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Aunque en Barranquilla el 7 de abril de 1813 se toma como referencia para el ‘nacimiento’ de la ciudad , lo cierto es que el 7 de octubre de 1857 fue la fecha en que La Arenosa pasó de ser villa a ciudad.

Historia y memoria colectiva. A propósito de la conmemoración del 7 abril y el progreso en La Arenosa.

El 7 de abril Barranquilla conmemora su erección en villa. Prensa escrita, radio, televisión y redes sociales se desbordan en loas al que se considera como el único día con que cuenta la ciudad para celebrar un hito histórico significativo. Pero todo es confusión, y para la inmensa mayoría de los habitantes de esta urbe lo que se conmemora es la fundación, el origen de Barranquilla. Otros resaltan que se celebra el patriotismo de los barranquilleros que les dio derecho a tener escudo y bandera, y algunos pocos minimizan esa fecha y proponen que debe conmemorarse el 7 de octubre de 1857, cuando pasó de villa a ciudad.

Se resalta que el logro de la condición de villa se debió a los servicios que prestaron los barranquilleros a la causa de los patriotas. Pero se desconoce que detrás de ese logro hubo una sumatoria de factores favorables que concedieron a Barranquilla un protagonismo creciente en diferentes aspectos de la vida de la provincia de Cartagena de Indias. Desde finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, una creciente vida económica animaba a esta población: era puerto de cabotaje; vía de tráfico alterno al Canal del Dique cuando este se tornaba innavegable; concentraba importantes labores artesanales en la construcción y reparación de bongos y champanes; era centro importante en el comercio de contrabando y sitio de acopio de productos agropecuarios como el algodón y los cueros, y tuvo un destacamento del ejército para vigilar las costas inmediatas a Bocas de Ceniza. En 1810 en calidad de capitanía a guerra que formaba parte del departamento de Cartagena, los hombres libres de Barranquilla y mayores de 25 años participaron en las elecciones que se programaron para el año siguiente, eligiendo a tres diputados para formar la Suprema Junta de Gobierno. La ley que la erigió en villa la designó como capital del Departamento de Barlovento.

El significado de ser villa

Villa era una categoría político-administrativa del poblamiento de origen colonial que elevaba a una población por encima de la difusa condición de sitio y parroquia de vecinos. Ser villa le concedió los derechos de contar con un cabildo compuesto por cuatro regidores, quienes, a su vez, designaban a los dos alcaldes ordinarios a tener “propios” –ingresos municipales que no debían cruzarse con los derechos impuestos provinciales–, usar el título de villa en las actas y a tener una escribanía. Y contar con un cabildo era tener autonomía para decidir sobre la inversión de los recaudos acorde con los bandos de buen gobierno, especie de códigos de policía que regulaban todos los aspectos de la vida urbana: ordenaba el mercado, el aseo, disponía sobre construcción de cárcel, la prestación del servicio personal subsidiario (trabajo comunitario en obras públicas de utilidad pública). El cabildo podía convocar a los vecinos-ciudadanos a reunirse en asambleas (cabildos abiertos) para que se pronunciaran sobre asuntos que incumbieran al bien común de los habitantes o sobre los problemas del país.

Como es de suponer, para una sociedad y una cultura profundamente localista como era la que provenía de la colonia, el logro de esas prerrogativas fue motivo de orgullo para los vecinos de Barranquilla. El establecimiento de la república no acabó con ese localismo pues la introducción de la ciudadanía política descansó sobre la condición de vecino y, por tanto, delimitó el espacio del quehacer político del ciudadano-vecino a la localidad. Eso marca una diferencia significativa con la ciudadanía contemporánea que es abstracta y universal en la medida que somos ciudadanos de una nación, independientemente de la localidad donde tengamos establecida nuestra residencia. Por eso, y siguiendo una tradición de origen colonial, la condición de vecino-ciudadano introducida por la república estableció diferencias con el “foráneo” o “forastero” que estaba excluido de participar en los asuntos públicos de una población por no ser vecino de esta, es decir, por no tener casa poblada, familia, tiempo de residencia y por no tener sus intereses afincados en esta. 

