Margarita Garcia

El teletrabajo en nuestro país aún tiene un largo camino por recorrer para convertirse en el anhelo de los trabajadores digitales del siglo XXI.

El anhelado trabajo a distancia llegó para imponerse en tiempos de aislamiento social, pero las dudas sobre su adecuada implementación abren un interesante debate.

El confinamiento para evitar la propagación de la COVID-19 ha conllevado a la reinvención abrupta de la mayoría de organizaciones y sectores que buscan mitigar los estragos de la pandemia en sus finanzas y su impacto en la economía colombiana.

Uno de los “salvavidas” más empleados ha sido la digitalización: volcar los negocios al mundo virtual, lo que incluye la forma en que opera el recurso humano de las compañías gracias al teletrabajo; una modalidad laboral en ocasiones temida por las organizaciones e idealizada por los potenciales teletrabajadores, que, prácticamente y sin previo aviso o preparación debió implementarse masivamente en Colombia y el mundo.

Pero, ¿estábamos realmente preparados para la apresurada puesta en marcha del teletrabajo?, ¿qué impacto tiene —y tendrá a futuro— sobre los teletrabajadores este modo de laborar?

Jair Vega, sociólogo y director de la Maestría en Comunicación Social de la Universidad del Norte, sostiene que desde antes del confinamiento el teletrabajo ha tenido en la sociedad grandes barreras debido a las condiciones de cada individuo para adaptarse a trabajar de forma remota o desde su hogar. “Tener a disposición un espacio para trabajar, acceso a una buena conectividad a internet, a una red telefónica y al servicio de energía, no ocurre de la misma manera en toda la sociedad. Las condiciones desde antes de la pandemia eran desiguales”, asegura el académico.

La magíster en psicología Haychelt Benitorevollo coincide con el sociólogo al afirmar que esta modalidad de trabajo en Colombia resulta selectiva y ha tenido dificultades para evolucionar en el país. “Antes de la pandemia, el teletrabajo era más una opción para los profesionales independientes y para los prestadores de servicio. Aún no se había implementado masivamente ni se había considerado una necesidad empresarial, por lo que no todas las personas hoy disponen de un espacio reservado para el trabajo en casa. Es necesario que las organizaciones, sin excepción, brinden apoyo garantizando todas las herramientas que necesita un empleado para desempeñar su labor de una forma idónea, como por ejemplo auxilios en el pago del servicio de energía e internet, más si se tiene en cuenta que hoy por hoy hay un ahorro en los recursos de la salud ocupacional”.

Condiciones limitadas para el teletrabajo, poca tolerancia de las organizaciones hacia esta forma de trabajo y la falta de rutinas eficientes de los teletrabajadores, lo que los obliga a una permanente conexión a los dispositivos móviles, son algunos de los factores que llevan a concluir que el teletrabajo aún está lejos de ser una utopía en tiempos de pandemia.

Natalia Martínez tiene 27 años y labora en el sector de la comunicación. Antes del confinamiento su experiencia con el teletrabajo había sido con asignaciones freelance, trabajos muy puntuales y por tiempos cortos, pues asegura que en empleos formales con un contrato es poco común encontrar esta modalidad. Como muchos, ella afirma no estar preparada para este cambio repentino. “En casa no tengo las condiciones de espacio, un escritorio o una silla adecuada para jornadas extensas. Además en el hogar hay distracciones, se pierden los límites entre el tiempo y el espacio, y no se respetan los horarios. En este momento todo está en un desbalance”, afirma.

Condiciones limitadas para el teletrabajo, poca tolerancia de las organizaciones hacia esta forma de trabajo y la falta de rutinas eficientes de los teletrabajadores, lo que los obliga a una permanente conexión a los dispositivos móviles día y noche, e incluso los 7 días de la semana, son algunos de los factores que llevan a concluir que el teletrabajo aún está lejos de ser una utopía en tiempos de pandemia. 

Teletrabajo; sostenidos y bemoles

Aparte de la falta de condiciones óptimas para laborar desde casa, para el sociólogo Vega existe dentro de muchas compañías una cultura organizacional centrada en la desconfianza hacia el empleado, razón por la cual uno de los mecanismos de control siempre ha sido tenerlo laborando en una oficina. “Desde las mismas empresas nunca se había avanzado mucho en implementar el teletrabajo porque prefieren tener más control. Además, implementar el teletrabajo significa dotar a una persona para que tenga todas las condiciones materiales para un buen desempeño”.

Saúl Camargo es ingeniero civil y desde hace más de 2 años decidió crear su propia empresa de construcción en Barranquilla, en la que emplea a 10 trabajadores en una oficina. Consciente de haber tenido una percepción positiva del teletrabajo como una buena herramienta a futuro, hoy manifiesta cierta preocupación por su repentina implementación debido al confinamiento. “No tener control total de las personas que ocupan cargos administrativos y trabajan desde sus casas en cuanto a factores como el número de horas trabajadas, y las posibles distracciones y bajas en el rendimiento de mis empleados son cosas que como empleador me preocupan”, señala.

