El otoño de “El viejo Juancho”

En San Jacinto, Bolívar, a Juan Chuchita Fernández le decían “El viejo Juancho” o “El viejo”. Algo de respeto, algo de sabiduría, algo de tradición. Su edad era un dato, una cifra tramposa. Su memoria, su vitalidad, sus bríos, su energía, su ímpetu, eran su esencia.

“¿Quién cantará el bullerengue ‘Manolo’ con esos brillos intensos, con esos gritos largos prendidos de monte? ¿Quién cantará ‘La cumbia de Arnulfa Helena’, dedicada a su mujer, con ese amor que entreveraba recuerdos con picardías?”, se pregunta el gaitero y compositor Nando Coba. “Nadie”, responde.

Aquella mañana del 25 de octubre de 2020, lo vi sentado en su mecedora de plástico de colores, debajo de un palo de mango que echaba hojas nuevas. Hasta allí lo llevaron sus hijos Javier y Emérita. Arrastraba sus abarcas, cargaba el peso de su propia leyenda, agarraba con sus manos un bastón hechizo, bien pulido, de guayacán maduro. Habló pausado, volvió a contar por qué lo bautizaron “Chuchita”. Era el guacharaquero de Andrés Landero. Movía, tiraba, giraba el instrumento sin perder el ritmo. “¡Ahhh vaina, ese chuchita sí toca!”, dijo Andrés Landero, sorprendido de tanta destreza.

Su tío Toño Fernández, líder de los Gaiteros de San Jacinto, lo llamó a su agrupación para que tocara el bombo. Era hábil con las manos, le gustaba hacer y hacerse el show. “Es que soy muy zaramullo, no me quedo quieto, tengo que estar bailando, guapirreando, cantando, molestando”, me dijo en 2008, durante la grabación de la serie Cuando el indio quiso ser pájaro, para Telecaribe. En 2007, había recibido el Grammy Latino por el álbum Un fuego de sangre pura, al lado de los gaiteros Toño García y Nicolás Hernández.

Aquella mañana de domingo, tuvo más silencios que historias. “Ya no me acuerdo de muchas vainas, carajo”, le dijo al periodista Juan Carlos Díaz, que lo entrevistaba para el programa ¿Cómo como? como canto, de Telecaribe.

Bajo la sombra del mango, Juan Chuchita tuvo dificultad para colocarse su sombrero vueltiao, sujetó el bastón como en años anteriores agarraba los palos para tocar su tambora, para agarrar la guacharaca, con menos fuerza, claro, su artritis le fue restando. Se quitó el sombrero, lo puso sobre sus piernas y dejó reposar sus manos en el cuello de la mecedora.

Juan Chuchita Fernández nació el 6 de agosto de 1930 y murió la mañana del 29 de julio de 2021.