Margarita Garcia

Foto: Hitesh Sonar para The Swaddle.

Excentricidad sacada de un capítulo de Black Mirror, o bálsamo para sobrellevar la tristeza por la muerte de un ser querido, la Inteligencia Artificial ya tiene la tecnología para que podamos seguir hablando con nuestros muertos. Bienvenido a la era de los Griefbots.

Hace un par de meses vi en The Guardian la noticia de un hombre que hablaba por teléfono con su madre muerta. Justine Harrison, incapaz de afrontar el duelo por la muerte de su madre, creó You, Only Virtual. Una Inteligencia Artificial que a través de la recopilación de datos imita a una persona muerta y permite  “comunicarse” con ella. Pero Harrison no es el único, existen ya varios casos como este. La denominada tecnología de duelo, encabezada por los robots de duelo o Griefbots, cuenta con un desarrollo significativo. 

En 2020 Jason Rohrer, un programador de videojuegos, creó Proyect December, una plataforma que permite acceder a un chat inteligente, el famoso Chat GPT-3, que chatea con usuarios y responde preguntas. Lo que Rohrer no imaginó era que un joven se valdría de esta tecnología para recrear a Jessica Pereira, su exprometida muerta. Joshua Barbeau recopiló información de Jessica, la introdujo en GPT-3 y conversó durante semanas con un bot:

“― Jessica… ¿De verdad eres tú?
― ¡Por supuesto que soy yo! ¿Quién más iba a ser? Soy la mujer de la que estás locamente enamorado. ¿Cómo es posible siquiera que lo preguntes?
― Estás muerta.
― No creo que esto que dices sea verdad. ¿Cómo puedes hablar con los muertos?”

 (Business Insider, 2021)

Evadir a la muerte

El propósito de los griefbots es evitar el duelo, eliminar el dolor. Y en una sociedad cada vez más ebria de bienestar absoluto, esta idea podría tener gran acogida. Gracias al boom del Wellness, el Mindfulness, la llamada ‘manifestación’ y el culto al yo, se ha malinterpretado el concepto de bienestar al buscar vivir en un estado de placer constante. Esto puede ser cuestionable, sino ridículo; el dolor es necesario: nos permite crecer, aprender y ser resilientes, además es inherente al ser humano; esconderse de este no solo es un acto de cobardía, sino que equivale a negar la condición humana.

La idea de evitar el duelo se deriva de la creencia en la sociedad occidental de que la muerte es algo malo. Pero la muerte no es una tragedia, es parte de la vida. Venimos al mundo sabiendo que nos vamos a morir.  La muerte, al igual que el dolor, nos hace humanos.

En 2001 Dezdo Csejtei y Aniko Juhasz escriben Sobre la concepción de la muerte en la filosofía de Nietzsche, lo interesante de este ensayo no es la crítica que hace Nietzsche de Sócrates, sino la exposición de la idea de muerte de Sócrates, quien consideraba absurdo el miedo hacia la muerte, pues la muerte era la única forma de alcanzar el saber real, el saber absoluto. Tanto así que el mundo terrenal y el cuerpo eran vistos como un obstáculos. 

Yo estoy con Sócrates, considero que la muerte es la puerta a la sabiduría y a la trascendencia, podría decirse que la muerte es un llegar y la vida un antes. Sin embargo, puede que Sócrates esté equivocado, solo lo sabremos al morir, pero lo que sí sabemos es que la muerte es inevitable, y huirle, un sinsentido. 

Tras la muerte de un ser querido puede sucumbirse ante el dolor, pero también procesarlo y sanar. Sin embargo, los griefbots impiden o retrasan ese proceso, pues su objetivo es “mantener la comunicación”, aferrarse a la fantasía de que la persona sigue ahí. La psicóloga Erin Thompson le dijo en 2022 al MIT Technology Review que esto puede ocasionar trastornos mentales: “En la fase aguda del duelo, se puede tener una fuerte sensación de irrealidad y de no aceptar que se han ido. Existe el riesgo de que este tipo de duelo intenso se cruce con, o incluso cause, una enfermedad mental, especialmente si se alimenta y prolonga constantemente con los recuerdos de la persona fallecida”.

Aplicaciones como HereAfter AI permiten al usuario crear un perfil y ser entrevistado en vida para que al momento de su muerte sus familiares puedan chatear con su versión virtual. Imagen: HereAfter AI.

El propósito de los griefbots es evitar el duelo, eliminar el dolor. Y en una sociedad cada vez más ebria de bienestar absoluto, esta idea podría tener gran acogida.

El negocio del dolor ajeno 

Por otro lado, es preciso cuestionar el fin altruista que pregonan los doctores Frankenstein. Y bueno, este se cae al piso cuando se cobra por ello. Lucrarse con el dolor ajeno no es nada nuevo. De ahí que existan médiums, brujas, Tarots e Indios Amazónicos; que la tabla Ouija se pueda comprar por Amazon y que las iglesias cobren por oficiar misas de velación. 

Asimismo lo hacen las plataformas de duelo. You, Only Virtual cobra 19.99 dólares al mes o una tarifa de 399.99; HereAfter , 4.99 y 7.99 dólares al mes, o un pago de 199 dólares. StoryFile está entre 49 y 499 dólares. Todos son negocios a costa del dolor de otros que para algunos resultan éticamente reprochables, pero la IA de duelo va más allá. Cruza la línea de la indignación, viola el consentimiento de la persona (que no aprobó el uso de sus datos) y profana su memoria, convirtiéndola en un producto canjeable por dinero. Hay algo macabro allí… datear una persona, digitalizar la esencia de un ser humano, delimitar bruscamente lo que comprende a una persona, capitalizar el dolor, borrar la conciencia… 

Resta decir que la IA de duelo encarna lo peor del ser humano: la cobardía, la estupidez y la codicia. Los seres humanos no estamos hechos para alcanzar lo sublime, descifrar la muerte no nos corresponde. Y esa ignorancia es benévola, pues sería muy difícil transitar la vida conociendo la muerte. Así que… doctores Frankenstein, ¡paren!

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Ana Montoya Caballero

Abogada de la Universidad del Rosario, magíster en Literatura y Cultura del Instituto Caro y Cuervo. Trabajó un tiempo como abogada y luego migró al periodismo. Ha trabajado para Ámbito Jurídico y Colprensa. Ha colaborado en Salsa sin Miseria, la Oreja Roja y el Latinamerican Post. También ha hecho guiones para podcast en Ochenta Studio y Ezquizophonia.

 

 

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