Gloria Lara de Echeverri en compañía de sus hijos Héctor Manuel, Gloria Lucía y Luz María.
In memoriam Gloria Lara de Echeverri (1938 – 1982).
Esta mañana el pasado volvió a mí. El cielo de Tyhuaira me pareció un poco triste y la nostalgia del ambiente se fue apoderando de mi voluntad. Detuve un rato la mirada en la distancia y vi tu imagen retratada en la elocuente fragilidad de los sauces. Sí, ahí te vi, indefensa y bella, a merced de los violentos que han enturbiado con sangre inocente la serena transparencia de nuestros ríos. Nuestra patria herida, y tú en el holocausto, víctima de mentes ignaras.
No imploraste misericordia por tu vida aquel domingo macabro. Erguida y con los ojos abiertos, como aquella reina infausta, caminaste junto a esos lobos feroces. Tu voz clara y serena no se empañó con el miedo, y tu figura gallarda no se dobló ante la crueldad de los injustos.
Estabas acostumbrada al dolor, primero tu padre, y luego tu primogénito. Sabías que en la vida todo pasa y que los mejores son los que más sufren. Naciste rodeada de bienes materiales, pero tu corazón jamás estuvo apegado a la riqueza. Por eso me enamoré de ti.
Tu elocuencia me persigue y tu silencio me acompaña en las profundas horas en que la vida se me hace incomprensible. ¿Y para qué el hombre?, me pregunto, y solo tu recuerdo apacigua la inquietud que me sumerge en aguas tenebrosas. Siento entonces el fino discurrir de tus manos y las veo accionar cuando exponías tus ideas, las veo moverse con un extraño poder, y oigo tus palabras en defensa de los aborígenes, tu preocupación, y veo tus labios que tanto me besaron y veo tu sonrisa y las perlas de tus dientes.
Gloria, ¿qué han hecho de nuestros mares? Tu país, tierra de insignes poetas y sutiles gramáticos se ha cubierto de largo luto. ¿Y nuestros mares, Gloria?
Colombia paraíso de orquídeas y esmeraldas llora su inmerecida suerte. No hay piedad. Es como si Dios nos hubiera dado la espalda, las madres sin consuelo imploran por la vida perdida de sus hijos y no obstante la ceguera se acrecienta en los ojos de los crueles y violentos.
¿Por qué tú? Desconocías el odio, y la envidia nunca te afectó porque tu mente era diáfana y precisa: servir a la Patria sin entrar en conflictos con los partidos políticos contrarios. Siempre estuviste al lado de los débiles y el poder extremo de los fuertes te horrorizaba. Nuestros mares Gloria han perdido el envidiable azul que tanto cantara Castañeda Aragón desde las antiguas playas de los Tayronas, y la muerte blanca los fue llenando de cadáveres.
Gloria, ¿qué han hecho de nuestros mares? Tu país, tierra de insignes poetas y sutiles gramáticos se ha cubierto de largo luto. ¿Y nuestros mares, Gloria?
Gloria Lara de Echeverri junto a su esposo Héctor Echeverri Correa.
“Si hemos venido al mundo” –decías con frecuencia– “debemos aprovechar cada instante para prolongar nuestro paso por la tierra y dejar bien marcada nuestra huella, haciendo una obra que alivie la carga pesada de aquellos que han sido menos afortunados”. Y por esto no perdías el tiempo, y sin dejar de ser mujer, y sin perder tus encantos, te afanabas en los difíciles propósitos del ser que ha venido al mundo a servir.
Y un día, obligada por unas manos criminales, te fuiste de nuestras vidas. Tus hijos y yo no volvimos a tener paz. Cada noche se hacía una eternidad con la esperanza de que a la mañana siguiente encontráramos un camino que nos llevara hasta ti. Todo fue en vano. Imaginábamos las torturas y la impiedad de esos rufianes. Muchas veces oí tu voz y por qué no decirlo, tu deseo de morir.
Todo fue en vano, hasta que el 28 de noviembre, a las 11 de la noche, supe que tu calvario había terminado. Fueron 150 incontables días de dolor y escarnio. Esa noche, Gloria, mucho de mi ser se fue contigo y entré en el laberinto a donde nos conduce la insensatez humana. Cuando vi tu cuerpo enjuto y reducido por las penas, quise morir contigo. Eras solo una sombra, y hoy pienso que hacía mucho tiempo que ya no vivías.
Un día puede acabar con todo el universo y tus sufrimientos fueron tan abyectos que si Dios tuvo clemencia de ti, estoy seguro de que tu espíritu y tu alma ya no habitaban más en ese minúsculo cuerpo tuyo que fue encontrado al norte de esta ciudad. El pensar así alivia un poco mi pena, pues no merecías tan largo sufrimiento.
¿Por qué, Gloria? Esta pregunta se quedará sin respuesta, pues no tengo la percepción humana para entender tu aciago destino. ¿Por qué tú, si eras una hermosa alacena de limpios pensamientos y nobles ideales? Esa noche, Gloria, mi vida se apagó como un frágil pebetero en las terribles manos del viento. Esa noche supe que uno podía morirse en vida, aunque siguiera viviendo aparentemente.
