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Shakira y el puertorriqueño Alejandro Rauw cantan ‘Te felicito’, sencillo del décimo álbum de la cantante barranquillera.

El autor de este artículo escogió con el corazón ocho canciones de la cantante barranquillera y analizó su poesía. Que se extingan todas las puestas de sol pero que nos quede esta lista urgente.

Durante mi infancia los adultos explicaban su fama como el fruto de un pacto diabólico. Era difícil no estar de acuerdo: hay que retar a los dioses para cantar y moverse así; hay que jugar con fuego. En un videoclip en el que emerge de las aguas como Afrodita explicó que sus senos no podían confundirse con montañas, quizá para advertirnos que lo suyo era una cuestión geológica y que su contoneo podía despistarnos.

Shakira Isabel Mebarak Ripoll (Barranquilla, 1977) ha recibido todos los premios y reconocimientos atesorados por la industria musical o del entretenimiento. La barranquillera más famosa –la persona colombiana más famosa– habla todos los idiomas que nos interesan, en especial los que tienen que ver con gestos y sonidos que sacuden multitudes. Ella le puso banda sonora a un mundial de fútbol, uno de los más emocionantes precisamente por su Waka Waka; y su presentación en un Super Bowl –se dice quizá con demasiado furor y esnobismo– fue el último espectáculo masivo antes de la pandemia de COVID-19.

Los temas de los que se rumora que copió una melodía o hurtó una letra podrían completar un disco. Quizás asumir que lo suyo es una farsa, mientras toda la industria musical vampiriza y remezcla lo que alguna vez sonó mejor o diferente, nos hace sentir menos presa de su hechizo global. ¿Qué nos ha hecho esta mujer que lleva 30 años mostrándole al mundo que el corazón se aloja también en la cadera?

Las acusaciones de fraude fiscal en España y su separación con el defensa del Barcelona Gerard Piqué son lo más destacado de su biografía mediática reciente. En el espejo de sus presuntas deudas, en el amor y el desengaño nos hemos visto reflejados, y rotos. Hemos vuelto a sus canciones para rastrear asociaciones personalísimas, o chismes. “No me digas que lo sientes / Eso parece sincero, pero te conozco bien y sé que mientes” dice en Te felicito a un Piqué –queremos creer que a él– que ha sido abucheado en los estadios con el grito de “¡Shakira!”.

 

Dejando en claro que no sabemos nada de su vida, o que lo sabido son sus canciones –que ya son la vida y la confesión amorosa más grandes–, sus desamores, que también florecen en la imaginación, nos marcan ferozmente. Y un ‘amor no correspondido’ da siempre qué pensar. Walt Whitman los veía con gratitud; con ellos, decía, podía componer canciones. Shakira también lo hace, rompiéndose en cada verso para sacarse una garrotera o quedar Ciega, sordomuda:

Este amor no me permite
Estar en pie
Por que ya hasta me ha quebrado
Los talones
Aunque me levante volveré a caer
Si te acercas nada es útil
Para esta inútil

Bruta, ciega, sordomuda
Torpe, traste y testaruda…

 

Sus versos enamorados recuerdan lo que Vita Sackville-West le dijo a Virginia Woolf en una carta: “He quedado reducida a algo que desea a Virginia”.

Por ti me he convertido
En una cosa que no hace
Otra cosa mas que amarte

¿Hay cosificación más elocuente que la de un amor que se reduce hasta el infinito?

