El ex sacerdote Alberto Linero se dedica hoy a dictar conferencias y escribir, y es parte del panel de diversos programas periodísticos. Foto: Semana.
“En el credo católico no dice que yo tengo que rechazar a las personas de sexualidad diversa”: Alberto Linero
“Espiritualidad para humanos” es el más reciente libro de Alberto Linero en el que expone sus ideas sobre el cristianismo, la autosuperación y el bienestar colectivo. Contexto dialogó con el conferencista y escritor samario.
Según Alberto Linero la espiritualidad no debe ser culpa, latigazos, represión de la sexualidad. La espiritualidad profunda –afirma– es vivir con amor y alegría, y buscar que el prójimo también viva de la mejor manera. Es crecimiento psicológico, fortalecimiento de la autoestima, pero no para ser egoístas y narcisistas sino para ayudar a los demás; lo importante, al final, es el bienestar colectivo. De estos y otros temas habla Linero en su último libro, Espiritualidad para humanos, publicado por Editorial Planeta.
El escritor, educador y conferencista nació en Santa Marta en 1968. Tiene más de 25 libros publicados y es uno de los autores más vendidos en Colombia. Fue sacerdote católico hasta 2018, desde ese año expande sus ideas personales sobre el cristianismo y la espiritualidad desde distintos soportes. Linero estudió Filosofía y Teología y tiene varios posgrados. Hace parte de los equipos de trabajo de BLU Radio Y Día a Día del Canal Caracol.
Juan Sebastián Lozano: ¿Cuál fue la motivación principal para escribir este libro?
Alberto Linero: Presentar la espiritualidad como una posibilidad de felicidad, como una posibilidad de una vida con sentido. Proponer maneras de desarrollar las habilidades espirituales. Es que creo que la espiritualidad ha sido confundida con la religión, y al ser confundida con la religión se le han achacado las adversidades y las aversiones que se tienen con la religión. Algunas justificadas, otras no tanto, esa no es mi discusión. Entonces quería mostrar un relato en el que la espiritualidad se presentara tal cual es, por lo menos desde mi visión, y provocara preguntas, provocara actitudes, provocara acciones en las personas para desarrollar sus posibilidades espirituales. O sea, en el fondo hay una profunda convicción, y es que la espiritualidad me ayuda a ser más feliz. Yo creo, y esta es mi experiencia personal, que si yo no fuera un ser humano espiritual tendría más problemas de los que tengo en la construcción de la existencia. Esa es la intención, no es un objetivo proselitista, el texto no es evangelizador. El texto está escrito para todo el que tenga corazón y cerebro, no me importa que sea ateo, no me importa que sea agnóstico, no me importa que sea de cualquier experiencia religiosa o que sea indiferente al tema. Me interesa es que el tipo o la tipa lea, se cuestione, responda a sus preguntas e intente desarrollar ideas que le permitan ser más felices. Ese es el carretazo que hay detrás.
J.S.L.: Dices que la felicidad se encuentra viviendo con amor. ¿Qué es para ti vivir con amor? ¿Cuáles son los límites del dar amor teniendo en cuenta la dureza de la realidad y las relaciones?
A.L.: Te digo tres cosas. La primera, Karen Armstrong, una autora interesante, muestra que todas las religiones, todas, con las diferencias que tengan, terminan en una cosa que es la compasión. Que es el amor al otro, que es la solidaridad con el otro, que es servir al otro. El libro es precioso y lo que muestra es eso, entonces yo creo en eso. Yo creo que todo se reduce a que yo intente que tú seas más feliz. Lo segundo, qué es para mí el amor, este libro es gemelo de uno que se llama Amar es ganarlo todo. Yo creo que amar es la decisión de que mi felicidad esté determinada por la felicidad de otros seres. Yo creo que amor es que mi felicidad esté determinada por la felicidad de Alcy Matallana, que es mi pareja; por la felicidad de Rosina Gómez de Linero, que es mi madre; por la felicidad de mis hermanos, de los seres con los que comparto. Y tres, yo no le tengo miedo a estrellarme con la dureza de la vida, yo prefiero ser Abel que Caín, porque el maestro espiritual que yo tengo terminó siendo Abel y no Caín. A mí me da miedo que la tendencia de Caín, que cada uno de nosotros tiene en el corazón, le gane a la bondad, a la misericordia, le gane a la compasión. Sí, yo no tengo miedo a ser ingenuo, yo no tengo miedo de estrellarme, yo no tengo miedo de ser traicionado, yo no tengo miedo de pasar hambre a veces. Yo tengo miedo de ser un “hijodeputa”, de eso sí tengo miedo. Yo sí tengo miedo de que mis tensiones me lleven a odiar a otro. Ahora bien, siempre están los límites, el amor tiene límites que están marcados por mi dignidad, que están marcados por la dignidad del otro, que están marcados por la justicia. Es decir, tampoco estoy pidiendo que seamos ángeles, estoy pidiendo ser humanos en un aquí y un ahora.
¿Cómo hacer para que las ideas de autosuperación no sean un asunto narcisista, solo de crecimiento individual?… para que redunden en el desarrollo colectivo, la evolución espiritual y material colectiva.
