Adolfo Zableh regresa a la Barranquilla de su memoria en su nuevo libro “Paraísos en el mar”.
A propósito de su más reciente libro, una entrevista con el columnista y escritor barranquillero.
Paraísos en el mar (Rey Naranjo Editores), la nueva novela del periodista y escritor barranquillero Adolfo Zableh, es un recorrido por la Barranquilla de finales de los años 80 y principios de los 90 que nos lleva de vuelta en un viaje familiar e iniciático a una ciudad curtida, casi olvidada en el tiempo, en la que se escenifican las vivencias adolescentes del autor entre minitecas, quinceañeros, conciertos en el Metropolitano, arroyos y baños bajo los fuertes aguaceros barranquilleros. Zableh nos entrega un relato universal y nostálgico en el que la música –Paraísos tiene su propia “banda sonora” con agrupaciones como Chayanne, Roxy Music, Pet Shop Boys, Erasure, o el rock en español de Fito Páez o Soda Stereo– crea un edén lleno de canciones y rituales sencillos de las ciudades donde nacimos pero que en algún momento debimos abandonar en busca de otros rumbos.
Dialogamos para Contexto con Zableh acerca de este corto pero universal relato suyo que como los buenos libros nos deja con ganas de seguir leyendo más.
Cristina Said: ¿Cómo te sentiste al pasar de escribir de un género corto como las columnas a un libro?
Adolfo Zableh: Era un giro que quería hacer hace rato, sabía que quería pasar a otro género, lo que no sabía era en qué momento lo quería hacer. Apenas hasta ahora me siento bien y en la capacidad de hacer literatura. Quise alejarme un poco del periodismo y centrarme en la literatura. Lo empecé a escribir entre mayo y julio del año pasado, aprovechando el encierro pandémico.
C.S.: Nos dejaste picados, ¿por qué solo 130 páginas?
A.Z.: Esa era la idea… y me gusta escribir corto, no ahondar en ciertos asuntos. Es la primera vez que yo me siento a escribir una historia larga desde cero y este libro fue un gran ejercicio. Siento que lo que tenía que escribir sobre Barranquilla ya lo escribí. Tengo ahora adelantados otros libros. El próximo es sobre mi mamá y la muerte. El gran asunto de la vida es la muerte entonces creo que voy a seguir por esa línea.
Paraísos en el mar tiene su propia “banda sonora” que ambienta cada pasaje del libro. ¿Por qué musicalizar el relato?
Soy muy musical. La música no es que sea un hobby extraordinario, pero la llevo conmigo. Cuando escribo, pongo canciones que me sirven de inspiración, me sirven para coger el ritmo. Eso tiene la música, que vuelve lindos los momentos que tal vez no lo fueron tanto. Con respecto a la banda sonora del libro, quise meter una mezcla de lo que yo oía en esa época en Barranquilla, en mi adolescencia, con lo que oía mientras escribía. Quise dejar algunas canciones que para mí fueron significativas, así como otras que descubrí mucho después con otras personas e incluí en la historia.
Haces un homenaje a Barranquilla en tu libro…
Lo escribí como una necesidad, sentí que tenía que escribirlo y sanarlo. Así vayas siempre hacia adelante, algo tuyo se queda viviendo en los episodios del pasado y con el tiempo uno a uno van saltando sin que los veas venir. No es que tú los invoques voluntariamente, más bien ellos regresan a ti cuando creen conveniente recordarte que hay que volver a poner los pies sobre la tierra. Eso viene siendo Barranquilla para mí, mi eterno paraíso en el mar; el lugar y el recuerdo a la vez, el tiempo y el espacio. No es solo una ciudad, es un reloj que va hacia adelante o hacia atrás según le convenga.
Barranquilla para mí es el lugar y el recuerdo a la vez, el tiempo y el espacio. No es solo una ciudad, es un reloj que va hacia adelante o hacia atrás según le convenga.
Te faltó hablar sobre el Junior…
Por ahí lo menciono por encima pero no quería que fuera un libro sobre fútbol, me habría salido un libro de 400 a 600 paginas y esa no era la idea.
¿No te parece que desde el interior del país se ha impuesto una literatura de los traumas y vivencias personales?
Hay mucha necesidad de hacer catarsis, mucha soledad, la gente está muy sola y encuentra compañía en sus audiencias virtuales y en la agresividad y la peleadera. Están de moda esos libros autobiográficos, de historias de superación, así no sean catalogados como libros de superación. Hablar de uno mismo es muy fácil, hablar en primera persona es muy sencillo. Mucha gente quiere una voz y quiere hablar de sí mismo y eso es respetable y válido. Yo empecé escribiendo así, pero llegó un momento en que el personaje tenía que dejar de ser yo mismo. Más allá de que yo siga escribiendo en primera persona el personaje no soy yo, o por lo menos no solamente yo, hay otras personas y otras situaciones. El mundo está repleto de historias y situaciones de las cuales vale la pena hablar. En eso estoy.
¿Ya dejaste de pelear en las redes?
Sí, yo creo que he dejado de pelear casi en un 100 por ciento pues me parece un desgaste estar uno imponiendo su opinión con gente que no conoce. No vale la pena.
¿Qué opinas de esas personalidades de redes sociales que luego de tener muchos seguidores –tú tienes muchísimos seguidores– salen a pontificar sobre lo humano y lo divino. ¿No será una trampa del ego?
Las redes sociales tienen su lado bueno y malo. Lo bueno es que todo el que quiera puede dar su opinión. Antes, si no eras alguien importante, no tenías forma de que te escucharan. Lo negativo es que quizá nos creemos el cuento de que todo lo que decimos es importante y relevante y que la gente nos tiene que poner atención sí o sí. Entonces nos hemos sobreactuado por eso, nos hemos creído el cuento de la importancia y de la fama en internet. Creo que es simplemente eso.
Para quienes nos hemos ido de nuestra ciudad Paraísos en el mar es una historia universal a pesar de ser un libro muy caribe.
Claro, es que más allá de que ocurra en Barranquilla, la nostalgia y el desarraigo son sentimientos universales. La historia está narrada en Barranquilla porque es el sitio en el que yo nací, pero en China o en Argentina la nostalgia y el recuerdo son sensaciones con las que convivimos todos los seres humanos. La intención con la que escribí este libro era esa, aunque podría parecer un libro muy local, el sentimiento es universal. Todos en la vida hemos renunciado a algo o perdido algo y cuando queremos recuperarlo hemos descubierto que no se puede y lo que era antes ya no es ahora.
4 fragmentos de “Paraísos en el mar”
“Avanzamos por la vida rodeados de temas sin resolver y la relación con el sitio donde nacimos es uno de ellos. A veces lo que debería ser nuestro lugar en el mundo se convierte en un fantasma que nos visita cada tanto con el único fin de atormentarnos, y si no hacemos las paces con él, nada, ni el paraíso más bello sobre la tierra ni las personas que nos quieren, será capaz de reconfortarnos”.
“Nunca querrás volver a la adolescencia, pero la vas a recordar con cariño porque esos días son únicos y no regresan. Hoy veo lo rápido que pasaron aquellos días y siento un poco de lástima por mí. Todo a lo que me negué, gente que dejé pasar, emociones”.
“Cuando vas de visita a la ciudad donde naciste no vuelves en realidad a ella, vuelves es a tu pasado”.
“Algunos no queremos crecer del todo no porque queramos ser unos adolescentes eternos, sino porque desde el comienzo intuimos que lo único que hay al final es la muerte”.
Cristina Said
Periodista, especialista en Desarrollo Organizacional y Procesos Humanos de la Universidad del Norte.