Foto: Joshua Newton. Unsplash.
La práctica del chamanismo, tan antigua como la humanidad misma, ha existido por siglos en diversas culturas. Un libro de un antropólogo norteamericano recoge las historias de chamanes en la mitología mexicana.
Hace mucho tiempo, en una comunidad indígena de México, poco después de la revolución, comenzó una terrible guerra de chamanes brujos en la que muchos perdieron la vida. Se dice que el conflicto podría no haber terminado nunca. Pero, ¿de verdad la magia estaba presente entre tanta violencia?
Eso fue lo que el antropólogo Timothy J. Knab intentó averiguar en su investigación sobre la mitología y cultura aztecas, narrada en el libro A War of Witches. Pero nada es nunca simple cuando se habla de creencias, rituales, esoterismo y antiguos dioses.
Magia universal
Varias investigaciones recientes han descubierto diversas formas del ejercicio del chamanismo en numerosos pueblos del mundo. Los chamanes han existido desde la prehistoria, aparecen como mediadores entre el mundo de los seres humanos y el “otro” mundo –invisible– de las fuerzas y los espíritus. Contactan con los espíritus para curar el sufrimiento humano y también para provocarlo.
En diversos santuarios griegos, desde el siglo VII A.C., se practicaban ritos de dormición. Tras el ayuno y la ingestión o fumigación de ciertas sustancias, quizá estupefacientes, los fieles se dormían. El sueño les proporcionaba pistas sobre la causa de una maldición, una enfermedad o una receta para la purificación o la curación.
Estos ritos estaban asociados a “viajes” del alma al Infierno, al mundo de los muertos o de los dioses. Así floreció una “ideología” del alma, con vida previa, separada del cuerpo y su supervivencia.
Existen muchas investigaciones sobre la práctica del chamanismo en el Viejo y en el Nuevo Mundo. En los Estados Unidos, los indios washo creían que sus chamanes, u “hombres medicina”, podían provocar enfermedades y también curarlas. En Siberia, los chamanes refieren viajes espirituales del alma y sueños mágicos, inducidos por el consumo de sustancias alucinógenas, en los que rescatan el alma de un paciente para sanarlo.
Llaman la atención las semejanzas entre el chamanismo nahua –un grupo de pueblos nativos de Mesoamérica–, el siberiano, el griego y el de los washo estadounidenses. Tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo se habla de dormiciones, separación del alma del cuerpo, viajes del alma a otros mundos, sueños mágicos, enfermedades, rescates de almas, curaciones y supervivencia del alma.
El chamanismo entre los nahuas de México
De acuerdo con antiguas creencias nahuas cada ser humano tiene tres centros anímicos y tres entidades anímicas (almas). Los centros donde moran las entidades anímicas son: la cabeza, el corazón y el hígado.
En la cabeza habita el tonal. El tonal es el primer animal que deja sus huellas en las proximidades del lugar donde depositan el cordón umbilical del recién nacido, en la ceniza del hogar o en el exterior de la casa. El tonal tiene un doble que habita en un corral de otro mundo (el Tlalocan), donde moran los animales gemelos de todos los humanos.
Los chamanes poseen varios animales fuertes y feroces como tonales. Un mismo chamán puede realizar acciones buenas a favor del tonal de una persona (si es un chamán-curandero) o acciones malignas contra él (si es un chamán-brujo). La brujería consiste en el rapto, en sueños, del tonal de sus víctimas, afirma Knab en su libro.
Durante un viaje onírico, el tonal del brujo conduce al tonal de su víctima al corral de los animales compañeros de otro mundo. Allí se alimenta de su sustancia espiritual, lo que va debilitando al enfermo hasta que llega a morir. Algunos chamanes, antes de sus viajes espirituales, consumen hongos alucinógenos.
Existe un enfrentamiento permanente entre chamanes brujos y curanderos por la salud y la enfermedad espiritual
Portada del libro del antropólogo Timothy J. Knob.
Lucha de una chamana para rescatar el tonal de un enfermo
Aunque muchas de las creencias sobre chamanes hunden sus raíces en Mesoamérica, varían de un lugar a otro o de una familia a otra. La lucha espiritual entre una chamana-curandera y un chamán-brujo ejemplifica aquí una variante de la función de los chamanes.
En una comunidad indígena de México, una chamana anciana rezaba varios padrenuestros, avemarías y credos antes de dormir. Una vez cerrados los ojos, iba a emprender un viaje onírico para rescatar el tonal de un enfermo, que estaba en poder de un brujo. El que apelase al Dios cristiano revela el sincretismo entre las antiguas religiones y el catolicismo impuesto tras la conquista española.
Al encontrarse con el brujo en sueños, la chamana intentó negociar la liberación del tonal. Tras numerosas y largas discusiones, no llegaron a ningún acuerdo. Entonces se prepararon para una lucha mortal. Esta fue larga y violenta, porque ninguno de los dos conseguía vencer a su rival.
Finalmente, en un momento de fatiga del brujo, la chamana aprovechó para arremeter contra él con energía y venció. Entonces, la anciana recogió el tonal de su cliente y lo condujo a su casa.
Posteriormente, el enfermo afirmaría que había soñado que encontraba una prenda de ropa que había perdido y se la había puesto, siendo esa una señal clara de que había recuperado su tonal y había sanado.
Este es solo un ejemplo de las historias de chamanes que pueblan la mitología mexicana y que se explican en el ya mencionado A War of Witches.
En él, Knab sostiene que existe un enfrentamiento permanente entre chamanes brujos y curanderos por la salud y la enfermedad espiritual y explica cómo él mismo fue iniciado como chamán. Pero al final destapa la realidad que se oculta bajo las creencias, el chamanismo y las muertes. Lo que de verdad estaba ocurriendo era una guerra letal originada por grandes cafeteros para enriquecerse a costa de las tierras indígenas en las que los autóctonos cultivaban maíz para subsistir.
*Texto publicado en el portal web The Conversation https://theconversation.com/es
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Alfonso Reynoso Rábago
Profesor Investigador en Antropología, Universidad de Guadalajara.