Gilmer Mesa, narrador de la violencia nacional. Foto: Julián Gaviria.
El premiado escritor antioqueño, autor de las novelas “La cuadra” y “Las travesías”, en la entrevista casi instantánea de Contexto.
Gilmer Mesa nació en 1978 en la ciudad de Medellín. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Pontificia Bolivariana de esa ciudad, donde ha sido docente. La Cuadra, su primera novela publicada en 2016 por Penguin Random House resultó ganadora del Premio Cámara de Comercio de Medellín y es considerada uno de los debuts más deslumbrantes de la literatura colombiana de los últimos tiempos, poniendo su nombre en el radar de los nuevos escritores colombianos. Su prosa lacerante y honesta se mueve en las tempestuosas aguas de lo que han catalogado algunos como “Literatura de la violencia”, aunque lo de Mesa sea más una abertura sin anestesia al cuerpo castigado de ciertos sectores de nuestras más vulnerables tribus sociales.
El escritor antioqueño regresa en 2021 con Las travesías, una saga familiar en la que la violencia como herencia trágica marcará el destino de sus personajes.
John Better: ¿Qué voces hablan dentro de tus libros?
Gilmer Mesa: Variedad de voces: las múltiples mías que hacen que sienta a veces que escribir es una suerte de esquizofrenia creativa que lo salva a uno de la real. Las de muchas personas que conocí o vi de paso, y causaron una impresión tan potente en mí, que me sigue su presencia y casi que me obligan a crearles un origen o un destino. También las voces de muchas personas que quise y quiero y que ya no tienen voz pero su eco me persigue constantemente, y quisiera pensar que también están algunas voces de la gente sin voz en general.
J.B.: ¿Para qué te sirve escribir?
G.M.: Para tramitar mis dolores, mis afectos, mis inconclusos, mis fugas y para permitirme amores y odios que no puedo en la vida cotidiana.
¿Quién fue tu hermano?
La persona que mas quise en mi vida.
¿De qué color es la violencia?
Morada, una mezcla de azul obtuso y oscuro y rojo rabia y sangre.
Fuiste Premio Nacional de Novela con La cuadra. ¿Qué tanto ha cambiado esa cuadra?, ¿sobrevive aún?
La metafórica está intacta en mi memoria con sus abismos y sus afectos, con sus desmesuras y sus limitantes. La real ha cambiado mucho, las casas que yo conocí de un solo piso ahora son casi todos edificios de tres y cuatro niveles, y como comunica al barrio con su homólogo del frente por el puente de la madre Laura, se volvió una calle principal, quitándole la intimidad de subsuelo callejero y arrabalero que tenía, donde se jugaba escondidijo, chucha y futbol en el día, y en la noche se hacían bailes de baladas y salsa y pasábamos de la alegría al espanto en un minuto sin cambiar de mueca.
Saca un libro al azar de tu biblioteca y léenos un párrafo
“Cada día se mueren, en el mundo –en este mundo– 25.000 personas por causas relacionadas con el hambre. Si usted, lector, lectora, se toma el trabajo de leer este libro, si usted se entusiasma y lo lee en –digamos– ocho horas, en ese lapso se habrán muerto de hambre unas 8.000 personas: son muchas 8.000 personas”.
El hambre de Martín Caparrós
¿De qué nos habla el autor?
De un viaje por lo atroz y feraz que es el hambre en el mundo y cómo nos come esa fiera.
“Las travesías” narra la vida de una familia en distintos momentos y épocas y sus aciertos y desaciertos, sus vínculos y pérdidas, que de alguna manera son los mismos de Colombia en el último siglo.
Portadas de las dos novelas de Mesa, publicadas por Random House.
El joven catedrático y ensayista Juan Villegas dijo que corrías el riesgo de convertirte en el nuevo Jorge Franco, en el sentido de que tus obras podrían interesar a cineastas o plataformas como Netflix. ¿Qué opinas?
No suelo hablar sobre supuestos pero para no ser descortés con tu pregunta y contestarte, la verdad, de corazón, te digo que me tiene sin cuidado, ya bastante tengo con lograr darle forma a una novela que es un proceso arduo y complejo como para preocuparme por si funciona o no para una adaptación. Yo hago literatura y respondo por mis libros y lo que esta ahí adentro, lo que pase con ellos después no me interesa. Si alguien quiere adaptarlos para otros formatos será su versión y esa persona tendrá que responder por su resultado. Sobre convertirme en Jorge Franco, que es un tipo muy agradable y que ha sido muy querido y formal conmigo, me causa un poco de gracia porque si me conocieran sabrían que ya es bastante difícil ser yo mismo para pensar en ser alguien más.
Luces como un tipo rudo, ¿hay rabia cuando escribes?
Claro que sí, pero también hay amor y ternura y odio y envidia y todos los sentimientos que me embargan por momentos. Yo escribo para tramitar muchos sentimientos que tengo, como te mencioné anteriormente. Y lo de tipo rudo es solo un defecto de nacimiento (risas).
¿Armemos una pandilla con 5 escritores, dame nombres?
