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Escena de ‘Drive my Car’ ganadora del Oscar en la categoría Mejor película extranjera.

La cinta japonesa ganadora del Oscar a Mejor película extranjera, un relato en clave de intimidad humana.

Dirigida y coescrita por Rysuke Hamaguchi (Kawasaki, Japón, 1978), Drive my Car es la segunda producción japonesa en ganar el premio Oscar a mejor película extranjera, y un relato cinematográfico revelador.

Hamaguchi adaptó y amplió significativamente una historia corta de 2014 del escritor japonés Haruki Murakami para narrar la vida de Yusuke Kafuku, un director de teatro que un día, de regreso a casa de un viaje, encuentra que su esposa, la guionista Oto Kafuku, lo engaña con el joven actor Koji Takatsuki.

La infidelidad descubierta desencadena la ruptura del matrimonio y la tragedia posterior. La muerte de Oto deja a Yusuke sumido en la soledad de la viudez, pero la vida parece ponerlo de vuelta en la senda del arte cuando dos años después es escogido para dirigir una obra de teatro de Antón Chejov en un festival en Hiroshima en donde conoce a Misaki Watari, una mujer que hace las veces de su chofer y con quien entabla una estrecha amistad a medida que su relación se eleva sobre las vidas que han dejado atrás.

 

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Póster de la película ‘Drive my Car’ de Rysuke Hamaguchi.

‘Drive my Car’ es un drama sobre el amor, la pérdida, y las formas en que el arte puede o no compensar algunas de las decepciones de la vida. El director capta ese sentimiento de soledad, la estructura de Murakami y la compasión de Chéjov por la fragilidad humana.

Hamaguchi, su director, quien afirmó en una entrevista para el Filmmaker Magazine ser “simplemente un cinéfilo enamorado de las películas de Hollywood: Tarantino, Wong Kar-wai, la mini películas de teatro japonesas, y John Cassavetes”, logra construir en el espacio del carro compartido por el director de teatro y su conductora una cápsula, un lugar seguro no solo para que los personajes sean capaces de expresar paulatinamente los dramas que pesan en sus almas, sus heridas sin cerrar, sino también un refugio para los espectadores. En su relato se las ingenia para atraernos y hacernos sentir lo suficientemente seguros como para compartir nuestros pensamientos.

Drive my Car es un drama sobre el amor, la pérdida, y las formas en que el arte puede o no compensar algunas de las decepciones de la vida. El director capta ese sentimiento de soledad, la estructura de Murakami y la compasión de Chéjov por la fragilidad humana. Es extraño cómo un cineasta puede tomar el interior de un automóvil y convertirlo en un espacio de profunda conexión humana. Un filme que nos atropella pero también nos reconforta de aquellas penas de las que huimos.

* “Drive my Car” está disponible en la plataforma de streaming Mubi.

 

Cristina Said

Periodista, especialista en Desarrollo Organizacional y Procesos Humanos de la Universidad del Norte.