“Diario del Caribe”, breve crónica de una era vanguardista del periodismo costeño

Luego de 35 años de existencia, el Diario del Caribe detuvo sus rotativas incansables y dejó de circular el 17 de mayo de 1991, estando en su última sede en pleno corazón del histórico Barrio Abajo de Barranquilla.

Había sido fundado el 13 de septiembre de 1956 por la Compañía Unida de Publicaciones, dirigida por Luis Paccini Santodomingo y Gabriel Martínez Aparicio. A comienzos de los años 60 lo adquirió el Grupo Santo Domingo y empezó a dirigirlo Álvaro Cepeda Samudio, hasta el mismo año de su muerte, en 1972.

Cepeda Samudio se retiraría para dedicarse de lleno a sus proyectos literarios y cinematográficos, frustrados casi enseguida por su pronta y prematura muerte. Tras su retiro, asumieron la dirección del periódico sucesivamente Francisco Posada de la Peña, Alfonso Fuenmayor y Julio Roca Baena. Pasó luego a manos de El Tiempo y su posterior alianza con la familia Name Terán.

Antes de 1991, cuando Diario del Caribe clausuró su historia en su último bastión del Barrio Abajo, solo en una ocasión había dejado de circular. Fue en 1986, durante seis meses. En ese entonces lo rescató la Casa Editorial El Tiempo, que modernizó sus equipos y lo puso a circular de nuevo en noviembre del mismo año.

Diario del Caribe siempre fue un periódico de vanguardia y nunca dejó de lado la motivación original de sus fundadores: los intereses de Barranquilla y los barranquilleros, del Caribe en general; y en procura de llegar con facilidad al entendimiento del lector “sin eufemismos ni rebuscamientos”.

Tuvo épocas de arrojo y denuncia, como la que encabezaron el inolvidable Álvaro Cepeda Samudio, y en los años 80, Eduardo Posada Carbó y Armando Benedetti. 

Fue el primero que circuló los domingos, el primero en publicar una página cultural diaria y también pionero en circular con revistas especializadas tales como Jornada, (deportiva, con algunos contextos culturales pertinentes), Weekend, y Suplemento Literario, su revista cultural.

Lácides Martínez, quien estuvo al frente del centro de documentación del diario, apunta por su parte estas precisiones:

“Otro ensayo, sin precedentes en la historia del periodismo nacional, fue el que hizo Diario del Caribe al publicar una serie por entregas de varias de las novelas más célebres de la literatura universal. Entre ellas La isla del tesoro, Viaje al centro de la Tierra, Las aventuras de Huckleberry Finn y El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde. La serie se bautizó ‘Clásicos del Caribe’ y obedecía a una cierta forma de entender el periodismo como herramienta de la ilustración y la cultura”.

El blog oficial de la Consejería para el bicentenario de Barranquilla, en septiembre de 2012, publicó una nota memoriosa sobre el desaparecido diario barranquillero. Este es uno de sus apartes:

“Yo trabajé en Diario del Caribe” es una expresión que podría haberse escuchado en boca de Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Julio Roca Baena, Francisco Posada, Armando Benedetti; pero también de Alfredo de la Espriella, Fabio Poveda, Patrocinio Jiménez, Carlos Lajud, Gómez Oñoro, Rodolfo Rodríguez, Margarita Galindo, Otto Garzón, Ramón Illán Bacca, Sigifredo Eusse, Heriberto Fiorillo, Roberto Pombo, Lola Salcedo, Guillo Salcedo “Guillotín”, Edinson Torres, Rafa Sarmiento, Copete Acuña, Miguel Villareal, Alfonso Cervantes, Samuel y Rafaelito Páez, Jairo Buitrago, José López Lema, Rafael Baena, Gilbert Marenco, Yadira Ferrer, Josefina Llanos, Zoila Sotomayor, Marquesita Romero, Mábel Gasca, Francisco Figueroa, Hélder Hernández, Humberto Jaimes, Camilo Monroy Romero, entre tantos otros que –con orgullo– lo dirán al leer esta nota: “Yo también trabajé en Diario del Caribe”.