Lo primero que quiero es reivindicar la literatura de bienestar, a mí no me gusta la expresión autosuperación, a mí me gusta hablar de literatura de bienestar. Es más, creo que la literatura que no me genere preguntas y no me haga crecer no es buena. A mí El amor en los tiempos del cólera, que es uno de mis libros preferidos, me hizo ser mejor humano, y eso es literatura. Además, sospecho que El Quijote tiene razón, que el ser humano tiene que leerlo todo. Creo que hay que leer siempre y hay que leerlo todo. Entonces, hago una reivindicación de la literatura de bienestar, yo no me siento avergonzado de que mis textos muchas veces sean entendidos como literatura de bienestar. Sospecho de los intelectuales elitistas que piensan que la única verdad es la que ellos tienen.
Lo segundo, yo creo que coexistimos, que uno tiene que amarse primero a sí mismo, pero pensar en uno para trascender. No creo en una espiritualidad que solo se quede en mí, terminaría siendo narcisista y masturbatoria. A mí me asusta esa espiritualidad masturbatoria del yo con yo, no, la espiritualidad me lanza hacia el otro. Hay que tener mucho cuidado, uno tiene que lanzarse en función del otro. Las experiencias más bellas que yo he vivido son en la carencia, yo no busco carencia, pero la he tenido y ahí he aprendido. Soy el ser humano que soy también por las carencias. Entonces, cuidado, espiritualidad no es un acto masturbatorio, espiritualidad no es quedarme en el yo con yo; espiritualidad es amarme, pero trascender hacia el otro. Voy a ser más duro, espiritualidad que no se concrete en opciones de justicia en favor del otro no es espiritualidad. Espiritualidad que no ayude a que los otros sean más no es espiritualidad. Espiritualidad que se quede en el dinero que gano y no en cómo construyo contextos de justicia social no es espiritualidad.
Nos cuesta renovarnos porque nos cuesta perder privilegios y eso es normal en los seres humanos. Nuestra fe llega hasta cuando nos piden deshacernos de algunos privilegios. Yo creo que la institución eclesial tiene miedo de perder algunos privilegios.
Portada del más reciente libro de Alberto Linero, publicado por Editorial Planeta.
¿Por qué a la Iglesia Católica tradicional le cuesta renovar ideas conservadoras que tú mismo criticas en el libro?
Lo primero, yo estoy dentro de la iglesia, mi discurso todavía es un discurso que está dentro de la iglesia. Yo vivo en comunión con el Papa Francisco. Soy un católico, apostólico y romano. Si me preguntas por qué nos cuesta renovarnos, es porque nos cuesta perder privilegios y eso es normal, a todos los seres humanos les cuesta perder privilegios. Nuestra fe llega hasta cuando nos piden deshacernos de algunos privilegios. Yo creo que la institución eclesial tiene miedo de perder algunos privilegios. También al ser humano le da miedo vivir en la incertidumbre, afrontar los cambios, entonces se aferra al pasado, se aferra a lo que tiene.
Los temas que yo he tratado ya muchos teólogos en la iglesia los han tratado, desde el Concilio Vaticano II, pero nos ha dado miedo entender que hay que renovarnos. Hemos vuelto dogma lo que no es dogma, es que en el credo de los católicos no dice que yo tengo que rechazar a las personas de sexualidad diversa, ahí no dice eso, yo no he leído esa vaina. Eso no es un dogma, sin embargo, nos aferramos a eso como dogma porque nos da miedo la novedad. Nos da miedo el cambio y yo creo que es eso es falta de fe, porque el que tenga fe sabe que en la novedad hay crecimiento personal y crecimiento comunitario, y se echa hacia adelante. Pero le pasa a la sociedad, no solo le pasa a la iglesia. Yo lamento que nos hayamos demorado tanto, nos estamos demorando mucho y eso trae como consecuencia que dejamos de hablarle a la gente, a los jóvenes.
¿Es necesaria la idea de un Dios para que vivamos éticamente? ¿Qué aporta Dios a la búsqueda de que vivamos con responsabilidad social?
La presencia de Dios en mi vida no es la fuente de mis opciones éticas. Yo creo en una ética autónoma, creo que hay que ser bueno no porque lo dice un ente metafísico, sino porque las circunstancias de la condición humana así lo presentan lógica y coherentemente. Para mí Dios no es necesario para que seamos buenos o malos. Por ejemplo, yo estoy de acuerdo con la regularización de la marihuana, pero no con el consumo, es decir, si tú me preguntas yo no consumo y creo que es adictivo y que hace daño, pero estoy de acuerdo en que no sea una prohibición. Me molesta que tengamos que decirle a la gente lo que tiene que hacer, la gente tiene que ser libre. Lo que tenemos es que formarlos bien, que tener muy buenos procesos de formación, eso para mí es fundamental.
Cuál es la razón de ser de Dios, yo creo que Dios le da sentido a la existencia en cuanto le permite al ser humano entender muchas de las experiencias que desde la razón misma no alcanzan a ser explícitas. Creo que esa es la relación con Dios, es decir, si yo fuera ateo trataría de seguir siendo bueno y no mataría y no robaría y no haría esas cosas. Si yo fuera ateo trataría de ser un hombre creyente en la humanidad. Al fin al cabo creo que Dios a los que nos invita a creer es en el hombre. Me parece que nadie es más humano que Jesús. Leonardo Boff dice que humano como Jesús solo Dios, para mostrarnos que lo divino, que eso que creemos que es lo divino se expresa en la plenitud de la humanidad.
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Juan Sebastián Lozano
Escritor y periodista colombiano. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.