100 años del Banco de la República y su labor en la ciudad de Santa Marta

En la historia económica de Colombia, 1923 aparece como el año en que termina el siglo XIX colombiano, que algunos historiadores datan entre 1810 y 1923: a partir de este último año, se registra un crecimiento de las exportaciones cafeteras, el auge de los créditos externos y la construcción de infraestructura de transporte, como fue el caso de los ferrocarriles y las carreteras.

En el decenio de 1920, el Gobierno Nacional evaluó conveniente adelantar  una reforma al sistema financiero y fiscal del país, por lo que en 1923 contrató una misión de expertos norteamericanos, a cargo del profesor Edwin Kemmerer. La Misión Kemmerer presentó diez proyectos de ley, de los cuales el Congreso de la República aprobó ocho, siendo los más reconocidos la creación del Banco de la República, la Contraloría General de la República y la Superintendencia Bancaria (actual Superintendencia Financiera), instituciones aún vigentes.  

La Ley 25 del 4 de julio de 1923 fue denominada Estatuto orgánico del Banco de la República. De acuerdo con esta Ley, el Banco fue autorizado para ser el único emisor, hacer préstamos y descuentos, recibir depósitos, comprar y vender oro amonedado o en barras, actuar como oficina de compensación, así como servir de agente fiscal y principal depositario de los fondos del Gobierno Nacional, departamentos y municipios. Así mismo, el Banco de la República fue encargado de administrar las reservas internacionales de Colombia.

El Banco de la República abrió sus puertas al público hace cien años, el 23 de julio de 1923. En ese mismo año se aprobó el funcionamiento de las Agencias de Medellín, Bucaramanga, y luego Cali, Barranquilla y Manizales. En junio de 1924, se encontraban funcionando nueve agencias en las ciudades ya citadas, además de Cartagena, Cúcuta, Pasto y Popayán. En 1925 entraron en operación las agencias de Ibagué, Neiva, Santa Marta y Tunja, “quedando así establecidas agencias del Banco en todas las capitales del Departamento”, como lo exigía la ley orgánica del Emisor.

El Banco de la República asumió, durante las dos primeras décadas de su funcionamiento, diversas labores que no se correspondían con sus funciones originales de banca central. En efecto, en 1932, suscribió un convenio con el Gobierno Nacional para administrar la explotación de las salinas terrestres de Zipaquirá, Nemocón y Sesquilé. Luego, en 1942, ampliaron la concesión a las salinas marítimas de Galerazamba, Tasajera, Pozos Colorados y Manaure. 

En 1935, el Gobierno y el Banco de la República celebraron un contrato que dio origen al Fondo de Estabilización, que se convirtió en una entidad adscrita al Emisor. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno le encargó al Banco ejercer la administración fiduciaria de los bienes que en Colombia tuvieran los ciudadanos de Alemania, Italia, Japón y otros países del Eje, a través de este Fondo. Luego, en 1942, el Gobierno Nacional delegó en el Banco la administración y manejo de la Casa de Moneda de Bogotá, la cual incluía la imprenta de billetes, la planta de cospeles y planta de acuñación, lo que se sumaba a la apertura de las agencias de compra de oro que había empezado en la década de 1930. 

Adicionalmente, a partir de los resultados satisfactorios de la Concesión Salinas, en 1946 el gobierno le encomendó al Banco de la República la administración delegada de las minas de esmeraldas de Muzo y Coscuez, las cuales se encontraban inactivas desde 1938. Esta actividad minera la desempeñó el Banco hasta 1969, cuando la Empresa Colombiana de Minas tomó posesión de los yacimientos esmeraldíferos. 

Para el caso de Santa Marta, la agencia del Banco de la República abrió sus puertas en mayo de 1925, en un local compartido con el Banco Agrícola. Su primer director fue el doctor José Ramón Lanao Tovar, quien estuvo en el cargo hasta enero de 1929. En el primer semestre de 1932 se inauguró el Edificio del Banco de la Republica, construido por la firma barranquillera Cornelissen & Salzedo S.A., al lado del edificio que actualmente ocupa la Alcaldía Distrital. A mediados del siglo XX, el Secretario General de la Junta Directiva informaba de la necesidad de construir un nuevo edificio o ampliar el existente, pero la sede del Banco en Santa Marta va a permanecer en este edificio por más de tres décadas.

En diciembre de 1967 el Banco de la República le compró a la Superintendencia Bancaria el edificio del Banco Bananero del Magdalena, donde actualmente funciona la DIAN. Allí permanecieron las oficinas del Banco durante dos décadas, hasta junio de 1987, cuando el Emisor se trasladó al edificio que construyó frente a la bahía de Santa Marta y a un costado del Parque de Bolívar. Este es un edificio post-moderno, diseñado por el arquitecto Hernán Vieco. 

Las actividades culturales del Banco de la República iniciaron su descentralización en 1979. En ese año, el Banco implementó algunos eventos en la ciudad de Medellín y firmó un comodato con la Gobernación de Bolívar, para administrar la Biblioteca Bartolomé Calvo. Para el caso de Santa Marta, la actividad cultural del Emisor se inició en 1980, con la inauguración del Museo del Oro Tairona el 17 de diciembre, día en que se conmemoraba el sesquicentenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar. Éste sería el primer museo regional del Banco de la República. Desde su inauguración, el Museo ha funcionado en la Casa de la Aduana, inmueble de origen colonial, donde estuvo alojado el Libertador Simón Bolívar y, luego de su fallecimiento, donde fue velado en cámara ardiente. La Casa de la Aduana fue sometida a un proceso integral de restauración para albergar al nuevo Museo del Oro Tairona, el cual fue reinaugurado en el año 2014. 

Por su parte, la Biblioteca fue inaugurada el 17 de octubre de 2001, con una colección bibliográfica superior a los 11.000 volúmenes. Esta fue rebautizada como Biblioteca Gabriel García Márquez y en la actualidad su colección bibliográfica supera los 43.00 volúmenes. En síntesis, el Banco de la República cumple 100 años de ser el Emisor y banco de bancos, brindando estabilidad y confianza a la economía nacional. Así mismo, en Santa Marta ha liderado la actividad cultural durante más de cuatro décadas, en torno a los servicios brindados por el Museo, la Biblioteca, la Sala de Exposiciones y la Temporada de Conciertos, además de una nutrida programación cultural de seminarios, simposios y talleres que se reparten a lo largo del año.