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Bomba Estéreo, tropicalismo electrónico.

Grabado en la Sierra Nevada de Santa Marta, la reconocida banda Colombiana acaba de presentar “Deja”, su nuevo álbum, en el que nos trae un mensaje ecologista y de optimismo. Un repaso por la historia del grupo y el estilo y las nuevas canciones del dúo Saumet-Mejía.

Vi a Bomba Estéreo por primera vez en un teatro de Chapinero, tal vez el “Libre”, más o menos en 2007; eran los teloneros de Pernett & The Caribbean Ravers, gran banda del sujeto de gran afro que se ha perdido un poco en la bruma del siglo XXI lleno de grupos de electrocumbia y electroritmostropicales; beats y ritmos que se han experimentado hasta la saciedad y el hartazgo, y como en todo o casi todo, los mejores son los que comenzaron.

Bomba me pareció un poco epígono de Pernett, y de Sidestepper, grupo compuesto por Richard Blair, Iván Benavides y otros próceres de la innovación musical pop en Colombia. Simón Mejía tocaba la guitarra y Liliana Saumet cantaba y rapeaba; ella llamaba la atención con su atuendo de mercado de las pulgas y su maquillaje elaborado, un poco Totó La Momposina, un poco fumeta rebuscadora de Chapinero; la hija de Totó y algún cantante punk tipo Richard Hell, pero un poco mareada, sin la fuerza escénica de estos. Pero llamaban la atención con sus videos sobre la guerra en Colombia y los discursos de Jorge Eliecer Gaitán de fondo; su nombre era un gran acierto y lograban hacer un producto vendible, sincrético, de lo que sonaba en esa época en los círculos bohemios e intelectuales de Chapinero: la conjunción entre lo moderno, la música hecha en computador, y los ritmos de los ancestros, la música de los abuelos que hasta esa altura era un poco despreciada por los jóvenes. Bomba Estéreo tenía además dos buenos guitarristas, Mejía e Iván Salazar, y un talentoso percusionista, Kike Egurrola.

 

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El bogotano Simón Mejía y la samaria Li Saumet integran la base creativa y sonora de Bomba Estéreo.

Con Volumen 1 empezaron a mostrarnos su artillería, en el destacan la experimentación musical junto a un fondo de contexto político, un intento de representar a través de superposiciones sonoras y visuales lo que sucedía en Colombia. Con Estalla nos demostraron su poder, seguro lograron lo que buscaban: la efectiva conjunción musical de nuestros ritmos africanos, la electrónica y el rock y la potencia de voz y belleza visual de Liliana Saumet, que con su actitud nos hizo despertarnos y bailar y sentirnos orgullosos de nuestra colombianidad y mestizaje. Ella y Mejía que comenzaron la banda en 2005 formaron sin duda un binomio de oro: el hombre silencioso, intelectual, que hace el trabajo de hormiga; y ella la mujer llamativa, exótica y explosiva; la rapera New Age que contribuiría al feminismo que burbujeaba en el ambiente universitario, al empoderamiento de la mujer, el Woman Power y el Flower Power. La costeña y el cachaco, juntos siguen siendo dinamita. Con su segundo álbum salieron de nuestras fronteras, fueron reconocidos en Estados Unidos y en Europa; tocaron en reconocidos festivales y en emisoras legendarias, como la KEXP de Seattle; su sonido pegó. Elegancia tropical, un muy buen disco, con más champeta, hizo que su estruendo llegara aún más lejos; y es que Bomba Estéreo ha tocado incluso en África, justo allí donde está la raíz de los ritmos que nos ponen a bailar hace décadas.

Han pasado por muchos festivales: Sonar, Coachella, Lollapalooza, Vive Latino, Austin City Limits, entre otros; han ganado premios MTV y Grammy Latinos; sus discos han sido reseñados en Rolling Stone, The New York Times, The Washigton Post y otros prestigiosos medios. Se puede decir que hacen parte de la galería de íconos del bien y del mal por los que Colombia es conocida en el mundo: Pablo Escobar, García Márquez, Shakira, Maluma y J. Balvin, y sin duda suenan mejor o al menos son más sofisticados que estos últimos; su música es más elaborada o menos desechable. En 2014 firmaron con el monstruo Sony Music US Latin que ha contribuido a la difusión y a la calidad de producción de sus trabajos; en 2015 lanzaron Amanecer, en mi opinión su mejor álbum, en el que siguen mezclando ritmos caribeños, electrobeats y guitarras poderosas y melancólicas; ‘Soy yo’ y ‘To my love’ son canciones que se quedan en nuestra memoria sonora. En 2016 llegó Ayo, un disco al mismo tiempo experimental y más comercial, que creo es el más flojo de su carrera.

