Foto: El País
Estadísticas del Fondo de Población de las Naciones Unidas indican que la tasa de natalidad en 2015 se ha reducido a la mitad de lo que era en 1965.
Goethe, el gran escritor alemán, inspirador del romanticismo, y quien tuvo una larga vida, fue miembro de una familia en la que, nos cuenta Harari en su reciente libro Nexus, fue el mayor de siete hijos pero solamente él y su hermana Cornelia pudieron celebrar su séptimo cumpleaños. Sus hermanos murieron antes de esa edad. Su hermana Cornelia murió a los 26 años. Goethe fue el único sobreviviente de esa familia.
Él mismo tuvo cinco hijos y todos, con excepción de Augusto, murieron durante las dos primeras semanas de su nacimiento. Esta muerte la causó una enfermedad que entonces afectaba al 50 % y hoy tan sólo al 2 % de la población. Para los hijos de Goethe fue, dice Harari, una sentencia de muerte.
Estos datos los trae el autor en la introducción de su libro para mostrar cómo la información en algunos casos ha servido para mejorar la situación de los humanos. Hacía la lectura de estas primeras páginas del libro de Harari cuando ya había terminado el capítulo ‘La edad de la despoblación, cómo sobrevivir en un mundo que se ha tornado gris’, de Nicholas Eberstadt, en el último número de la revista Foreign Affairs, de noviembre-diciembre de 2024.
Este texto se inicia con la siguiente frase: “Aunque pocos lo están viendo venir, los humanos estamos a punto de entrar en una nueva era de la historia. Se puede llamar la ‘era de la despoblación’”. Por primera vez desde la Peste Negra en el Siglo XIV la población del planeta disminuirá. Pero mientras la última implosión fue causada por una enfermedad mortal transmitida por las pulgas de las ratas, la que está por llegar estará causada por escogencias hechas por la gente. En esencia lo que las mujeres desean, y lo que denominan la huida del matrimonio. Y otros factores conocidos. Sociedades de viejos, ese será el futuro. Más muertes que nacimientos.
No es cualquier afirmación. Y, claro, me sorprendió que las tasas de mortalidad tan brutales como la que afectó a la familia Goethe y a millones más no hubieran causado una declinación de la población como la que nos describe este capítulo sobre la despoblación.
El autor hace interesantes reflexiones sobre el impacto de la baja natalidad en el bienestar de las sociedades y en el equilibrio de poder entre naciones.
El autor hace una presentación cuidadosa, continente por continente, casi que país por país, para sustentar la contundencia de su tesis. Tan solo hay un caso diferente que es el de los Estados Unidos, que describe como otro ejemplo del “excepcionalismo demográfico Americano”. A semejanza de Estados Unidos menciona a África subsahariana.
La fuerza que está causando la despoblación es “la reducción global en el deseo de engendrar niños”. Cita estadísticas del Fondo de Población de las Naciones Unidas para afirmar que la tasa de natalidad en 2015 se ha reducido a la mitad de lo que era en 1965, en todas partes. Eso es bastante evidente cuando hacemos las cuentas en nuestras familias. Y el proceso continúa.
El autor hace interesantes reflexiones sobre el impacto de la baja natalidad en el bienestar de las sociedades y en el equilibrio de poder entre naciones y ahí entra a jugar un papel muy significativo la inmigración, sobre todo la de alto nivel. ¿Otra ventaja para Estados Unidos?
Me dicen que ya el sistema educativo está experimentando el impacto de este fenómeno demográfico aquí y en muchas partes. ¿Sabremos lidiar con esta nueva situación?
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Fernando Cepeda Ulloa
Experto en Ciencias Políticas, profesor y diplomático. Se ha desempeñado como Embajador en Canadá, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, Embajador en Inglaterra, Ministro Plenipotenciario en Washington y encargado de Negocios. Ha sido Ministro de Gobierno, de Comunicaciones, Consejero Presidencial y Viceministro de Desarrollo Económico.