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Teología, Jurisprudencia, Medicina Natural, Latín, Griego, Filosofía, y Literatura, fueron algunas de las ‘asignaturas’ estudiadas por los alumnos del Colegio Universidad San Pedro Apóstol en la primera década del siglo XIX.

Fundado en Mompox a inicios del siglo XIX con el nombre de Real Colegio Universidad de San Pedro Apóstol, el hoy conocido como Colegio Nacional Pinillos, fue la primera institución educativa del Caribe colombiano y referente de una educación técnica y experimental pionera en nuestra región.

El episodio número 11 de Terrenal, el podcast conducido por Andrés Caro y Andrés Mejía, analiza, entre otras muchas cosas, el ambiente intelectual de la época en que Adam Smith escribió La riqueza de las naciones y La teoría de los sentimientos morales, sus dos obras clásicas. De manera sucinta, puede decirse que hubo dos características del entorno en el que emergió lo que se conoce como la Ilustración Escocesa: por un lado, la consolidación del presbiterianismo como rama derivada del protestantismo y, por otro, el florecimiento de la economía de Escocia gracias al comercio de tabaco con las colonias inglesas en el Nuevo Mundo. Este ambiente de prosperidad vio consolidar importantes centros educativos, entre otras, a las muy reputadas universidades de Edimburgo, Glasgow y San Andrés, como también figuras destacadas del pensamiento universal, como el mismo Smith, pero también  el filósofo David Hume o el ingeniero James Watt, famoso por perfeccionar la máquina de vapor.

En el mismo siglo en que Escocia irrumpe en el escenario como cuna de grandes pensadores, había una pequeña villa asentada en la orilla de un brazo del río Magdalena, en lo que se conoció como el virreinato de Nueva Granada, que se erigía como punto de comercio importante para la Corona Española, lo que hizo que Mompox se convirtiera en una de las ciudades más ricas del virreinato. Adolfo Meisel da cuenta de esta riqueza y de este ambiente comercial floreciente en su libro Santa Bárbara de Las Cabezas:la gran hacienda del Caribe colombiano 1742 – 1942, una finca que perduró cerca de dos siglos en manos de distintas generaciones de una misma familia y que pudo llegar a constituir, en sus cerca de setenta mil a ciento diez mil hectáreas, la mayor hacienda ganadera de nuestra era republicana. Pero en el libro hay un detalle que pasa casi inadvertido, en una cita de un documento de la época colonial, apostada en los renglones finales de una página llena de datos sobre número de reses e inventarios, donde se registra el título de Doctor en Teología de Francisco Trespalacios Marzán, uno de los miembros de la familia propietaria de la hacienda de marras, otorgado por la Universidad San Pedro Apóstol de Mompox.

La presencia del acaudalado comerciante español  Pedro Martínez de Pinillos, permitió iniciar el establecimiento de un colegio mayor donde se educaran las personas de la región, en razón a que los momposinos no contaban con una institución de educación desde que los jesuitas fueron expulsados de América en 1767.

En efecto, el auge económico de finales de siglo XVIII que mostraba la villa de Mompox dio para que en este territorio se asentaran poderosos personajes con influencias tanto políticas como económicas. Diana Soto Arango da cuenta de la presencia de Pedro Martínez de Pinillos, comerciante español quien actuó como mecenas para diversas obras públicas construidas en Mompox. Con suficientes apoyos en la Corte y con dinero para enfrentar cualquier inversión que se le ocurriera, decidió iniciar el establecimiento de un colegio mayor donde se educaran las personas de la región, en razón a que los momposinos no contaban con una institución de educación desde que los jesuitas fueron expulsados de América en 1767 y, quienes deseaban educarse, debían ser enviados a los colegios de Santa Fe, como el San Bartolomé o el de Nuestra Señora del Rosario.

Lo curiosamente llamativo de este esfuerzo es descrito por Soto Arango, casi con escepticismo, dado que el establecimiento del Colegio-Universidad San Pedro Apóstol fue asesorado por José Celestino Mutis y, particularmente, Eloy Valenzuela, director y subdirector de la Expedición Botánica respectivamente. Lo que hoy llamamos plan de estudios era, para la época del San Pedro Apóstol, un conjunto de Constituciones de carácter ilustrado y civil, fuertemente influenciadas por los métodos de Cristian Wolff e Isaac Newton que daba un enfoque experimental y técnico a la educación impartida. Estas constituciones consideraban prioritario el estudio de elementos de contabilidad, teología, filosofía, botánica, zoología, meteorología, astronomía e instrucción cívica. Más curioso aún es el hecho de que se promoviera la necesidad de la realización de intercambios con universidades en Europa de alrededor de año y medio al finalizar los estudios para aprender de los avances allá desarrollados, así como también el hecho de que no se establecía el criterio de hidalguía para los posibles estudiantes, sino que todos los varones en edad escolar pudieran acceder al establecimiento educativo, “siempre que no se mezclaran blancos con mestizos”.

Vista del interior del Colegio Pinillos, una institución educativa con más de dos siglos de historia.

A partir de 1806 se empezó la instrucción en el San Pedro Apóstol y en 1810 se tuvieron sus primeros graduados, como es el caso ya mencionado de Francisco Trespalacios. Sin embargo, el proceso de independencia de las colonias americanas truncó el esfuerzo de la que fue la primera institución educativa del Caribe colombiano, con el atenuante de brindar una educación ilustrada, aconfesional y financiada por Pinillos. Tampoco se pudo contar con Eloy Valenzuela como primer rector, quien había sido designado por el Virrey caballero y Góngora para tal efecto y quien seguramente hubiese enriquecido y ejecutado lo planteado en las Constituciones que elaboró. Nuestra región padece hasta hoy el rezago en indicadores de calidad educativa tal vez como un efecto de la persistencia de la baja inversión en capital humano tanto en la época colonial como en la republicana. Si planteáramos un ejercicio hipotético, el San Pedro Apóstol pudo haber desarrollado un grupo de gente educada que pudo utilizar sus conocimientos para el impulso de una ciencia aplicada a nuestro entorno, vinculada e influenciada por la Expedición Botánica, conectada con el mundo, con capacidad gerencial y muy seguramente con ideas liberales en lo político. Y lo mejor, pudieron haber creado la Ilustración Momposina.

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Raúl Villegas Ochoa

Economista de la Universidad Nacional.