ajonjoli-campesinos

¿Autos de Fórmula 1 compitiendo en el Malecón del río? La imagen podría ser realidad en 2024, según el alcalde Jaime Pumarejo. Arte: Guillermo Solano.

El anuncio de que la capital del Atlántico estaría cerca de acoger un premio de Fórmula 1 abre varios interrogantes que se deberían aclarar a la ciudadanía.

Han pasado 72 años desde que se creó la Fórmula 1 con la primera carrera en Silverstone, Inglaterra, ganada por el italiano Giuseppe Farina a su compañero de equipo, el argentino Juan Manuel Fangio.

Desde un principio la Fórmula 1 ha sido un asunto de desarrollo tecnológico, mucho dinero y también glamour. Bernie Ecclestone, quien manejó el negocio durante varias décadas, lo transformó en un negocio multimillonario gracias a la publicidad y la explotación de las carreras, que incluyen el pago que hacen las ciudades que albergan el evento. Recientemente, luego de una crisis de tal enfoque, Liberty Media, propiedad del norteamericano Jhon C. Malone compró el Formula Group y ha buscado expandir el negocio. Su gran apuesta es llegar a otros continentes, incluido América.

Si bien hay grupos de personas en Colombia que siguen este deporte y que tuvimos a Juan Pablo Montoya como piloto destacado y ganador de varias carreras hace algunos años, la Fórmula 1 no deja de ser un deporte lejano para la mayor parte de los colombianos. Los altos costos involucrados, un muy limitado alcance en audiencia y la connotación de que es algo propio de una élite internacional, le dan a este deporte un halo de exotismo muy alejado del entusiasmo popular.

En este contexto, el anuncio hace algunos meses –y la reciente confirmación del alcalde Jaime Pumarejo de que “va muy bien el proceso para que la Fórmula 1 llegue a la ciudad de Barranquilla”, causó sorpresa. La carrera llevaría por nombre el Gran Premio del Caribe y se establecería dentro del calendario competitivo de la Fórmula 1 entre 2024 y 2025, con un vínculo de hasta 10 años.

José Clopatofsky, una de las personas más versadas en el automovilismo en Colombia, publicó meses atrás en El Tiempo una columna –que luego matizaría–, titulada: Formula 1 en Barranquilla, una idea muy arenosa. Con argumentos como que la realización de este evento implica que las sedes se comprometan por 10 años con desembolsos anuales de 100 millones de dólares, incluyendo los entre 40 y 50 millones que cobra Liberty Media. También se mencionó la falta de atractivos turísticos o culturales que convoquen una cantidad de aficionados que justifique la inversión y la falta de una pista para hacer la carrera.

Para otorgarle una sede a Miami, Formula Group exigió además del escenario que incluye pista, pits, infraestructura para la prensa y tribunas, la garantía de 35.000 habitaciones de hotel, además del pago de los derechos por 10 años. Ante la dificultad de construir un espacio dentro de la ciudad, el circuito se hizo en el parqueadero del estadio del equipo de fútbol americano de los Miami Dolphins e incluyó hasta una marina simulada.

Barranquilla tiene sólo 6.170 habitaciones hoteleras y podría crecer en unas 1.100 más con los proyectos en curso para alojar algo menos de 10.000 turistas, afirmó recientemente el presidente nacional de Cotelco. Habría que recurrir a Cartagena y Santa Marta, y garantizar un traslado eficiente. No cabe tampoco la construcción de un escenario especial, habría que adecuar un espacio urbano o despejado. Esto sin considerar otros aspectos débiles de la infraestructura de la ciudad como el aeropuerto, así como la capacidad de entregar los servicios que requerirían decenas de miles de personas en tan corto tiempo. La ciudad tiene la experiencia del Carnaval, pero allí el número de extranjeros no llega a tales cantidades.

Para otorgarle una sede a Miami, Formula Group exigió además del escenario que incluye pista, pits, infraestructura para la prensa y tribunas, la garantía de 35.000 habitaciones de hotel.

No se conocen detalles de las negociaciones, pero el mismo Clopatofsky escribió semanas después que el anuncio de la Alcaldía de Barranquilla –que tuvo el respaldo del expresidente Duque, pero no del gobierno actual– tiene más pista de lo que se cree. Sería bueno saber en qué va esta iniciativa. La ciudadanía debe estar informada de este tipo de compromisos que pueden implicar importantes erogaciones y saber si se requiere algún esfuerzo fiscal en una ciudad en la que se pagan altos impuestos. A lo mejor se trata de una iniciativa 100 % privada, lo cuál es respetable. Si ese es el caso, el Distrito puede facilitar todos los trámites y el evento no le costaría un peso.

Pero si el tema involucra recursos públicos para adecuaciones, para el pago anual que exige Formula Group o para cualquier otra necesidad asociada al evento, es indispensable entonces que se haga un riguroso análisis de costo-beneficio para ver si el negocio es bueno para la ciudad y si se justifica la inversión. Desde luego, habría que hacer público ese análisis para que la gente sepa en qué se usan sus impuestos. Ya un piloto colombiano, Nicolás Baptiste, de la Formula regional europea, porta en su vehículo una publicidad que dice: “Ven, Vive Barranquilla, Vive Atlántico”. ¿Qué tan necesaria es esa pauta cuando aún no se ha definido el tema?

Al respecto, algunas preguntas: ¿cuántos visitantes se esperan? ¿Los 60.000 anunciados o los 300.000 que llegan a otras sedes?, ¿cuánto hay que invertir y por cuántos años es el compromiso?, ¿cuánto dejarían o consumirían en Barranquilla y otras ciudades?, ¿qué utilidades les queda a restaurantes, hoteles, servicios turísticos, a la ciudad? Todo esto y más debe responderlo el indispensable análisis que se pide. Según Probarranquilla, 23 eventos apoyados y captados por esa organización, trajeron 27.000 visitantes en el primer semestre de este año quienes gastaron un promedio diario de $800.000 pesos, menos de 200 dólares. ¡Hay que revisar bien los números!

Más importante aún, en términos de prioridades y retornos de inversión, ¿no deben los recursos en dinero, tiempo y agenda pública concentrarse mejor en temas críticos como Seguridad, Transporte Público, Educación y Cultura, en los que tenemos considerables rezagos?

Querido lector: nuestros contenidos son gratuitos, libres de publicidad y cookies. ¿Te gusta lo que lees? Apoya a Contexto y compártelos en redes sociales.

Arnold Gómez Mendoza

Empresario, PhD en Economía de New York University, profesor de la Universidad del Norte.