naranja; el éxito de la Revolución de los Tulipanes que condujo a la salida del gobierno de Askar Akáyev en Kirguistán en 2005; el retiro de las fuerzas sirias del Líbano en 2005 mediante la Revolución del Cedro; la renuncia de Zine el Abidine Ben Alí en Túnez en 2010 gracias a la Revolución de los Jazmines; el derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto en 2011 mediante la llamada Revolución del Nilo; la Revolución de las Rosas que condujo a la caída de Ali Abdullah Saleh en Yemen en 2012; y, finalmente, la Revolución de Terciopelo que llevó a la deposición del Gobierno de Serzh Sargsyan en Armenia en 2018.

Aun cuando se trataba de destronar a regímenes abiertamente autoritarios, en la literatura de izquierda se afirma que todos estos movimientos sociales habían sido inspirados por Washington y sus aliados en Occidente, con objeto de debilitar a Rusia y a sus países aliados en el marco de la llamada Nueva Guerra Fría. 

Es más. Un controversial periodista francés, Thierry Meyssan, director de la Red Voltaire por la Libertad de Expresión, acusó a Gene Sharp, sin aportar ninguna prueba, de haber contribuido al derrumbe de estos regímenes de la mano de la CIA y al Instituto Albert Einstein de ser un organismo de fachada de este organismo a pesar de que el autor, PhD de la Universidad de Oxford, pasó dos años detenido por haberse rehusado a alistarse en la Guerra de Corea. En 2008, Sharp recibió una carta de apoyo de destacados intelectuales progresistas de todo el mundo y abiertos opositores al intervencionismo de los Estados Unidos en los asuntos internos de otros Estados, tales como el lingüista Noam Chomsky y el historiador Howard Zinn (Open Letter in support of Gene Sharp and Strategic Nonviolent Action), quienes rechazaron con indignación esa acusación infame. 

La noción de ‘golpe suave’ se comenzó a popularizar a nivel mundial a partir de la caída de Milošević, gracias a masivas movilizaciones sociales y el derrocamiento de otros gobernantes en distintos países del mundo mediante las denominadas ‘revoluciones de colores’.

Riesgos de una denuncia infundada

¿Existe en Colombia un grupo organizado preparando de manera coordinada un “golpe suave” para deslegitimar y desplazar del poder al gobierno de Gustavo Petro? ¿Quiénes encabezan esta conspiración? 

¿O se trata, más bien, de una construcción imaginaria del gobierno Petro y algunos de sus seguidores? A mi modo de ver se trata de lo segundo y las consecuencias pueden ser muy negativas para la salud de la democracia en Colombia. 

En primer término, la denuncia de un “golpe suave” en camino introduce un indeseable clima de paranoia política en el país en contra de la oposición política, cuyas acciones dejan de ser un componente de la democracia –mediante la función clave del control político para disponer de una democracia sana– y pasan a ser calificadas como actividades de carácter subversivo. 

En segundo término, tiende a ahogar la normal discrepancia propia de los sistemas democráticos fundados en el pluralismo político y termina abogando por un total unanimismo en torno al gobierno. “O están conmigo o están contra mí” es una frase típica de un gobierno intransigente. 

En tercer término, se divide al país y a sus fuerzas vivas, ya sea partidos, gremios, sindicatos o movimientos sociales, entre los amigos y los enemigos del cambio, los progresistas y los retardatarios, gestando así una indeseable polarización en el país y llenando de estigmatizaciones a quienes piensan diferente al gobierno.  

Y finalmente, como sostiene Carlos Granés en una esclarecedora columna de opinión titulada “Gustavo Petro y la épica del fracaso” y publicada en www.theobjective.com: “El demagogo no asume sus errores; se victimiza y señala al enemigo del pueblo o al rico antipatriota como responsable de la debacle”. Es decir, el gobierno desplaza toda responsabilidad sobre sus desaciertos en los críticos al gobierno. 

En Colombia no está en camino ni un golpe militar, lo cual, sería contrario a la larga tradición civilista de las Fuerzas Militares, ni tampoco un “golpe suave”. Tampoco creo en la amenaza de una desviación autoritaria del gobierno actual. Desde mi perspectiva no es positivo para el país exacerbar un clima de desconfianza y miedo. 

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Eduardo Pizarro Leongómez

Profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia.