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Ante los anuncios de mayor cobertura en la educación superior, es necesario anteponer la cuestión de la calidad en las universidades colombianas.

Es más ventajoso estudiar en una universidad privada acreditada por más de 10 años, pues sus egresados ganan en promedio $3.330.000 mensuales, mientras que los de las universidades privadas no acreditadas ganan en promedio $2.040.000 pesos al mes.

María José es la mayor de 3 hermanos de una familia de escasos recursos que vive en la Playa, corregimiento a las afueras de la ciudad de Barranquilla. Ella ha estudiado con mucha dedicación en el colegio público el Cañahuate, pues, aunque su madre no alcanzó a terminar la primaria, desde muy pequeña le ha inculcado que “solo estudiando, se puede llegar a ser alguien en la vida”. María José cursa su último año de bachillerato y quiere ser psicóloga para ayudar a su comunidad, “pero en Barranquilla esa carrera solo la hay en universidades privadas”, afirma. Al preguntarle sobre sus opciones de ir a la universidad, dice que espera “sacar un buen puntaje en Saber 11 para aspirar a una beca, o averiguar si hay alguna universidad pública que ofrezca psicología de manera virtual”. Le preguntamos a María José si sabe qué es una universidad acreditada o cómo diferenciar entre una universidad de alta y baja calidad, pero incluso una buena estudiante como ella, no sabe qué responder. 

En Colombia, definir qué es una educación universitaria de calidad es una discusión que no cesa, esto a pesar de que desde hace décadas el Consejo Nacional de Educación Superior (Cesu)1 divulgó una propuesta para valorar la calidad a partir del nivel de desarrollo que tienen las universidades en 12 aspectos claves de su quehacer. Si confiamos que esta evaluación es válida, cuando una universidad recibe el certificado de acreditación, este sería un indicador de que tiene una mayor calidad que otra que no está acreditada.

Sin embargo, y debido a que este proceso es voluntario, no necesariamente es así, pues en el caso de las universidades no acreditadas no se tienen indicadores públicos que den cuenta de su calidad. Por ello, y como una forma de ayudar a estudiantes como María José a tomar una mejor decisión a la hora de elegir dónde estudiar, desde el Observatorio de Educación del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte (Oecc), hemos decidido buscar otras maneras de comparar a las universidades acreditadas y no acreditadas.

Para ello usamos dos datos disponibles: los resultados de sus estudiantes en Saber Pro (2022), que es el examen de Estado que evalúa las competencias de los estudiantes universitarios al final de sus carreras, y el salario promedio de los primeros años de vida laboral de los egresados de estos dos grupos de instituciones. En función de nuestros hallazgos, si nos encontráramos a María Jose a final de año y nos dijera que obtuvo un alto puntaje en Saber 11 y que varias universidades privadas le están ofreciendo becas para estudiar su carrera deseada, lo primero que haríamos sería ayudarle a identificar si esas universidades están acreditadas o no, y desde hace cuántos años.

A partir de ello le diríamos que de ser posible y sin dudarlo, escogiera una universidad acreditada por más de 10 años y le explicaríamos las razones utilizando una comparación. Si ubicáramos los resultados de Saber Pro en un edificio con 2 niveles de sótanos y 8 pisos de altura, podríamos decir que los estudiantes de las universidades no acreditadas sacan en promedio resultados en Saber Pro que los ubican en el sótano 2, los de las universidades con 4 años de acreditación estarían en el primer piso (que es la media nacional), y los estudiantes de las universidades acreditadas por más de 10 años, se ubicarían en el piso 8 del edificio. 

En cuanto a los salarios, no necesitaríamos hacerle ninguna comparación, pues estaríamos seguros que le quedaría muy fácil comprender que es más ventajoso estudiar en una universidad privada acreditada por más de 10 años, pues sus egresados ganan en promedio $3.330.000 mensuales, mientras que los de las universidades privadas no acreditadas ganan en promedio $2.040.000 pesos al mes.

Una decisión también urgente es la de apoyar la viabilidad y el fortalecimiento de las universidades privadas comprometidas con la calidad, y frenar la expansión de aquellas que persiguen otros objetivos.

A la luz de estos resultados parece muy positivo evidenciar que, a diciembre de 2022, del total de 141 universidades de nuestro país, 93 estaban acreditadas (66 %): 60 privadas (64.5 %) y 33 públicas (35.5 %). Si bien esta diferencia de porcentajes debería ser objeto de reflexiones posteriores, al menos en el actual estudio no encontramos diferencias entre estos dos sectores en las variables estudiadas. Los estudiantes de universidades acreditadas públicas y privadas se diferencian poco en la media de sus puntajes en Saber Pro y los salarios de sus egresados son también similares. En un momento como el actual, de reformas en las políticas públicas en educación superior, estos resultados parecen sugerir que sería tan pertinente enfocarse en incentivar la calidad del sistema (indistintamente del sector) como en aumentar la cobertura, sobre todo si buena parte de estos nuevos cupos no serán en instituciones de calidad. Por otra parte, parece deseable que desde el mismo gobierno se reconozca y divulgue que una educación de calidad, tanto en la universidad pública como en la privada, tiene un costo significativo –aunque por supuesto, dentro de unos límites razonables–, lo cual parece no estar claro en la mente de muchos colombianos debido a la malinterpretación que hacen del concepto de “gratuidad” de la educación oficial. 

Una decisión también urgente es la de apoyar la viabilidad y el fortalecimiento de las universidades privadas comprometidas con la calidad, y frenar la expansión de aquellas que persiguen otros objetivos. Por ejemplo, debería ser un motivo de reflexión que las 22 universidades privadas no acreditadas atiendan a 430.064 estudiantes, cifra que es muy cercana a los 444.012 alumnos matriculados en las 60 universidades privadas acreditadas.

En un análisis previo publicado por el Oecc, se evidenció que entre 2007 y 2017 hubo en nuestro país un crecimiento del 11 % en la matrícula universitaria, el cual se debió en gran medida al aumento de la matrícula en universidades privadas, la mayoría de ellas pertenecientes, en el actual análisis, al grupo de las no acreditadas. En este momento podría pasar lo mismo (ahora en el sector público), debido a la política de incrementar la cobertura en 500 mil nuevos cupos en la educación superior, muchos de los cuales se terminarán ofreciendo en universidades públicas no acreditadas. Tal vez hubiera sido deseable haber hecho primero las inversiones necesarias para fortalecer la calidad de esas instituciones si se quiere que las reformas que están en marcha impacten realmente las oportunidades de desarrollo y movilidad social de jóvenes como María José. El análisis objetivo de los indicadores y el aprendizaje a partir de los errores y aciertos de las experiencias pasadas, debería ser el principal insumo de las decisiones y no solo las orientaciones ideológicas de los gobernantes de turno, por bienintencionadas que sean.

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Jorge Valencia

Economista de la Universidad del Atlantico, Magíster en Educación de la Universidad del Norte.

 

José Aparicio

Psicólogo de la Universidad del Norte, Doctor en Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid.

 

 

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