Los conflictos con Cartagena

Ese apego a la localidad entre los habitantes de Barranquilla aumentó debido a que el crecimiento de esta población se dio en el marco de la permanente contraposición de sus intereses con los de Cartagena. Desde 1814 puede rastrearse en la documentación de archivos los comienzos de los conflictos de intereses. En ese año las autoridades del Estado de Cartagena de Indias negaron una solicitud del cabildo de la entonces villa para que se le permitiera usar el 0.5 % de las alcabalas pagadas por el acopio y envío de algodón a Cartagena para la canalización de los canales fluviales que desaguaban en el mar.

La guerra a favor de la independencia habilitó a Sabanilla al comercio internacional. Y en 1824, cuando el Congreso de la república decretó que el puerto de Sabanilla debía cerrarse al comercio internacional para evitar que hiciera competencia al de Cartagena, el Cabildo de la villa de Barranquilla confirió poder al senador Juan Salvador Narváez para que defendiera la continuidad del comercio a través de Sabanilla. A partir de 1821 fue capital del cantón de Barranquilla, contando con un cabildo y un cabildo cantonal compuesto por representantes de las poblaciones que estaban bajo el control de la villa.

Pese a las dificultades de diversa índole afrontadas por la república de Colombia en sus primeros decenios de vida, la villa de Barranquilla continuó creciendo, pero bajo el control político-administrativo de Cartagena.

De villa a capital de provincia

El logro de su declaratoria como villa terminó hermanando en varios aspectos a Barranquilla con Mompox. Esta fue una población que desde su fundación tuvo esa calidad en la jerarquía del poblamiento. Fue capital de la provincia homónima durante su corta existencia por los años de 1770, condición que perdió por la oposición de los cartageneros. El 6 de agosto de 1810, en medio de la eclosión de juntas de gobiernos en ciudades y villas que reasumieron la soberanías por estar preso el rey español (la logró de nuevo en 1826) los momposinos se declararon independientes de Cartagena y reclamaron el derecho a la autonomía y a participar en el Congreso de las Provincias Unidas. 

Pese a las dificultades de diversa índole afrontadas por la república de Colombia en sus primeros decenios de vida, la villa de Barranquilla continuó creciendo, pero bajo el control político-administrativo de Cartagena. Y esto era una situación agobiante para una población que incrementaba su vida comercial, que se había constituido en epicentro de la navegación fluvial a vapor, que atraía corrientes de inmigrantes extranjeros y comarcanos. En 1840, durante la Guerra de los Supremos, los habitantes de la villa de Barranquilla decretaron la formación del Estado de Cibeles, en 1847 lograron el apoyo del presidente Tomás C. de Mosquera para que se proyectara la apertura de Sabanilla al comercio internacional, lo que se hizo realidad dos años después. Y en 1852 lograron que el Congreso nacional creara la provincia de Sabanilla.

Muchos de estos logros alcanzados durante las décadas de 1840 y 1850 se debieron más al crecimiento económico y demográfico de Barranquilla que a su condición de villa. Y la razón de esto fue que luego las implicaciones de la condición de villa se fueron perdiendo debido a que la república erigió a muchas poblaciones a la condición de distritos, igual a lo que después sería la condición de municipios con derecho a tener cabildos y el tren de autoridades y atribuciones político-administrativas. Por eso, el que el 7 de octubre de 1857 fuese erigida como ciudad por decreto del presidente Tomás C. de Mosquera, fue más un logro simbólico que porque tuviese consecuencias de alguna naturaleza.

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Sergio Paolo Solano 

Historiador. Profesor del Programa de Historia de la Universidad de Cartagena. Doctor en Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana de México.