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Un champán navega por el río Magdalena en tiempos del Caribe neogranadino.

San Jacinto, San Juan Nepomuceno, Corozal, Sincelejo, Lorica y Montería, son solo algunos de los asentamientos humanos organizados por colonizadores españoles en la segunda mitad del siglo XVIII.

En este segundo artículo, analizaremos los asentamientos humanos organizados en la segunda mitad del siglo XVIII en la provincia de Cartagena por Antonio de la Torre y Miranda, Joseph Palacios de la Vega y Francisco Pérez de Vargas.

En 1774, a los pocos años de haber concluido su misión colonizadora De Mier y Guerra, el gobernador de Cartagena autorizó al entonces teniente Antonio de la Torre y Miranda, para que revisara la situación de las poblaciones de la provincia de Cartagena y procediera a refundarlas. De la Torre realizó seis salidas entre 1774 y 1778, durante las cuales hizo 43 refundaciones, entra las que se destacan El Carmen, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, Magangué, Sincé, Corozal, Sincelejo, Sahagún, Lorica y Montería, entre otras. De todas estas refundaciones, con el tiempo dos se convirtieron en capitales departamentales como fueron Montería y Sincelejo.

En el caso específico de Corozal (1775), De la Torre trazó nueve calles, una plaza y una iglesia, pero así mismo en sus alrededores decomisó 85 alambiques donde se preparaba licor de manera ilegal. El propósito del “congregador” fue organizar en Corozal una sede de la Real Fábrica de Aguardientes, además de contar con una administración de tabacos, un juez y un alguacil mayor. No hay duda que Corozal se convirtió en la sede señorial de las sabanas, donde se instaló y desarrollo un poderoso modelo latifundista y ganadero que se replicó en gran parte del Caribe neogranadino.

El otro caso interesante fue el del sacerdote Joseph Palacios de la Vega, quien llegó a Cartagena de Indias en 1783. Ante su delicada situación de salud, el Virrey Caballero y Góngora lo encargo de catequizar a los indígenas del río San Jorge, al sur de la provincia de Cartagena. Su misión consistía en obligar a los indios y negros fugitivos a establecerse en poblaciones refundadas por el propio sacerdote. Algunos de los pueblos reorganizados por Palacios de la Vega fueron San Cipriano en 1785, donde estableció indios chimilas y chocóes. Este sería el primer caso probado del traslado de chimilas a la margen occidental del río Magdalena. En Ayapel estableció 130 familias del palenque de Carate. Otras poblaciones reorganizadas fueron Majagual, Algarrobo, Jegua, Yatí, Tacasaluma, Tacaloa y Tacamocho, entre otras. En total fueron cerca de doce refundaciones, por lo que hubo necesidad de trasladar o acabar unas 16 rochelas. De todas las refundaciones por parte de Palacios de la Vega, las dos más importantes fueron Ayapel y Majagual. Esta actividad colonizadora jugó un papel destacado en la formación de la población rural de la actual región del Caribe colombiano. Palacios de la Vega fue “a veces más soldado que sacerdote, más conquistador que misionero”, por lo que Riechel-Dolmatoff lo definió como “el último conquistador del Nuevo Reino de Granada”.

Por su parte, el Virrey Sebastián de Eslava designó al alcalde pedáneo de Barranquilla y Soledad Francisco Pérez de Vargas para la refundación de cerca de ocho poblaciones, entre ellas Sabanalarga (1743), Baranoa, Galapa, Juan de Acosta, San Luis Beltrán (Polonuevo), Santo Tomás, Tubará y Ponedera, todas en el partido de Tierradentro, actual departamento del Atlántico.

De todas las refundaciones por parte de Palacios de la Vega, las dos más importantes fueron Ayapel y Majagual. Esta actividad colonizadora jugó un papel destacado en la formación de la población rural de la actual región del Caribe colombiano.

En síntesis, durante el siglo XVIII en la antigua provincia de Santa Marta se fundaron cerca de 40 pueblos, más de la mitad por De Mier y Guerra. En la provincia de Cartagena se congregaron 63 pueblos, la mayoría por De la Torre y Miranda. En total fueron más de cien nuevos pueblos congregados en los actuales departamentos continentales del Caribe colombiano, que integraron parcialmente la región a través de nuevos caminos y vías fluviales, revitalizando su sector rural. La población actual de esas refundaciones, de acuerdo con el Censo de población de 2018, se eleva a 2,6 millones de habitantes, lo que representa cerca del 25 % de la población total del Caribe colombiano.

Joaquín Viloria De la Hoz

Doctor en Historia de la Universidad Autónoma de Puebla, México. Desde 2010 es el Gerente del Centro Cultural del Banco de la República en Santa Marta. También se desempeña como profesor catedrático de Historia Económica de Colombia e Historia Económica del Caribe Colombiano en la Universidad del Magdalena.