Aracataca, García Márquez, y la génesis de los festivales vallenatos.
Cuando Gabriel García Márquez regresó a Colombia en 1966, luego de siete años de ausencia, pidió a sus amigos Rafael Escalona y Álvaro Cepeda que organizaran un encuentro con los mejores conjuntos vallenatos. Este Primer Festival de la Música Vallenata se realizó en Aracataca el 17 de marzo de 1966 y quedó registrado en la prensa de la época. Unos años antes en la población vecina de Fundación el comerciante libanés Camilo George Chams había organizado un festival de acordeoneros durante la década del 50, pero infortunadamente no quedaron registros fotográficos ni en prensa.
En el Festival de Cataca estuvieron, además de los ya citados organizadores, el pintor Jaime Molina, los acordeoneros Colacho Mendoza, Alberto Pacheco, Andrés Landero, Alfredo Gutiérrez y Armando Zabaleta, entre otros. La periodista Gloria Pachón se encargó de darle nombre al festival y Amado Blanco cubrió el encuentro.
El mismo año en que se realizó el Festival de Cataca, fueron invitados por primera vez a la televisión colombiana un conjunto de música vallenata integrado por Colacho Mendoza en el acordeón y Rafael Escalona como cantante. Esta transmisión televisiva fue organizada por el Ministro de Comunicaciones de la época Alfredo Riascos Labarcés, nacido en Ciénaga, ciudad con una gran tradición cultural en la región Caribe.
Rafael Escalona, Consuelo Araujo y otros dirigentes de Valledupar vieron de inmediato que la idea de García Márquez de reunir en un festival lo mejor de la música vallenata no podía dejarse escapar. Es por eso que Escalona, una vez llegó a Cataca en 1966, declaró: “Vengo como un mensajero de mi región… considero que el Festival (Vallenato) se debe rotar. El año entrante será en Valledupar” (El Tiempo, sábado 19 de marzo de 1966).
Por su parte el Diario del Caribe de la misma fecha informó que los organizadores del Festival “decidieron celebrarlo los próximos años en forma rotatoria en diferentes localidades de la Costa”. Así se hizo: el Festival se realizó dos años después en Valledupar y se quedó para siempre en esa ciudad. Al respecto Gabo comentó: “Así empezaron los festivales vallenatos. Después, a las gentes de Valledupar les dio celos y organizaron lo que ahora es el Festival” (El Espectador, 18 de abril de 2014).
Gabo, siempre al pie de las notas vallenatas. Foto archivo Gabriel García Márquez, Harry Ransom Center.
Rafael Escalona, Consuelo Araujo y otros dirigentes de Valledupar vieron de inmediato que la idea de García Márquez de reunir en un festival lo mejor de la música vallenata no podía dejarse escapar. Es por eso que Escalona, una vez llegó a Cataca en 1966, declaró: “Vengo como un mensajero de mi región… considero que el Festival (Vallenato) se debe rotar. El año entrante será en Valledupar”.
Luego de esa fiesta de acordeones ocurrida en Aracataca, Gabo regresó a Ciudad de México donde terminó a los pocos meses su novela Cien años de Soledad, la cual definió como un vallenato de 350 páginas.
En síntesis, en medio de la crisis bananera del Magdalena y la bonanza algodonera del naciente departamento del Cesar, se realizó el Festival de Música Vallenata de Aracataca. Este Festival quedará para la historia porque fue el primero en su género, pero no tuvo los promotores para continuar como un evento cultural de resonancia nacional, como sí ocurrió en Valledupar.
En homenaje a Gabo y otros personajes cataqueros, sería recomendable organizar el Festival Cultural Cataca 66, como una ventana a la cultura de Aracataca y la zona bananera, con el apoyo de instituciones públicas y privadas como el Ministerio de Cultura, Gobernación del Magdalena, Alcaldía de Aracataca, Fundación Gabo, Fundación Promigas y el Banco de la República, entre otros. Aracataca, Prado-Sevilla, la hacienda Neerlandia, las gaitas de Guacamayal y un platillo de cayeye, serían algunos de los atractivos a disposición de los turistas que sean atraídos por este Festival.
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Joaquín Viloria De la Hoz
Doctor en Historia de la Universidad Autónoma de Puebla, México. Desde 2010 es el Gerente del Centro Cultural del Banco de la República en Santa Marta. También se desempeña como profesor catedrático de Historia Económica de Colombia e Historia Económica del Caribe Colombiano en la Universidad del Magdalena.