El concepto de teletrabajo puede chocar con el deseo de algunas organizaciones de controlar el 100% del tiempo y de las actividades que llevan a cabo sus trabajadores, como lo confirma la psicóloga experta en tecnología Andrea Bernal, quien subraya la diferencia entre el teletrabajo y el trabajo en casa: “El teletrabajo tiene una connotación de mayor flexibilidad tanto en términos del lugar donde se trabaja como en los horarios y los espacios que se ocupan para desarrollarlo. La definición de teletrabajo es el trabajo flexible, que no necesariamente se limita a trabajar en casa, pero claramente por la coyuntura se está llevando a cabo de esta manera”, explica, al tiempo que expresa que a diferencia de Colombia, en países desarrollados el teletrabajo es muy apreciado y siempre ha privilegiado los horarios flexibles y la felicidad de los empleados, permitiéndoles trabajar desde cualquier lugar en donde se encuentren.

Pero, ¿cómo incide esta implementación del teletrabajo en las personas? La súbita y prolongada implantación de esta modalidad laboral debido a la pandemia ha pasado su factura emocional a millones de teletrabajadores en nuestro país, sobre todo si se tiene en cuenta que el trabajo convencional y el espacio físico en el cual se desarrolla —la oficina— representa no solo la oportunidad de devengar un salario, sino también un espacio de distracción y evasión de algunas realidades.

La súbita y prolongada implantación de esta modalidad laboral debido a la pandemia ha pasado su factura emocional a millones de teletrabajadores en nuestro país, sobre todo si se tiene en cuenta que el trabajo convencional y el espacio físico en el cual se desarrolla representa no solo la oportunidad de devengar un salario, sino también un espacio de distracción y evasión de algunas realidades.

“En este momento no poder salir de casa afecta a muchas personas. El estrés y la ansiedad asociados a la actual restricción de la movilidad y la creciente limitación de los espacios de sociabilidad tiene un costo psicológico pues se reducen las posibilidades de desahogo, libertad y evasión propios de una vida social activa y productiva que permite aliviar problemas familiares y conflictos no resueltos”, afirma la psicóloga Benitorevollo.

Si bien las actuales condiciones de teletrabajo pueden resultar arduas para muchas personas, para otras les permite llevar el estilo de vida que siempre anhelaron. Kasper Desmet es un belga radicado en Cartagena que desde hace 4 años emprendió un proyecto de retiros para empresarios que le ha permitido experimentar el trabajo flexible. “Me encanta por la libertad que me da. Solo hay que tener en cuenta que esta modalidad viene con una gran responsabilidad porque hay que hacerlo todo: administrar el tiempo, los horarios y ser organizado con las labores. Debemos enfocarnos en el cumplimiento de metas y no de horas”, asegura.

Otras de las ventajas del teletrabajo en la que coinciden muchas personas es el ahorro en tiempo y dinero al no tener que desplazarse hacia sus sitios de trabajo, la reducción de la congestión y su consecuente reducción en las emisiones de dióxido de carbono proveniente de vehículos.

En lo que coinciden todos los expertos consultados por Contexto es en que la pandemia llevará a reflexionar sobre cómo debe ser el balance entre el trabajo y la vida familiar, y cómo deberá ser la gestión organizacional y del recurso humano. La probabilidad de que al final de esta coyuntura haya una mayor apertura hacia el teletrabajo y que muchos procesos continúen realizándose de esa manera representaría un cambio de una cultura organizacional de la desconfianza en el trabajador, pero dependerá en buena medida de la autorregulación de las personas y la confianza de las culturas empresariales para que se mantengan los cambios positivos que se han generado.

 

La Ley del teletrabajo

El teletrabajo en el país se encuentra regulado por la Ley 1221 de 2008 y el decreto 884 del 2012 que la reglamenta. En esta normatividad vigente se encuentran establecidas las condiciones bajo las que se debe ejercer esta modalidad laboral en Colombia, buscando la protección de los derechos de los trabajadores.

La Ley 1221 de 2008 establece el reconocimiento del teletrabajo en Colombia como modalidad laboral en sus formas de aplicación, las bases para la generación de una política pública de fomento al teletrabajo y una política pública de teletrabajo para la población vulnerable.

El Decreto 884 de 2012 especifica las condiciones laborales que rigen el teletrabajo en relación de dependencia, las relaciones entre empleadores y teletrabajadores, las obligaciones para entidades públicas y privadas, las ARLs y la Red de Fomento para el teletrabajo.

5 tips para teletrabajar y no fracasar en el intento

Organice y planifique las tareas durante la jornada laboral para así cumplir con los objetivos.

Realice pausas activas de 5 minutos cada una, varías veces durante el día.

Evite distraerse en redes sociales con asuntos no concernientes al trabajo.

Destine horarios organizados y espacios alejados de la pantalla del computador para consumir sus comidas.

Establezca tiempos de desconexión después de la jornada laboral.

Mantenga una rutina saludable de ejercicio y sueño reparador.

Querido lector: la experiencia de disfrutar de nuestros contenidos es gratuita, libre de publicidad y cookies. Apoya nuestro periodismo compartiendo nuestros artículos en redes sociales y ayúdanos a que Contexto llegue a más personas.

Angie K. Peña

Periodista barranquillera. Ha trabajado para medios como El Heraldo y La Revista Actual y ha colaborado en especiales periodísticos para revista Semana y otras publicaciones a nivel nacional.