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La parálisis en el transporte urbano en Barranquilla, una ciudad de 1.2 millones de habitantes, afecta a miles de ciudadanos. Foto: El Tiempo.

¿Qué pasa con la seguridad en la capital del Atlántico y por qué la extorsión es síntoma de una grave realidad que amenaza la tranquilidad de los barranquilleros?

Barranquilla cumple 3 días paralizada. En menos de dos semanas grupos armados han asesinado a tres conductores de transporte público como represalia por el no pago de extorsiones. Como consecuencia, las empresas de buses se encuentran en paro. En las siguientes diez claves revisaremos qué dice la literatura académica sobre extorsiones y cómo este delito incide en la seguridad ciudadana de la capital del Atlántico.

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Las extorsiones son parte fundamental del repertorio de violencias del crimen organizado. El Salvador, México y Colombia, por ejemplo, tienen altas tasas de extorsión. En Barranquilla, el delito de extorsión puede generar rentas mensuales cercanas a los mil millones de pesos mensuales, como lo evidencia esta noticia sobre el Clan del Golfo.

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El sistema de transporte es usualmente el más afectado por grupos que se dedican a la extorsión. Los conductores transportan dinero en efectivo y trabajan diariamente. Un paro de transportadores, además, resulta muy costoso tanto en términos económicos como políticos. A esto se suma que por su tipo de labor la exposición de los conductores hace que asesinarlos, si no se accede a las demandas de los extorsionistas, resulte “sencillo”.

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Pamela Ruiz, PhD en Justicia Criminal de la City University of New York –CUNY, ha demostrado que la extorsión es un “crimen de oportunidad” y el principal síntoma de una situación más grave: la presencia de grupos del crimen organizado en un territorio. Estos grupos pueden ser muy pequeños o más estructurados, pero la extorsión es prueba de su presencia y actuar delictivo.

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Asimismo, las extorsiones pueden ser también una suerte de franquicia. Los miembros del grupo armado manejan una parte de lo recolectado para ellos y sus asociados. De tal manera las extorsiones son un negocio importante tanto para grupos armados como para sus miembros.

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Lo anterior se encuentra estrechamente relacionado con la situación de seguridad de Barranquilla: unos 40 negocios han cerrado en la ciudad producto de las extorsiones. Esto indica presencia de grupos dedicados a recaudar estos dineros y, en ocasiones, la existencia de varios grupos dedicados a extorsionar a un mismo negocio.

 

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La extorsión, un delito de vieja data en la capital del Atlántico. Foto: El Heraldo.

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Es de conocimiento público que en Barranquilla hay varios grupos armados luchando por quedarse con algunos mercados ilegales, entre ellos el de la extorsión. El Clan del Golfo, Los Rastrojos Costeños y Los Costeños son algunos. Otros grupos locales también extorsionan.

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Una hipótesis para explicar esta ola de violencia es que es producto de una ruptura en la red de extorsiones: los Rastrojos Costeños están intentando “robarle” mercado a sus competidores.

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Esto hace que las empresas sean extorsionadas por varios grupos al tiempo y no puedan pagar. La consecuencia de este incumplimiento es el homicidio de los conductores, quienes tristemente son el eslabón más desprotegido en esta cadena. Los conductores no son los dueños de los vehículos y el dinero no es de ellos, pero son el objetivo de los grupos armados.

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La extorsión en Barranquilla es un delito de vieja data pero la narrativa de la Alcaldía Distrital aduce que no hay crimen organizado en la ciudad. La extorsión es vista como un crimen menor; sin embargo, vemos que conlleva a picos de violencia crueles y que siembran miedo en la ciudadanía.

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La coyuntura actual debe motivar que en Barranquilla se reconozca que ha existido un conflicto armado y que hoy, la presencia de varios de esos grupos, son el resultado de esa violencia previa. En el siguiente libro, publicado recientemente por Ediciones Uninorte, identificamos esas trayectorias.

Reynell Badillo Sarmiento

Internacionalista de la Universidad del Norte, en Barranquilla. Investigador del Centro de Pensamiento UNCaribe de esa universidad.