Te armo dos, la primera con mis escritores entrañables:
Mario Escobar Velásquez, Juan Rulfo, Ernesto Sábato, Fedor Dostoievski…y dos músicos… Rubén Blades y Gambeta.
Y la segunda, más pandillera y gangsteril, que me gustaría tener al lado en una pelea o en una farra.
Roberto Arlt, Luis Miguel Rivas, John Fante, Edgar Allan Poe, y dos músicos y un pintor: Joaquín Sabina, Fito Páez y Caravaggio.
¿La calle te ha dejado cicatrices?
Claro que sí, físicas y de las otras, y ambas se me notan.
¿Has estado en el filo de la navaja?
Algunas veces, y creo que faltan otras tantas.
¿Cómo son tus procesos de escritura? ¿Te aíslas?
Ojalá John. Nada, hermano, yo tengo que trabajar mucho dando clases y otras tantas actividades, entonces no tengo algo así como un proceso, ni un horario fijo, el día a día no me lo permite. Lo único que tengo seguro es que a diario debo escribir y lo cumplo, algunas veces solo dos renglones, otras veces cuatro páginas, según como me sienta, y a veces por la mañana otras por la noche, a medio día. Es decir, cuando pueda, porque ganas de escribir mantengo a toda hora, la verdad yo tengo más que escribir que tiempo para hacerlo, pero ahí vamos dándole sin prisa pero sin pausa.
Escribo para tramitar muchos sentimientos que tengo. Lo de tipo rudo es solo un defecto de nacimiento.
¿Cómo surge Las travesías, tu nueva novela?
Surge a partir de un montón de conversaciones que vengo teniendo con mi mamá sobre su familia, combinadas con las impresiones que tengo de algunos territorios rurales del país que he visitado en los últimos veinte años y de la ampliación de otros tantos interrogantes sobre el porqué de nuestra condición como país y del ethos violento que mantenemos y desarrollamos desde siempre.
¿Qué narras allí?
La vida de una familia en distintos momentos y épocas y sus aciertos y desaciertos, sus vínculos y pérdidas, que de alguna manera son los mismos de Colombia en el último siglo.
¿Qué la diferencia de La cuadra?
Esta novela se sitúa en la ruralidad mientras que La cuadra es claramente urbana. Es la diferencia más clara y también las épocas, esta es una novela mas amplia en el tiempo que abarca.
¿Qué autores nacionales te interesan?
Muchos, la lista es larga. Aparte de los de siempre, Gabo y Cepeda: Rivera, Carrasquilla y Mario Escobar, pero también los que siguen, Rafa Baena, Santiago Gamboa, el enorme Pablo Montoya y Alonso Salazar, Evelio Rosero, Juan Diego Mejía. De ahora, Rivas, Caputo, vos, Brito, García Robayo, Juliana Restrepo, Margarita Posada, Betancourt, Luis Noriega, Marta Orrantia, Andrés Mauricio Muñoz, Jesús Ovallos, Daniel Ángel, Junieles, Núñez, y tantos más.
Ahora estoy leyendo la última de Rubén Orozco y está bastante bien, yo creo que en Colombia se está escribiendo mucho y muy bien, hay tantos buenos y además me gusta mucho leer lo que va saliendo.
¿Qué es ser paisa?
Una entelequia, un mito funesto y peligroso.
Regálanos un fragmento de Las travesías.
“Cuando creía que sus deudas habían sido pagadas o cuando menos purgadas, un día Cruz se encontró con su pasado prohibido, tantas veces negado, de frente y sin apelación, y entendió que nadie puede esconder lo vivido ni renegar del pasado si no quiere que venga y lo halle, porque puede que al cuchillo se le olvide la puñalada, pero a la herida no”.
¿Qué te emparenta con Encías Sangrantes Murphy?
Es un personaje encantador, un jazzman perdedor y alcoholizado, talentosísimo pero olvidado y con una ternura muy poderosa pero esquiva, por lo cual me encanta. En realidad yo escogí ese nombre para mi Facebook cuando unos amigos se empecinaron en que tuviera esa vaina hace como mil años y yo sospechando que era una herramienta que iba a traer mas problemas que soluciones decidí abrirlo con un nombre falso, solo para uso doméstico, pero después surgió lo del concurso y tuve que poner un seudónimo y puse ese mismo y cuando me lo gané, le cogí cariño al nombre y le atribuí poderes cabalísticos, entonces lo dejé y cada vez me gusta más llamarme así en esa vidilla pública e ilusoria del Facebook, pero ya no es por esconderme ni nada de eso, ya es solo por simpatía con el nombre.
¿Una canción para ser feliz?
Te digo dos que me ponen contento y me recuperan cuando se me enrevesa alguna tristeza… ‘Todo lo bueno tarda’, de Alcolirykoz y ‘El tema de Piluso’, de Fito Páez.
¿De qué forma es tu amor?
Amorfo.
John Better
Poeta y escritor barranquillero autor, entre otros, de los libros China White (2006), Locas de Felicidad (2009) y las novelas A la caz(s)a del Chico Espantapájaros (2016) y Limbo (2020).