Hubo momentos en que la esperanza me hizo creer que todo era mentira, que sólo era una pesadilla, y que al despertar tú me volverías a decir que “debemos aprovechar cada instante para prolongar nuestro paso por la tierra…”, mas no fue así. Entonces supe que la vida es la peor de todas las pesadillas. Me acerqué a tu rostro marchito porque quería hablarte. No fue posible, ya no estabas conmigo. Estabas quieta y lejana, y tu mirada se había confundido en ese mundo incierto que llaman infinito. No tuve más valor, me deje arrastrar por la melancolía. Un pensamiento sombrío cruzó por mi mente como el aleteo de un ave herida, y hablando a solas con mi tragedia, me dije:
Quería encontrar un amanecer de claras lumbres
o un atardecer con arreboles,
para satisfacer en ellos mi alegría
admirándole a Dios tanta belleza.
Ensimismado todo en su grandeza,
pedirle paz, paz y clemencia
para que este país atormentado
que va a morir como el crucificado
si los hombres no cesan la violencia.
El Estado colombiano reconoce su compromiso con las víctimas y pide perdón internacional por el crimen de Gloria Lara
El pasado miércoles 22 de mayo se realizó por parte de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, el acto de reconocimiento de responsabilidad por el asesinato de Gloria Lara. En la jornada se proyectaron una serie de imágenes en el domo del Planetario de Bogotá al tiempo que sonaba la canción ‘I Have a Dream’, del grupo sueco Abba. Foto: Caracol Radio.
Transcurridos más de 40 años sin que la justicia profiriera las sanciones penales en contra de los responsables del asesinato de Gloria Lara de Echeverri, el Estado colombiano pidió perdón por el crimen de la líder política, el cual acaeció en 1982, cinco meses después de su secuestro el 23 de junio de ese año.
En vida, Gloria Lara culminó su bachillerato en Londres y en 1957 ingresó a La Sorbona, en París, donde adelantó estudios en Ciencias Sociales y Civilización Francesa. Regresó a Colombia en 1960, donde contrajo nupcias con Héctor Echeverri Correa en 1961.
Madre de tres hijos, Lara comenzó sus estudios en Ciencia Política en la Universidad de los Andes, de donde se graduó en 1976 para dar inicio a su carrera en el campo político y social.
Como activista del Partido Liberal, trabajó liderando brigadas sociales para los más necesitados y promovió brigadas de salud comunitarias, siendo parte de diversos proyectos de desarrollo social. Lara fue concejala de Bogotá, embajadora de Colombia ante la Asamblea General de la ONU, y directora de la Dirección General de Integración y Desarrollo de la Comunidad y Asuntos Indígenas –Digidec–, labores que junto a su compromiso por la defensa de los indigenas y su derecho a la tierra, le granjearon el reconocimiento nacional y sentaron las bases de un movimiento comunitario como eje del desarrollo local y regional.
La Comisión de la Verdad reconoció que el secuestro y asesinato de Gloria Lara continuaba en la impunidad y era deber del Estado rescatar su memoria, pues durante décadas el crimen ha estado rodeado de una evidente falta de investigación y sanción a los responsables y se ha negado la verdad a su familia y a la sociedad colombiana que presenció tal agravio.
Luego de que en 2022 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tomara la determinación de admitir la petición por la violación de los derechos consagrados en los artículos (integridad personal), 8 (garantías judiciales) y 25 (protección judicial) de la Convención Americana de Derechos Humanos, trascendió que el Estado, en representación de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, junto con la representante de las víctimas y los tres hijos Echeverri Lara, suscribieron un Acuerdo de Solución Amistosa el pasado diciembre de 2023. En virtud de este acuerdo, el pasado miércoles 22 de mayo se realizó ante la familia y con participación de representantes del Gobierno Nacional el acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional del Estado colombiano por la grave violación de los derechos humanos sufridos por Gloria Lara de Echeverri y sus hijos.
Néstor Osuna, ministro de Justicia encargado de pedir perdón en nombre del Estado a los familiares de Gloria Lara de Echeverri, afirmó: “El asesinato de Gloria Lara y su posterior impunidad, sin duda alguna, generaron un fuerte dolor a ustedes, sus familiares. El Estado les falló al no haber realizado investigaciones judiciales de manera diligente, todo lo cual terminó en una oprobiosa declaración de prescripción”.
En su intervención el Ministro reconoció que el Estado colombiano y “particularmente este Gobierno Nacional, en atención a su compromiso con las víctimas, reconoce su responsabilidad internacional por omisión o la violación del derecho a las garantías judiciales y a la protección judicial establecido en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con la obligación general de garantía en perjuicio de ustedes, familiares de la señora Gloria Lara de Echeverri, por la falta de diligencia en la investigación de los hechos sucedidos, lo cual impidió su esclarecimiento y la sanción de los responsables”.
*Con información de Héctor Echeverri Correa y revista Semana.
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Hector Echeverri Correa
(1937 – 2012). Político y abogado colombiano. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio de La Salle y The Choate School, y estudió Derecho y Economía en la Universidad Javeriana y Ciencias Políticas en la Universidad de los Andes. También obtuvo un Máster en Bellas Artes de la Corcoran School of Arts en Washington. Casado con Gloria Lara Perdomo, hija del empresario Oliverio Lara Borrero, quien fue secuestrada y asesinada en cautiverio. Tuvo tres hijos Héctor Manuel, Gloria Lucia y Luz María. Tesorero alterno y secretario general del Partido Liberal, se desempeñó como Concejal de Bogotá, Representante a la Cámara y Senador de la República, llegando a ser Presidente del Congreso Nacional y fundador del Parlamento Andino.