Niños y niñas de la Institución Educativa Politécnico del barrio El Pozón, una de las zonas marginadas de Cartagena, atendieron durante tres meses el proyecto de creación artística “Pasos de gigantes”. El objetivo: acrecerlos al arte y visibilizar su identidad y pertenencia con su ciudad. Todas las fotos: Camo Delgado A. @camographer
Guiados por la artista guatemalteca Regina José Galindo, una comparsa de niños y niñas disfrazados de Cabezones del Carnaval de Barranquilla se tomaron las calles de Cartagena para reafirmar sus sueños y su identidad.
Solo es posible amar y entender aquello que se conoce y esto fue lo que hizo en Cartagena Regina José Galindo (Ciudad de Guatemala, 1974), una de las artistas más destacadas de América Latina, con su propuesta Pasos de gigantes.
Galindo, artista plástica especializada en performance, goza del reconocimiento internacional por su trabajo provocativo y controvertido, y sorprendió en Cartagena el pasado 25 y 26 de abril con esta propuesta comisionada y producida por la Fundación Magdalena que intenta despertar la alegría y confianza en los niños de la Institución Educativa Politécnico del barrio El Pozón. Para ello desarrolló un performance inspirado en una de las expresiones tradicionales del Carnaval de Barranquilla, el disfraz de los Cabezones.
Sobre este proceso artístico comunitario, afirma la artista: “La fundación me invitó a proponer un proyecto para trabajar con los niños y las niñas de la comunidad del barrio El Pozón. Buscamos con esto empoderar a estos niños para que construyeran sus personajes, un alter ego de ellos mismos. Fue un bonito proceso que incluyó talleres de terapia corporal, música y artes plásticas”.
Un proceso que incluyó psicoterapia, elaboración de máscaras, arte y música, y que contó con la participación de la artista centroamericana Regina Galindo puso a los jóvenes en diálogo consigo mismos y con su ciudad.
En Pasos de gigantes participaron 65 niñas y niños estudiantes de la I.E. Politécnico del Pozón, quienes fueron parte de un taller de psicoterapia de la mano de Emilia Larraondo. Con ella hablaron de sus sueños y de cómo ellos se visualizaban a futuro, sin miedo, sin represión, sin límites. “Inspirados en esos sueños realizaron su personaje, su propia cabeza gigante imaginada en grande con el escultor guatemalteco Guillermo Santillana, que viajó y estuvo con los niños tres semanas en su barrio para la realización del taller de cabezas”, afirma Galindo.
Una vez realizadas las cabezas gigantes, la artista guatemalteca se unió, en un trabajo de más de tres meses, en la coordinación y organización de una comparsa que desfiló en el Centro Histórico de Cartagena y en el barrio El Pozón. “Muchísimas niñas y niños nunca habían salido del barrio y no conocían el centro histórico de Cartagena. Lo que hicimos fue llevarlos allí para que se tomaran las calles de una ciudad que les era desconocida”, relata la artista.
¿El resultado? Una comparsa hecha de esperanza y sueños, un ejercicio de autonomía y determinación en donde los niños se empoderaron y se tomaron las calles de su ciudad, un destino turístico que no les ve pero que les pertenece.
Muchísimas niñas y niños nunca habían salido del barrio y no conocían el centro histórico de Cartagena. Lo que hicimos fue llevarlos allí para que se tomaran las calles de una ciudad que les era desconocida.
Inspirados en el disfraz de los Cabezones del Carnaval de Barranquilla, El Pozón hizo presencia en una fiesta por las calles del Centro Histórico de Cartagena.
Arte para el cambio social
Al mismo tiempo que este proceso creativo se desarrollaba, otro grupo de 20 niñas y niños estuvieron durante tres semanas en un taller de percusión. Allí construyeron tambores a partir de materiales reciclados para poder acompañar a sus compañeros en las comparsas con la agrupación musical Tambores de Cabildo –De la Boquilla para el mundo–, y realizaron un taller de coreografía con “Pimienta”, bailarín de el Colegio del Cuerpo.
El objetivo fue visibilizar a niños y niñas que viven marginados de esa Cartagena de postal turística en la que los visitantes no salen de esa ciudad amurallada.
Galindo ha sido galardonada con numerosos premios internacionales como el León de Oro a la mejor artista joven en la Bienal de Venecia en el año 2005 y el Premio Príncipe Claus en 2011.
A propósito del proyecto, Galindo reconoce que su contexto determina la forma en que piensa en muchas de sus obras. “Creo que al ser Guatemalteca definitivamente eso me marca y determina la forma en que acciono y pienso. En Guatemala existió un grupo llamado ‘Caja Lúdica’ en los años 2000 muy importante, de recuperación de jóvenes que vivían en barrios periféricos tomados por las maras, y estos se alejaban de las pandillas gracias al arte, las comparsas, la alegría, el compartir, la vida misma. Esa fue una fuente definitiva de inspiración para “Pasos de gigantes”.
Francine Birbragher-Rozencwaig, curadora colombo americana resalta el compromiso de Regina José Galindo con las distintas comunidades víctimas de violencia. Esta vez ha estado en Colombia, un país que al igual que su natal Guatemala ha sufrido las consecuencias de la guerra, el narcotráfico, las injusticias relacionadas con la discriminación racial y de género y los abusos a los Derechos Humanos.
La performer guatemalteca está convencida de que el papel del artista es crear obras de arte que a pesar de que pueden no tener un impacto directo en el cambio social, sí pueden promover un nuevo diálogo entre los ciudadanos. “Si bien es importante denunciar y ser críticos, también es crucial generar estrategias para sanar y abrir caminos, precisamente para brindarle a la juventud la esperanza de un mejor futuro”, afirma Galindo.
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Cristina Said
Periodista, especialista en Desarrollo Organizacional y Procesos Humanos de la Universidad del Norte.