Margarita Garcia

Foto: Candice Seplow. Unsplash.

“Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”, dice una conocida frase. En el caso colombiano, este es solo el punto de partida hacia La Verdad y la No repetición.

El Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición (SIVJR) establecido por el Acuerdo de Paz explica en sus documentos institucionales que “Buscar la verdad es nuestra misión. Que no se repita la historia es el compromiso de todo el país”. Para apoyar el cumplimiento de esos objetivos se creó en el seno del SIJVR la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CVCNR), entidad que el 28 de junio de 2022 entregó al país su Informe Final, su verdad acerca del conflicto armado. Es natural entonces preguntarse si para el país, víctima final de ese conflicto, conocer La Verdad, impartida justicia y ejecutadas las reparaciones se logrará en el largo plazo la No Repetición.

Hoy no parece realista apostar por ello pues persisten la polarización ideológica agresiva, el conflicto armado y los estallidos sociales, al igual que los asesinatos de líderes sociales, de periodistas investigativos y los homicidios grupales. Es como si el país entero supurara violencia y odio.

En 1910 George Santayana consignó en el capítulo 12 de su libro Reason in Common Sense la frase “Those who cannot remember the past are condemned to repeat it”, que suele traducirse de manera un tanto impropia como “Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Esa frase ha adquirido con los años estatus de principio universal aplicándose a un sinnúmero de situaciones para las que no había sido concebida, como afirmar que conocida socialmente La Verdad establecida por la CVCNR se dispone entonces de un fundamento sólido para garantizar el compromiso nacional de No Repetición. Malinterpretando a Santayana: conocida la verdad del conflicto el país ya no estaría condenado a repetirlo. Pero lo repite.

¿Por qué se da ese fenómeno de persistencia de la memoria?. Revisar una microhistoria puede ser ilustrativo.

El 12 de octubre de 2013 colapsó una torre del Edificio Space en Medellín. Hubo doce muertes. Ante tamaña tragedia la alcaldía contrató una investigación para determinar “las causas más probables del colapso de la Etapa 6 del edificio Space”. No pretendieron los investigadores determinar La Verdad pues los ingenieros y quienes trabajan en ciencias exactas tienen claro que existe un abanico de modelos explicativos y que algunos de ellos son más probables que otros. El escrutinio riguroso de esos modelos solo permite alegar en pro de Una Verdad: la más probable.

Los especialistas llegaron a una verdad ingenieril: la causa primaria o principal del colapso fue la falta de capacidad estructural de las columnas principales de la edificación para resistir el peso propio de la estructura y las cargas de servicio, señalando además que ello fue consecuencia del incumplimiento por los calculistas de las prácticas correctas en su trabajo.

Se adelantaron también controversias procesales ante autoridades competentes y se amplió el diagnóstico ingenieril estableciéndose una verdad procesal que dio cuenta de errores constructivos. Se determinaron responsabilidades. Se impartió justicia: hubo sanciones profesionales, penales y administrativas contra calculistas, constructores, curadores e incluso contra la municipalidad. Se ordenaron reparaciones económicas en favor de las víctimas.

El país como víctima final expidió la Ley 1796 de 2016 conocida como Ley Anti-Space con el propósito de contribuir a la No Repetición.

Pero esas verdades, la justicia impartida, las reparaciones y la Ley Anti-Space no fueron, ni son, y tal vez nunca serán garantía de No Repetición: el 14 de septiembre de 2022 la prensa informó que en Medellín había otros diez edificios que presentaban problemas estructurales, que cinco de ellos ya habían sido evacuados y que el edificio Continental Towers, desarrollado por los constructores del Space, tendría que ser demolido.

La microhistoria del Edificio Space sugiere que más que el conocimiento de la historia la prevención de la repetición de eventos indeseables exige un análisis de causa raíz muy serio. Unas preguntas de porqués sucesivos en reversa muestra una manera de hacerlo.

No basta el conocimiento de la historia para no repetirla. Hay que estudiarla, analizarla y entenderla, formular hipótesis causales.

¿Por qué se cayó el edificio? Porque la estructura no tenía capacidad portante adecuada y el edificio fue mal construido.
¿Por qué sucedió eso? Porque ni los calculistas ni los constructores hicieron bien su trabajo.
¿Por qué los calculistas no hicieron bien su trabajo? Una primera respuesta podría ser: a veces se cometen errores. Una segunda sería: los calculistas asumieron riesgos extremos lo que se tradujo en un diseño estructural inestable ab initio.
¿Por qué los calculistas tomaron tal nivel de riesgo? Respuesta especulativa: para ahorrar costos en materiales a pedido del constructor.
¿Por qué los constructores actuaron así? Una respuesta probable: Porque pensaban que nada pasaría y nadie se daría cuenta.
¿Por qué los controladores no se dieron cuenta? Quizá porque la licencia de construcción se expidió con ligereza y además los interventores se hicieron la vista gorda de manera también ligera.

La causa raíz a la que se llega apunta a la existencia de un entorno cultural corrupto, lo que permitiría entender con más facilidad por qué se tienen hoy en Medellín esos otros diez edificios con problemas. Más allá de una verdad ingenieril y de la ampliación obtenida buscando una verdad procesal se tendría entonces una verdad más profunda que como toda hipótesis científica puede someterse a contraste.

Resulta claro de esta microhistoria que es epistemológicamente inadecuado hablar de La Verdad, asunto claro para los filósofos afectos a la ciencia. Solo debería hablarse de aproximaciones sucesivas a modelos explicativos de la realidad.

No basta el conocimiento de la historia para no repetirla. Hay que estudiarla, analizarla y entenderla, formular hipótesis causales contrastables con los datos numéricos, dilucidar o al menos tratar de dilucidar las causas raíz, pero en especial aceptar sin angustia y con humildad que no existe La Verdad y que las aproximaciones sucesivas a ella son una búsqueda incesante que nunca terminará. Por ello, el trabajo coordinado de la SIVJR y de la CVCNR es solo un punto de partida en busca de la No Repetición.

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julio-martín
Eduardo de la Hoz

Ingeniero y animador de lectura.