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El periodista y escritor peruano Jaime Bayly regresa a librerías con una novela sobre Gabo, Mario Vargas Llosa y el “boom” latinoamericano. Foto: Juan Carlos Sierra – Revista Semana.

“Vargas Llosa nunca perdonó a Gabo. No fue capaz de darle un abrazo cuando se estaba muriendo”: Jaime Bayly

por | May 17, 2023

Por Juan Camilo Rincón

En “Los genios”, su nueva novela, el escritor y periodista peruano toma el puñe propinado por el Nobel peruano al colombiano –un episodio que terminó con la amistad entre dos genios de la literatura– como pretexto para narrar el fenómeno del “boom” latinoamericano. Entrevista.

En una especie de interesante bucle narrativo, Jaime Bayly ha creado una novela sobre los hilos que tejieron dos de los grandes autores del boom latinoamericano. En su libro Los genios (Galaxia, 2023) el periodista peruano parte del puñetazo que Mario Vargas Llosa le propinó a Gabriel García Márquez en un teatro mexicano en 1976. 

Desde allí va creando una historia de historias sobre la marejada literaria que representó el boom, las amistades que se forjaron y se desmigajaron, y las obras maestras a las que dio luz este estallido, desde Cien años de soledad hasta La ciudad y los perros. Con esta novela Bayly demuestra el buen sabor de ficcionar a los ficcionadores.

Juan Camilo Rincón: Es interesante ver en Los genios su versión de Carmen Balcells, esa mujer esencial para el boom. ¿Cómo la construyó?

Jaime Bayly: Te voy a decir algo que no digo a menudo, es la persona más inteligente que he conocido… y mira que he conocido a mucha gente. A Carmen yo la conocí al año siguiente de publicar No se lo digas a nadie en 1995. Esa novela se vendió mucho en España, entonces ella me buscó y me dijo que quería ser mi agente. Fui a su oficina en la avenida Diagonal en Barcelona. Ella era dueña de todo un edificio. Ciertas plantas del edificio eran oficinas, había un piso que era el “puticlub” y luego había un piso donde ella vivía. En el puticlub ella recibía a sus autores y hay que ver cómo nos agasajaba. Cuando ella me invitaba a su oficina, no te creas que estábamos sentados alrededor de una mesa, no. ¡Era un banquete pantagruélico! Venían platos y platos, sopas, postres sin fin. Era una cosa formidable porque ella era una mujer desmesurada, de una grandeza descomunal. Yo creo que el gran genio de la novela es ella, porque inventó a los genios. Ella hizo que los genios fueran famosos, ricos, leídos.

Juan Camilo Rincón: También aparecen Patricia Llosa, su hermana, Carmen, Mercedes Barcha. ¿Cómo ve hoy a esas mujeres que también hicieron parte del boom?

Jaime Bayly: Tanto Carmen Balcells como Patricia Llosa fueron feministas adelantadas, visionarias. Ciertamente Carmen vivió medio siglo antes de su tiempo; fue una mujer independiente que negociaba con editores y autores, casi todos hombres. Más adelante en los ochenta le aparece Isabel Allende. Pero en los sesenta, donde comienza esta novela, eran todos hombres y estas mujeres, Carmen y Patricia, tenían un carácter, un poder, una confianza ilimitada en sí mismas. Tenían también una inteligencia emocional que a menudo los grandes genios artísticos no tienen. Por ejemplo, Patricia. Ella es capaz de comprender y perdonar a Mario. Mario la deja, se va con otra mujer, luego se arrepiente, regresa, pide perdón. Patricia es capaz de perdonarlo; Mario no fue capaz de perdonar a Gabo. ¡No fue capaz! Le pegó y nunca más hizo nada para verlo, a pesar de Carmen, a pesar de Gabo. Gabo ya no tenía memoria, estaba viejito, se estaba muriendo y Mario no fue capaz de ir a darle un abrazo… una falta de inteligencia emocional, de empatía. Por eso digo que sin Carmen y Patricia Llosa −sin ser criaturas geniales de exhibición pública, de obra artística, porque están en la sombra− aquellos genios no hubieran sido posibles.

Mario (Vargas Llosa) no fue capaz de perdonar a Gabo. ¡No fue capaz! Le pegó y nunca más hizo nada para verlo. Gabo ya no tenía memoria, estaba viejito, se estaba muriendo y Mario no fue capaz de ir a darle un abrazo.

J.C.R.: ¿Qué características les puso usted a los dos escritores como personajes de ficción? 