Y este 2021 Bomba Estéreo nos trae Deja, un álbum maduro, más reflexivo, menos bailable (aunque Bomba siempre nos ponga a mover las caderas) en el que entregan un mensaje ecologista, de dolor por la devastación de la naturaleza, pero de esperanza en un cambio de paradigma.

Este 2021 Bomba Estéreo nos trae “Deja”, un álbum maduro, más reflexivo, menos bailable (aunque Bomba siempre nos ponga a mover las caderas) en el que entregan un mensaje ecologista, de dolor por la devastación de la naturaleza, pero de esperanza en un cambio de paradigma.

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El más reciente álbum de la agrupación, publicado e recientemente con la disquera Sony. 

Deja es un llamado a la conciencia, a fundirnos y a encontrarnos con la naturaleza y la madre tierra (yo no sería muy optimista en este sentido, claro). La genial y también llamativa Lido Pimienta hace algunas letras del álbum, con ellas la vocalista Saumet canta más y rapea menos –lastimosamente se nota bastante el autotune– sobre el llanto de la tierra, sobre el mal que hemos hecho, y nos insta a respetar lo verde y a no olvidar que solo somos parte de un gran organismo vivo. El disco se basa en los cuatro elementos: Agua, Aire, Tierra, Fuego, lo que es un poco clichesudo, hay que decirlo; y que también el mensaje es vendible, pero quizás un poco ingenuo. Bomba Estéreo han dicho en una entrevista que están conscientes de la contaminación que generan las giras, y que seguirán haciendo giras, pero al menos medirán la huella de carbono que dejan en sus travesías, para ver qué se puede hacer con esto en el futuro.

En Deja, la banda experimenta con otros ritmos de nuestro rico folclor, esta vez no hay solo cumbia, champeta, calipso, sino también algo de marimba y ritmos del pacífico e incluso alguna guitarra andina; y es que la exploración de nuestra diversidad musical puede ser infinita y con esto Bomba y otros grupos tendrán discos para rato. En el álbum destaco la canción ‘Deja’ con su mensaje de autosuperación, a no renunciar, a no hundirse por las circunstancias actuales; siempre hay una salida en la búsqueda del yo profundo y el arte. Se le podría criticar a Saumet, lo repetitivo de sus ideas en las letras, su New Age y su invitación siempre a bailar; pero no le pidamos tanto, sus letras (o las de Pimienta) encajan muy bien con los beats del grupo y lo relevante es la experimentación musical, los arreglos y el trabajo dedicado para que los sonidos sean a la ves discotequeros y sofisticados.

Otros temas que también suenan muy bien son ‘Tamborero’, una cumbia láser; ‘Tierra’, con su llamado sensible; los afrobeats de ‘Amor Amor’ y ‘Conexión total’ junto a la cantante nigeriana Yemi Alade; ‘Como lo pedí’, con un ritmo pegajoso y una letra bellísima. ‘Profundo’, un reggaetón minimalista, naturalista, con rapeo potente y romántico (la mejor versión de Li); y ‘Soledad’, más electrónica, están a la altura, cómo no. ‘Lento’, una canción que seguro pegará en la radio, nos dice que vivamos el momento, con paciencia, que no sucumbamos a la aceleración y a la locura en nuestras urbes contemporáneas. El álbum cierra con el discurso de un mamo de la Sierra Nevada, en su lengua, como debe ser; la banda grabó este disco allí, sin los afanes de la ciudad.

Hay que seguir escuchando a Bomba Estéreo, una banda que no se queda en lo cómodo y lo más comercial, exploradores no conformistas; se les pueden criticar algunas cosas, pero su calidad musical es innegable. También es un grupo que abre puertas hacia otros proyectos más alternativos, y quizás más profundos; nos invita a explorar nuestras raíces musicales, a escuchar a los creadores de la cumbia, la champeta y tantos ritmos nuestros que nos enriquecen. Y a que busquemos a los artistas que desde los lugares originarios de estas músicas están recreándolas en medio de circunstancias más precarias y difíciles.

Juan Sebastián Lozano

Periodista colombiano, escribe sobre libros y música. Su primer libro de cuentos, La vida sin dioses, será publicado próximamente por Calixta Editores.