La historia de la Sierra Nevada de Santa Marta se encuentra ligada al ancestral cultivo del café. De la mano del turismo hoy esta actividad experimenta un importante renacer.

El cultivo del café ha estado presente en el Caribe neogranadino desde mediados del siglo XVIII. A menudo se sostiene que los cultivos comerciales de café se iniciaron en la provincia de Cúcuta hacia 1808, pero la evidencia muestra que en San Carlos de la Fundación y Minca, en la Sierra Nevada, se cultivó café desde finales del siglo XVIII. En 1778 el gobernador Antonio de Narváez y La Torre hizo recomendaciones para su cultivo en la provincia de Santa Marta.

Uno de los primeros agricultores que sembró café fue el francés Pedro Cothinet, quien en 1793 informaba al gobernador de Santa Marta sobre sus proyectos de cultivos de café y cacao, que con la apertura del río Fundación “han excitado tal emulación entre los vecinos que empiezan a pleitear y codiciar las tierras”.

Entre las décadas de 1890 y 1920 la vertiente norte de la Sierra Nevada empezó a ser atractiva para explotaciones cafeteras, impulsadas en su mayoría por empresarios extranjeros. En este período se consolidó la caficultura comercial del Magdalena a partir de haciendas como Minca, Jirocasaca, La Victoria, Cincinnati, Vista Nieve, El Recuerdo, Onaca y Manzanares. Al negocio cafetero incursionaron familias extranjeras y nacionales como Flye, Carriker, Bowden, Weber, Opdenbosch, De Mier-Leyva, Dávila y Díaz Granados.

A mediados del siglo XIX se inició la colonización de la Serranía del Perijá y la vertiente suroriental de la Sierra Nevada. El primer cafetero de esta zona fue el francés François Dangond. Hacia 1920 en los municipios de Valledupar y Villanueva sobresalían fincas como La Carolina, La Sagrada, La Gruta, La Legua y Sierra Negra. Las familias con mayores cafetales fueron los Felizola, Mestre, Villazón y Baute.

 

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Comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta también se dedican al cultivo y recolección del grano.

La dinámica económica en la Sierra Nevada se ha inclinado hacia dos actividades complementarias: el café orgánico, cultivado y procesado por empresas locales, entre las que se deben destacar las organizadas por las comunidades indígenas, y el turismo de naturaleza.

En la vertiente Occidental, entre las décadas de 1920 y 1950, se inició una primera colonización espontánea con campesinos andinos, en su mayoría santandereanos y tolimenses. Familias como los Balaguera, Reátiga, Becerra, Pineda o Suescún establecieron sus cultivos en las diferentes vertientes de la Sierra Nevada. En San Pedro de la Sierra y Palmor la actividad cafetera fue emprendida por diferentes familias como Abello, Solano, Lacouture, Sumbattoff, Dangond, Villalba y Campo. De esta época datan las primeras fincas cafeteras como La Conquista, La California, La Navidad y Montería, que convirtieron a Ciénaga en el municipio de mayor producción cafetera del departamento del Magdalena.

En esta zona se empezaba a vivir una pequeña bonanza cafetera y de turismo de naturaleza, pero hacia 1970 se frenó en seco con la irrupción de negocios ilegales como cultivos de marihuana y coca, impulsados por grupos armados como guerrillas y paramilitares. El dominio territorial por parte de estos actores armados se mantuvo hasta el año 2006, cuando se firmaron los acuerdos para la desmovilización de los grupos paramilitares.

Han pasado 15 años desde la desmovilización de estos grupos y en este tiempo la dinámica económica se ha inclinado hacia dos actividades complementarias: el café orgánico, cultivado y procesado por empresas locales, entre las que se deben destacar las organizadas por las comunidades indígenas. El otro gran dinamizador ha sido el turismo de naturaleza, especialmente el corredor Mamatoco – Tigrera – Minca – El Campano – La Tagua, en el Distrito de Santa Marta. Este trayecto, de aproximadamente 30 kilómetros lineales, cuenta con carretera pavimentada y en una hora se puede ascender desde el nivel del mar hasta los 1.600 metros de altitud. En la Sierra Nevada, los cultivos de café y cacao con aroma Caribe están cada vez más relacionados con el turismo ambiental y junto a estas actividades se está viviendo un boom inmobiliario sin precedentes.

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Joaquín Viloria De la Hoz

Doctor en Historia de la Universidad Autónoma de Puebla, México. Desde 2010 es el Gerente del Centro Cultural del Banco de la República en Santa Marta. También se desempeña como profesor catedrático de Historia Económica de Colombia e Historia Económica del Caribe Colombiano en la Universidad del Magdalena.

 

 

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