J.B.: Tengo la suerte de haberlos conocido. Primero, creo que Gabo nace genio y Mario se hace genio. Luego creo que la música y el humor definen a Gabo, y la disciplina y el rigor intelectual definen a Mario. Uno es un jodedor, el otro es un cadete de la literatura. Gabo no se toma a sí mismo tan en serio, se ríe de sí mismo, no le gusta la vida pública… A mí nunca me dio una entrevista. No le gusta dar entrevistas, no le gusta dar conferencias, no le gusta recibir premios; se esconde de todo eso. Vargas Llosa es lo contrario. Él necesita que le den premios, doctorados, galardones y exhibirse, predicar, pontificar y dar conferencias. Gabo no necesitaba tener la razón, Mario sí. Mario te dice: yo poseo la razón, escúchame, te voy a educar.

¿Cómo es su Gabo ficcionalizado?  

Bueno, hay dos cositas que me sorprendieron. Las chicas Balcells me contaron que Carmen le daba marihuana a Gabo. La conseguía a través del cónsul colombiano en Barcelona, quien la recibía por valija diplomática. Quizá Gabo no la fumaba tanto, pero a mí me encantó la idea de que en su piso en la calle de Caponata número 6, después de escribir, y él escribía con mamelucos, se fumara un porrito con Mercedes, y que pusieran música y bailaran. Esa es una proyección mía porque yo en mi juventud cultivé ese noble vicio del cannabis. Eso lo he proyectado quizá un poquito en Gabo; quizá él no la fumaba tanto como yo he querido.

¿Qué puedo haber proyectado en Vargas Llosa que tal vez no se corresponde tanto con la realidad? Hay dos momentos en la novela que son un poco real-maravillosos pero que no se van a entender si uno no ha leído dos libros de su autoría. En los ochenta Mario escribió dos novelas eróticas que en mi opinión son fallidas porque en mí no ocurrió la turbación que se supone debían generar. Son novelas eróticas intelectuales: El elogio de la madrastra y Los cuadernos de don Rigoberto. En ellas yo descubrí que Vargas Llosa tiene una fascinación con el tema depilatorio en sí mismo, porque dedica no poco tiempo a depilarse de cuerpo entero, si tal cosa es posible, y con el tema depilatorio respecto a las mujeres. Por otra parte, en uno de sus primeros cuentos hay un personaje llamado Pichulita Cuellar. Es un niño en un colegio a quien un perro le muerde los testículos; el resto de su vida es un trauma, una desgracia. Entonces yo he querido que Alvarito, al hijo mayor de Mario, le pase un poco lo que le ocurre en la ficción a Pichulita Cuellar. La gente me pregunta: ¿el perro mordió a Alvarito? Yo les digo: no sé, pero lee Pichula Cuellar.

 

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Portada del libro de Bayly, publicado en Colombia por Galaxia Gutenberg.

Creo que Gabo nace genio y Mario se hace genio. Luego creo que la música y el humor definen a Gabo, y la disciplina y el rigor intelectual definen a Mario. Uno es un jodedor, el otro es un cadete de la literatura.

¿Por qué escogió la novela y no, por ejemplo, la crónica para contar esta historia?

Si hubiera sido crónica, ensayo o texto histórico yo no hubiera podido explicar mi versión del puñetazo, que fue un hecho público. Ocurrió en un teatro y hubo testigos; uno de ellos fue Paco Igartua, dueño y director de la revista peruana Oiga, en la que yo trabajé. Paco estuvo ahí, cenó con Mario y Patricia esa noche en el Hotel Ginebra. Esa fue mi primera versión. Para tratar de entender el puñetazo tienes que penetrar en la intimidad, en qué cosas están pensando, imaginar las motivaciones, pensar qué cosas están tramando, qué cantan cuando van al aeropuerto del Prat y por qué Gabo se despista y se extravía, cómo terminan en un hotel y qué ocurre allí. Si hubiera sido una crónica yo habría tenido que decir: llegan al hotel, se registran y entran en la habitación… después no tengo más. Yo le pedí a Patricia que me contara qué pasó, pero ella no quiso. Gabo ya está muerto. Entonces, ¿cómo reconstruyo lo que pasó desde el punto de vista histórico o periodístico, ceñido a los hechos reales? La ficción era necesaria para contar el origen.

¿Cómo se imagina el boom hoy? ¿La fiebre por la literatura latinoamericana habría podido llegar hasta este día?  

No. Tuvieron suerte; hoy todo es distinto. Ellos se hicieron ricos en España y quizá no está suficientemente visto, pero para mí el boom ahora es que las mujeres son las grandes autoras, las grandes ganadoras de los premios, las que ganan el Planeta y a menudo el Alfaguara, los premios de la crítica, premios en narrativa e incluso en poesía. Ellas son las que venden. Hay una cantidad de poetas jóvenes, españolas, muchas de ellas lesbianas, que son fantásticas y venden muchísimo. En España y en América las mujeres mandan; ese es el boom. Mario y Gabo tuvieron suerte porque una mujer montó el circo y los puso ahí a actuar.

 

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Juan Camilo Rincón

Periodista, escritor e investigador cultural.

 

 

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