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Informalidad laboral, empleo vulnerable, y brechas entre hombres y mujeres a la hora de conseguir trabajo, otros de los indicadores en los que cae Barranquilla.

La capital del Atlántico se destaca por su entorno para la realización de negocios, pero cae en educación y formalidad laboral. Mejorar la educación del recurso humano, el gran reto de la ciudad.

La última edición del Índice de Competitividad de Ciudades (ICC) de 2021 elaborado por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario muestra que Barranquilla, siendo la cuarta ciudad más grande del país, se mantiene séptima en este escalafón. Todas las ciudades se han visto afectadas por la pandemia; los efectos en el empleo, pobreza, educación y calidad de vida se agudizaron. Los resultados del ICC deberían servir como instrumento para contribuir a un debate sano y amplio sobre el desarrollo e implementación de intervenciones a nivel local que permitan lograr una economía más competitiva que corresponda con las expectativas y el tamaño de la ciudad.

Dentro de las fortalezas de la ciudad de Barranquilla se destacan: el entorno para los negocios con un puntaje de 8.06 sobre 10 liderando este pilar con Bogotá y Medellín, gracias a su desempeño en el indicador de trámites y la concentración en el sector secundario. La sofisticación y diversificación dentro del pilar de ecosistemas innovadores es también un punto fuerte, ocupando el segundo lugar después de Cali, y, seguida de Cartagena, lo que responde a avances en la diversificación de la canasta exportable. El avance en sostenibilidad ambiental es muy importante -subimos 10 puntos– como consecuencia de los adelantos en los compromisos orientados a inversiones que incorporen los retos urbanos y de cambio climático. Vale la pena mencionar que Barranquilla al igual que Bucaramanga, Manizales y Pereira hace parte del programa iniciativa de Ciudades Sostenibles (CES) del Banco Interamericano de Desarrollo. Sin embargo y, pese al destacado avance, aún falta camino por recorrer para estar en la punta, como se quiere: estamos en el puesto 13/32. En infraestructura y equipamiento pasamos del lugar 6 al 8. En instituciones bajamos del lugar 4 al 9. En salud pasamos del 15 al 17, una leve disminucion.

En Barranquilla se deteriora la calidad en la educación, siendo los resultados de las pruebas SABER 11; los profesores de colegios oficiales con posgrado; la inversión en calidad de la educación media y básica; la cobertura neta en preescolar y la relación estudiante-docente los que más contribuyeron en su descenso.

Por otro lado, el pilar de educación básica y media fue uno de los más afectados si lo comparamos con otras ciudades del país. Barranquilla ocupó la posición 22 (estábamos de 18) de 32 a nivel nacional. No parece  que los esfuerzos del gobierno local estén dando resultados. La educación tiene que ser una prioridad ya que es el instrumento más poderoso de equidad y movilidad social, por lo qué hay que hacer algo con urgencia. La cuarta ciudad del país, la que más inversión pública ejecuta, no puede estar en el puesto 22 de este escalafón. En particular, los deterioros más grandes en este pilar estuvieron determinados por la calidad en la educación, siendo los resultados de las pruebas SABER 11; los profesores de colegios oficiales con posgrado; la inversión en calidad de la educación media y básica; la cobertura neta en preescolar y la relación estudiante-docente.

De igual manera, estos resultados pueden estar en también explicados por los bajos índices de hogares con computador y ejemplares de biblioteca, que son muy bajos en Barranquilla, lo que implica restricciones en el acceso a la información.

Según los resultados de un estudio realizado por el Observatorio de Educación de la Universidad del Norte donde se analiza la calidad educativa del Atlántico y Barranquilla, las amplias brechas entre la educación oficial y privada se ratificaron al evaluar los resultados de las pruebas SABER 11. Actualmente, ciudades como Montería, Sincelejo y Valledupar superan a la ciudad en el desempeño global promedio en SABER 11, de manera que Barranquilla, la capital del Caribe colombiano es cuarta en la región. No le va bien a la ciudad en la eficiencia de la justicia (puesto 22/32) ni en la tasa de homicidios (21/32) lo que debería motivar acciones decididas de gobernantes, autoridades, gremios y sociedad civil.

La capital del Atlántico también mostró un deficiente resultado en el mercado laboral, ubicándose en el puesto 25 y perdiendo 6 posiciones. Los indicadores más bajos dentro de este pilar fueron formalidad laboral, subempleo objetivo, empleo vulnerable y brechas de participación laboral entre hombres y mujeres que se profundizaron aún más durante el periodo de pandemia.

Barranquilla ha avanzado mucho en los últimos años y mantiene ventajas comparativas para la atracción de inversión por su ubicación geográfica y las condiciones para generar empresa. Esta dinámica de desarrollo empresarial que se muestra en varios indicadores positivos, debe mantenerse, pero para poder lograrlo se necesita un recurso humano que produzca con un alto nivel de valor agregado y que responda a las exigencias del mercado laboral. Sin educación no hay futuro, la educación es uno de los determinantes de la competitividad y el bienestar en cuanto a la generación de riqueza desde la formación, por lo que urge redoblar los compromisos  en este pilar desde la primera infancia. Si queremos estar entre las ciudades más competitivas de Colombia, además de mejorar sustancialmente en educación, también hay que hacer grandes esfuerzos para tener una ciudad más segura con un sistema de justicia mucho más eficiente.

Oriana Alvarez Vos

Directora de Fundesarrollo. Economista de la Universidad de los Andes con maestría en Economía de la misma institución, y en Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona. Candidata a doctora en Economía de la Universidad de Barcelona.

Necti Arza

Msc. en Economía de la Universidad del Norte. Coordinadora de investigaciones de Fundesarrollo.