Para muchos la primera Shakira, la pelinegra, es la más agraciada y versátil en sus composiciones. A mí me cuesta separarla o empaquetarla, además que ya era rubia cuando escribió –o cuando hizo el video– de Que me quedes tú, una declaración de amor que se torna más apremiante en medio de anuncios apocalípticos:

Que desaparezcan todos los vecinos
Y se coman las sobras de mi inocencia
Que se vayan uno a uno los amigos
Y acribillen mi pedazo de conciencia

Que se consuman las palabras en los labios
Que contaminen todo el agua del planeta
O que renuncien los filántropos y sabios
Y que se muera hoy hasta el último poeta

 

La insistencia en el fin de todo (“y se extingan todas las puestas de sol”) sugiere que el verdadero cataclismo estalla en la ausencia del amor. En el amor está la salvación, aunque suene obvio:

Pero que me quedes tú y me quede tu abrazo
Y el beso que inventas cada día
Y que me quede aquí después del ocaso
Para siempre tu melancolía

En Día de enero, en cambio, canta el amanecer de un amor y se proclama cuidadora del mismo, sanadora de heridas que sangran un despertar lleno de futuro –en el primer mes del año–: “Pero mi loco amor / Es tu mejor doctor”.

 

Así, el día y la sombra atraviesan sus notas; su paisaje colma de montañas, mares y ríos el cuerpo de la persona amada o amante:

[…] como el río Magdalena
Que se funde en la arena del mar, quiero fundirme yo en ti

 

De loba a gitana o de mujer intuitiva, descalzada, a simplemente la nacida en Barranquilla, la bailarina árabe, latina, universal; Shakira le habla a todas las lenguas y a la lengua misma.

Son líneas de Hay amores, que junto con La despedida integran la banda sonora de la adaptación cinematográfica de El amor en los tiempos del cólera (2007). ¿Quién mejor que ella y su bolero de lágrimas escarlatas para darle música al amor que florece en medio de la vejez y la peste?

A mediados de los noventa, esa misma voz lanzó una canción que parecía parir lo mejor de la poesía y la balada romántica, pero realmente le estaba dando un pulmón nuevo, que nos quita el aire. Antología, titulada con un término más propio de la academia y las publicaciones literarias que de la industria musical, supera todas las antologías amorosas reunidas y no reunidas de habla hispana; la ternura de “tus tantos dulces besos repartidos” sobrevivirá al fin del mundo.

 

En el mismo álbum Pies descalzos, el tema Estoy aquí señala la ilusión y la franqueza de una locura, vinculada también a los cielos y al calendario:

Y ahora estoy aquí
Queriendo convertir
Los campos en ciudad
Mezclando el cielo con el mar

[…] estoy enloqueciéndome
Cambiándome un pie por la cara mía
Esta noche por el día y que…

 

De loba a gitana o de mujer intuitiva, descalzada, a simplemente la nacida en Barranquilla, la bailarina árabe, latina, universal; Shakira le habla a todas las lenguas y a la lengua misma, como al zangolotearla ante la cámara en referencia a una expresión tradicional de mujeres libanesas, al Carnaval de Barranquilla o a la mera posesión y entrega del baile.

Volviendo a Te felicito, el tema salpicado por su escándalo amoroso, es una puesta en escena de la mentira, el escepticismo y el amor robótico. Arranca golpeando (“Por completarte me rompí en pedazos”). Es punk, o es pop, o es trap; te pone a bailar, y carece del lirismo que induce al llanto o te destroza en el coro. Pero es otra obra maestra de una genia que ha hecho más profunda nuestra vida amorosa y ha llevado el corazón a las sinuosidades de las caderas y a las alturas de las montañas.

Con lo que hay y faltó incluir en esta lista tenemos para enamorarnos, ilusionarnos o morirnos de amor inevitable… hasta que el cielo se canse de ver la lluvia caer:

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Kirvin Larios

Es autor del libro de relatos ‘Por eso yo me quedo en mi casa’ (2018). Ha publicado textos en El Espectador, El Tiempo, El Malpensante, Arcadia, Bacánika y en la Revista de la Universidad de México. Hace parte de las antologías de poesía ‘Nuevo sentimentario’ (2019) y ‘Como la flor’ (2021), y de la antología de cuento ‘Puñalada trapera II’ (2022). Fue periodista de cultura del diario El Heraldo y redactor en Colombia para Infobae.