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Fiori, un tigre de la cultura: Foto: El Tiempo.

John Better recuerda a Heriberto Fiorillo 

Doliente, necio, consentido y caprichoso, John Better se ampara en la cruda y delicada belleza de su poesía para que lo apreciemos en su escandalosa integridad. A veces he querido reprenderlo, golpearlo, sacarlo del universo de mis afectos, pero sus versos me revelan, uno tras otro, el tesoro que guarda en su armario y yo lo vuelvo a querer. 

Esto escribió en 2008 el periodista y escritor Heriberto Fiorillo en la contraportada de uno de mis libros. Así era él, honesto y brillante. Le sobraba alma para compartir con los huérfanos su buen humor y conocimientos.

Lo vi y escuché por primera vez en la serie Talentos de Audiovisuales, en un episodio en donde entrevistaba y “desnudaba” al icono gay Barranquillero John Pantoja, famoso transformista que hacía los mejores performances de Madonna de los que se hayan tenido noticias en esta ciudad. Todo un visionario, Fiorillo hablaba de temas que para la época causaban pequeños escándalos.

Siempre me impactó su imagen. Parecía un personaje salido de una película de mafiosos italianos. Lo tuve frente a frente en junio de 2007, cuando me hizo llamar a su cuartel.

Subí las escaleras de su Cueva y en un rincón bajo su sombrero y tras sus lentes oscuros se expandía Heriberto Fiorillo. Un poco mayor que aquella imagen de Talentos y algo rollizo, abrió la boca para decir: “Siéntate tigre, por ahí te he leído”. Mandó a pedir algo de tomar y nos fundimos en una charla que no terminaría hasta diciembre de 2020, año en el que nos fuimos alejando uno del otro. Ya la única opción que le daba a mi amado padrino era la de golpearme sin misericordia. Aún así creo que nunca dejó de quererme.

Heriberto soñaba con una ciudad rodeada de arte. A eso dedicó su vida como periodista, cineasta y escritor.

Junto a Fiorillo compartí inolvidables instantes: cenas, almuerzos, visitas a su casa. Un son cubano sonando de fondo mientras él preparaba algún coctel en la barra de su cocina y Efraín Medina trataba de seducir a una peli rizada. “Sabes que soy la mejor bailarina del mundo y puedo pararme sobre una coa”, alardeaba Medina, mientras Fiorillo me lanzaba una mirada socarrona desde su mirada de limosina. No quedaba títere de la escena cultural con cabeza durante aquellos encuentros.

Heriberto soñaba con una ciudad rodeada  de arte. A eso dedicó su vida como periodista, cineasta y escritor. Desde su Cueva urdió un sinfín de proyectos que enriquecieron el nivel cultural de la región. El Carnaval de las Artes fue muestra de ello, una nave en la que este servidor fue un férreo tripulante. En medio del tintineo de las copas se oyen en los interiores las risas de Tinto Brass, Pedro Lemebel, Fernando Vallejo. Entre sombras la Tongolele mueve como maracas el caderaje, y el fantasma de Emmanuel (Sylvia Kristel) se sienta en las rodillas de Nelson Pinedo. Por cierto, en una última columna sobre un libro mío escribió al final, a manera de ‘gotica noticiosa’: Qué vaina, falleció Nelson Pinedo. Nos estamos muriendo. Lamentablemente esta vez la muerte tuvo la razón. Nos vemos bajo la lluvia, tigre.

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John Better

Poeta y escritor barranquillero autor, entre otros, de los libros China White (2006), Locas de Felicidad (2009) y las novelas A la caz(s)a del Chico Espantapájaros (2016) y Limbo (2020).